No me gusta nada desilusionarme. Y mira que lo hago con frecuencia. Pero sigue sin gustarme. Es esa estúpida costumbre mía de creer en los milagros. Aunque debo señalar que mi costumbre me mantiene viva y coleando y con más valor que muchos otros por ahí. Hoy me tocó una pizca de desilusión _casi esperada_ con una persona.
Tengo un amigo que pertenece al grupo de sufridores integrado por casi toda la humanidad. Nadie lo reconoce, claro, pero todos, en algún momento, caemos en la tentación de pensar que somos unas estupendas personas porque sufrimos mucho. A él le pasa esto. No sé hasta qué punto es consciente pero, sin duda, lo ejerce a conciencia y con tenacidad.
Es un hombre bueno, con matrimonio roto hace milenios, dos hijos adolescentes. Bella persona, con ganas de vivir, mucha necesidad de cariño y sin la menor idea de cómo organizar todos esos sentimientos. Se dispersa queriendo hacer todo y, por lo tanto, no haciendo nada.
Sueña con rehacer su vida pero sólo mira al pasado, ahí donde duele, ahí donde nos doblamos, ahí donde se cierran las puertas. Intenta buscar nuevas amistades, se apasiona por un gesto de ternura (tan manifiestamente ausente de su vida, tan necesitado de ella). Es un hombre de éxito, un empresario bien situado, faceta ésta que choca frontalmente con su actitud en su vida personal.
Ha sido chantajeado por su ex mujer durante largos años de su matrimonio. Sacrificó su necesidad de amor, de sexo y hasta sus bienes para conservar a sus hijos a su lado. Guardó silencio por ellos. Y un buen día, su entonces esposa decidió terminar con todo. Incluso con su nexo con su única razón de vivir. Grave error pero concienzudamente repetido por muchos.
Es un buen padre. Ama a sus vástagos entrañablemente, del mismo modo que podría amar y ser amado si se permitiese un soplo de aire fresco y de calor humano en su vida. Pero no es correspondido. No lo es porque ha sido cobarde, sigue siéndolo.
Sus hijos le juzgan porque ha decidido asumir el papel de "malo" para no dañarlos. Sin ver que el daño real se lo está causando de este modo. Su hija es casi adulta y el chaval adolescente. Ahora que es el malo no le está permitido salir y divertirse porque eso significa que es un sinvergüenza a ojos de su hija, hoy los papeles cambiados, hoy metida a madre (esa cosa ten fea que hacemos las mujeres con los progenitores cuando no sabemos nada de la vida). Le regaña, le angustia, le hace sentir culpable.
Pasó muchos meses apartado de ellos. Por no tener el valor suficiente para explicarles la verdad del final de su matrimonio. Y en lugar de sentarse, recuperar su rol de padre y sobre todo de hombre, y explicarles que, aunque les amará por encima de todo, les apoyará por encima de todo, ellos deben aprender a recordar que él es el padre y le deben respeto, sigue ejerciendo _y casi disfrutando_ su papel de perro apaleado. Algunas personas no saben qué hacer con su equipaje. No quieren aprender. No quieren evolucionar. Recoger lo que vale y tirar el resto. Ël miedo, los convencionalismos, la comodidad aunque sea en la soledad son más fáciles de llevar que tomar el toro por las astas.
Decidió recluirse de nuevo, ser un buen chico, seguir perdido. Sin recordar que los hijos no son nuestros. Están destinados a volar con ese egoísmo natural que es ley de vida. Ellos se irán. La chica con su novio a hacer lo que le venga en gana. El chaval con sus amigos. Con el tiempo formarán sus propias familias.
Él seguirá siendo el culpable de no se sabe qué (de no haber sido amado, de que el amor se rompiese como a tanta gente, de no haber tenido el valor de marcharse mucho antes, de todo lo que se le ocurra). Los años pasarán y se quedará solo. De hecho, lo está ya. Por no reconocer que la verdad es la que abre puertas y ventanas. Que el reafirmarse como persona le valdrá el respeto y la consideración de esos hijos desinformados que, tal vez un tiempo, tengan que masticar que la vida no es de color de rosa y que el responsable no es su padre. Los únicos responsables de ser unos desgraciados somos nosotros mismos. Y si le aman de verdad, le escucharán y, tarde o temprano, entenderán. Pero, como tantos, piensa que es más paternal sufrir, callar, mentir.
Hay una frase en un libro que dice: "¿Qué haríais si, ahora, Dios os dijese: Te ordeno que seas feliz por el resto de tu vida?". Pues eso es lo que nos ordena. Yo soy muy obediente.
¿Por qué no lo eres tú?
10 comentarios:
Ninfa... vengo a devolver tu visita... a conocer tu casa, y me encuentro con ésto, que espero no te moleste, pienso llevarme conmigo...
"Ël miedo, los convencionalismos, la comodidad aunque sea en la soledad son más fáciles de llevar que tomar el toro por las astas."
Fui como la persona que cuentas, tantas veces en mi vida, y a veces vuelvo a serlo. La postura de "victima" es como un narcótico, que te aleja sutilmente de la RESPONSABILIDAD DE SER... o de SER RESPONSABLE...
Me encantó tu casa, y vuelvo, vuelvo, vuelvo, tengo mucho por aprender!!!
Un Abrazo desde Bs As... aquí hace frío hoy!
Si algo de lo que yo cuento te sirve, ésta es tu casa. Y no vuelvas, quédate.
Un beso. Aquí hace un calor del diablo!!
Puedes ponerlo en práctica aunque seas ateo!!
Lamento mucho leer esto, imagino que significa lo que creo que significa.
Lo bueno de las desiluciones en personas peleonas, es la sorpresa que nos inunda cuando nos damos cuenta de que nada puede destruir nuestra capacidad de ilusionarnos cuando llega algo digno de dicha ilusión.
Pues sí, Soni. Afortunadamente, mi capacidad de ilusionarme sigue intacta. Para no caer en lo que critico!!!
No cupes, cariño, hay miles de ilusiones ahí fuera!
No es que en tu narración tuvieras intención de conmover, al menos eso creo ..pero..a mi me ha hecho "llorar" aunque con lágrimas de esas que van por dentro y no se ven...
Mis padres atraviesan una etapa algo..complicada después de treinta y tantos años de casados....en esta hisotia no se quien es más culpable, si el que vive en casa engañado o el que busca lo que necesita fuera...y estar en medio..es una mierda...
No siempre es fácil "tomar el toro por las astas"...a los hombres nos pierde nuestro "esquema mental" único,... ya sé ,... qué quizá es limitadito,... ya, pero es el nuestro...y, chica,... a veces no hay forma de "tirar palante"...
Me gustaría ser mujer temporalmente...o no?, bah, no lo sé...
santibichos
SOL, de simple nada
Lo que pasa es que para decir que tienes un SANTO cojonudo en semejante contexto está bien que te calles, jeje
Que a ti no te gusta quedar de chula (y eso que eres chulísima)
Y las buenas letras quizá no nos hagan crecer, pero desde luego no nos ningunean
Sino, ¡menudo cabrón sería el Leonardo da Vinci! (apunte no-solo-letras)
Ni son tan buenas letras ni, desde luego y puedo dar fe, tú tienes nada de simple, Solazo.
Anónimo, en el caso de tus padres, sólo puedo expresar mi opinión: no es cuestión de buscar culpables sino de buscar soluciones.
Han de hacerlo ellos y tú procura recordar que, independientemente de sus errores como pareja, siempre serán tus padres y presumo te quieren por encima de sus diferencias.
Ser padres y pareja no es algo ligado necesariamente. Intenta comprenderles. Si puedes, no he dicho que sea fácil. Pero procura no juzgar sin conocer las raíces profundas. Un beso y ánimo!
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