martes, julio 04, 2006

Ninfa en la Comisaría (Primera parte)

Está claro que los chiflados compulsivos somos de extremos. Me tiro casi tres años sin escribir una línea casi como una resistente y ahora tengo ganas de estar todo el día dale que te pego.

Me había prometido a mí misma no hablar de mí. Vamos, retomar mi estilo periodístico, aunque sea personalizado pero no entrando en una tendencia autobiográfica. Pero, chicos, ¡Es que me pasa de todo, todo y todo! He pasado la tarde en Comisaría. No, no, que nadie piense que, como siempre, me había metido en otro de mis líos. Es que llevo la palabra provocación escrita en la frente, está clarísimo.

Resumiendo, una lercha repartidora, tras una discusión por la ubicación de su puñetera camioneta que no me dejaba salir del aparcamiento, se me ha abalanzado y me ha pegado un tirón de pelos por la ventanilla de mi coche. Si te estás riendo, que sepas que te dedicaré un montón de maldiciones gitanas, brujerías gallegas y demás malos pensamientos pa los restos. ¡Que no tiene gracia, leñe!
Lo que no se esperaba la tía zorra es que mi menda, que es más chula que la leche, iba a llamar a la Policía para denunciarla. Debo añadir que me amenazó a posteriori y de todo.

Lo mejor es cuando llegó la pasma. El policía me toma declaración y la otra se pone a chillar. El poli (extremadamente atento y educado porque me porté como la dama que soy cuando me da la real gana) se gira y le dice que de alzar la voz nada. La lercha que se resiste y dice que soy una mentirosa y que me cagué en su madre (Esto no es exacto, la llamé hija de perra, que no es igual ¡Jajajaja!) pero que ella no me hizo nada de nada. Se pone a subir la voz, el poli que se pica, la tía empieza a tirarse más tierra encima (¡Dioosss, cómo disfruté!), se pone chula, el poli que se encabrona y la manda identificarse. El marido de la palurda que le dice que se largan. El policía que allí no se va ni Dios. Ella coge la agenda de su camioneta y dice que ella también va a llamar a la Comisaría porque "yo también conozco gente allí".

Os podréis imaginar cómo se puso el agente de la autoridad ¡Jajajaja! Uno: cuestiona su objetividad en las diligencias, le amenaza en plan "tú eres un pringado y voy a llamar a mis influencias", miente y grita. Dos: ofrece resistencia y no respeta las consignas de guardar silencio y no gritar. Espectáculo servido. Servidora se quedó allí de oyente la mar de entretenida.

El drama se desata cuando el policía le dice que se van a Comisaría y que se tiene que subir al coche. La vieja se resiste. El poli la mete pa dentro. Ella sale llorando porque ella, que es tan buena persona, no puede ir en un coche de Policía.
Llora y se pone suplicante: "¡Dios mío, ¿por qué nos trata así? ¿Por qué nos habla de esta manera?". Lo que hay que oír. Se dirige a mí y me dice: "Tú bien sabes lo que hiciste". Sólo una vez contesté: "No puedes pegarme". Fin del cuento.
El agente me dice que si quiero poner denuncia que vaya yendo a la comisaría. Allá me voy.

Me vuelve a tomar declaración _con la trifulca callejera no hubo manera_ y, superenrollado, susurra: "Tú no la has llamado hija de perra, ni una palabra sobre eso". Cuando le comento que, entre amenazas, me tomaron el número de la matrícula (aspecto éste que me preocupa sobremanera porque soy madre y sola en la vida...), añade: "Te dijeron que te iban a destrozar el coche...". Y yo, mirándole a los ojos: "Sí, bwana". Algo me dice que mi legendario atractivo para los agentes de la autoridad está en marcha, ¡jajajaja!

Cuando se termina la declaración con el instructor, me acompaña, me da su número de teléfono "por si me sirve de algo" y le digo que le debo una. Se sonríe y me dice que el número de poco más que para un café me servirá. Así que, con mi más seductora sonrisa, le aseguro que le llamaré para tomarnos ese café y... ¡adieu!
Al menos, veo que mi atractivo no me sirve sólamente para perder el trabajo y para que los hombres me vean como un puñetero objeto sexual. Si algún día necesito un protector, ya sé dónde tengo que llamar...

Por cierto, espero que los guardia civiles se me den igual de bien con la mierda ésta de los puntos, ¡jejejeje! Para otras cosas, ya sé de uno que se me da muy, muy bien.

Osú, qué vida de locos. Tengo el juicio el martes. Os mantendré informados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Ninfa !!!!
Diosss...vaya odisea !!!!
Joer para la señora, menudo personaje. Me encantó tu forma de relatar la situación y como disfrutabas con cada gambada de la señora, jajajajaja...mantennos informados :)
Abrazos !!!