viernes, febrero 29, 2008

He decidido...

Alguien me ha regalado este precioso poema hoy.

Creo que no es el único que puede sentirse reflejado en este texto y, por eso, quiero compartirlo, a pesar de no ser mío.

Dedicado a quien pueda interesar:

"He decidido quererte en silencio
para que mis palabras no amarren tu espíritu.
He decidido buscar el suelo bajo mis pies,
más allá de las fronteras de tu presencia.

He decidido buscarte en otras mujeres,
para equivocarme en la elección
y echarte de menos aún más.

He decidido simular que no me importas,
prescindir de tus besos, tus caricias
y ahora beso tu nombre y acaricio tu ausencia;

Y ahora, por fin, he decidido
nunca más decidir nada".

Y otro regalo. Como me han dicho, no es mío pero podría serlo...

"La cobardia es asunto de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias,
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar."


He colgado ya en otra ocasión esta canción (mi favorita del disco de La Quinta Estación) pero parece estar de permanente actualidad para mí. Hay vídeo nuevo y me va al pelo, así que aprovecho para compartirla con vosotros.

jueves, febrero 28, 2008

Frivolizando, que es gerundio

Un día más de éstos en los que me siento a escribir _como siempre_ por amor al arte. Se me ocurren mil temas para posts a lo largo del día y, cuando quiero acercarme a vosotros, se me queda la mente en blanco o vuelve, cual negro cuervo revoloteante, a mis añejos y aburridos problemas.

Finalmente, creo que pasaré por el aro telefónico (aunque a menos precio de lo que ellos pretendían). Una parte de mí dice que debo ahorrarme ese dinero pero la otra argumenta que internet es también un compañero excepcional en mi vida, el que me falta en la vida real.

Además de acercarme a lectores maravillosos ( Ayer conocí a Ángel, alguien, sin duda, especial, amante de la lectura y los sentimientos. ¡Qué maravilla el poder de la comunicación!), este blog ha traído hasta mí seres excepcionales, personas que han sido y son parte de mi vida. Por este motivo no creo que pueda ni deba abandonarlo. Me faltaríais todos vosotros aunque muchos me leáis en silencio.

Además, como estoy en etapa de frivolización (o socialización, lo iré decidiendo sobre la marcha), internet siempre ha sido una buena cantera para conocer gente. En un momento como éste, en el que procedo a la vieja operación de “un clavo saca otro clavo”, descubrir nuevas caras, hombres que me hagan sentir deseable y poder hablar con alguien mayor de siete años a partir de las diez de la noche, es una terapia importante.

No diré, como hace todo el mundo, que no he conocido a nadie por internet y que es una ordinariez hacerlo en este medio. Me ha salido igual de mal con los individuos que he conocido aquí que con los que he conocido de copas o me han presentado. Los tipos son los mismos, tienen las mismas carencias y repiten los viejos errores que no sirven para cabalgar a mi lado. Pero casi me quedo con los que conocí aquí. Al menos, antes de verles, sabía si podíamos hablar o no, si el individuo tenía algo en la cabeza o no.

No quita de que fuesen un fraude como todos (¡Ains, lo siento, si me muerdo la lengua me enveneno!) pero me entretuvieron más tiempo. Y conservo muy buenos amigos y amigas. Tendría que descubrir si hay un modo real para hacer dinero con el blog _es que lo necesito, chicos, de verdad_ pero me puede la apatía y la pereza en estas cosas. Reconozco que no creo para nada en la relación dinero-literatura (partiendo de que decir que lo mío es literatura tiene un porcentaje de osadía). Hay que tener mucha suerte y, como todos sabéis, la suerte no es lo mío.

Pues nada, que estoy en el mercado con nuevos bríos. Ya sabéis, me gustan jóvenes, altos _cuanto más, mejor_, pelo corto, afeitaditos y bien parecidos. Todo no será pero yo pido, que el que no llora no mama. Abstenerse los que buscan el polvo fácil (no es que yo vaya de difícil, es que todo cansa), los que esperan conocer una tía buena y complaciente (aquí tendrían que opinar los que me conocen pero no me interesa ese tipo de “amiguito”) y los que tienen poco que contar.

Es más, estoy por hacer un casting. Cosas más raras se han visto.

Definitivamente, estoy en fase de frivolización.

martes, febrero 26, 2008

Mañana puede ser un gran día...

Estoy que trino. Me cago en toda la publicidad engañosa, en la multinacional de servicios telefónicos que todos sabemos (por la empresa en la que trabajo me está prohibido citarla) y en la madre del cordero.

La alegría de tener internet en casita me ha durado dos telediarios. Se han saltado un montón de cifras a la hora de decirme los costes así que, visto el panorama, he devuelto el recibo y que les den mucho. Era importante para mí para poder trabajar desde casa cuando los niños se pongan enfermos pero no lo puedo pagar. Y odio que me estafen.

Nada, mantendré el blog a golpe de ciber y en el curro, fuera de horario, y santas pascuas. Es un mal momento para quedarse sin red, ahora que vuelvo al mercado. Siempre se conoce algo por aquí, mucha porquería también, pero también hay gente maja y hasta algún chico guapo. Como no tengo grandes expectativas emocionales me vale que me saquen a pasear y estén buenos. Todo el resto del paripé que se lo ahorren, estoy cansada de promesas apasionadas que se quedan en agua de borrajas.
Mira, la ventaja conmigo es que nunca prometo nada y, como no me creo nada, tampoco hay muchos problemas cuando la cosa se acaba. Es lo que tiene verlas venir. Y luego encima me tachan de fría. Si es que…

Estoy en proceso de renacimiento. Llevo una temporada de oruga, cargando con dudas emocionales de otros que no me correspondían ni me hacen ninguna falta. Así que, aprovechando la primavera, quiero resucitar a la mariposa que debe andar por ahí dentro. Me toca pasar una nueva página de esta novela _a veces patética_ que es mi vida. Así que este fin de semana me preparo para volver por mis fueros y armar un poco de jaleo por el mundo exterior. Algo hay ya en vistas. Os mantendré semi-informados…

Al menos me he llevado una alegría con el Óscar de Bardem. Me parece un buen actor aunque, a nivel personal, no sé si es pasota o un pelín sobrado de más. Lo de la cerveza en medio de la rueda de prensa queda un poco chorra y lo de que el Óscar es chupi sólo para emborracharse… no se lo cree ni él.

A ver, está bien no ir de superoscarizado pero, leches, que has hecho historia tío, que te sube el caché una millonada… No digas que no pasa nada porque es mentira y lo sabes. La pasta nos gusta a todos, el reconocimiento también y que te llamen los grandes directores de Hollywood, más aún. Vale que estamos en el país de la envidia pero… ¡No pasa nada, Javi, tío, has triunfado!

Yo no triunfo ni con Telef… (piiii) pero qué le vamos a hacer.

Cierro armaduras y me preparo para la primavera. Hace solete, tengo ganas de vivir y lo voy a hacer. Mañana puede ser un gran día.

¿Queda algún valiente sobre la faz de la Tierra? (No responder si no se está completamente seguro de lo que se dice…)

sábado, febrero 23, 2008

¿Quién...?

Dentro del espíritu dual que se debate dentro de este cuerpo, hay días en los que me da por pensar en todo eso que una esperaba cuando era más joven, más inexperta, más tierna, más crédula. Sigo pensando que mi estado natural es la soledad y no sólo por lo que a mí me gustaría sino también por lo que elijo y cómo lo elijo.

Hay una canción de Efecto Mariposa que me parece de una gran belleza por su simplicidad y las grandes pequeñas cosas que transmite. En otros tiempos yo vivía pendiente de todo eso. Era mi aspiración ser amada de ese modo cotidiano.

Llegó un tiempo en que tuve todo eso pero sin pasión, sin amor, sin apremio. Me consolaba pensando que eso era lo máximo a lo que se podía aspirar. Cuando llegó la hora de salir de la burbuja y el autoengaño decidí vivir intensamente y, en gran medida, lo logré.

Han pasado los años _unos pocos_ y, aún cuando sigo apostando por vivir al mil por mil, una se cansa de dar tumbos. De conocer personas que no te llenan, de regalar tu cuerpo a minusválidos emocionales. Es duro alcanzar la certeza de que la soledad es tu única compañera fiable.

De adolescente sufría enormemente por la soledad. No tenía una familia ni medio tradicional, nunca me había sentido querida. Todos mis afectos estaban y los busqué siempre fuera de casa. Ansiaba de tal modo que me amasen que me casé con quien lo hice porque me quería hasta el delirio y las relaciones de pareja que tuve antes de casarme se basaban en lo mismo: hombres atentos que vivían para mí. Yo nunca lograba amarles pero les quería entrañablemente por hacer aquello que mi propia familia no podía hacer por mí: darme amor.

Después de separarme busqué la pasión que aquel amante esposo era incapaz de darme y provocarme. La encontré, claro, eso es más fácil. Es muy importante la pasión en mi vida. Pasión sexual, emocional, vital. Sentirme viva es fundamental para mí.

Y aún cuando me siento muy viva, a veces me duele ser incapaz de encontrar a ése con el que compartir mis manías, mis buenos ratos, mis extrañas parrafadas y no aburrirle ni aburrirme de él.

Me duele que mi armadura funcione tan estupendamente que siga eligiendo imposibles y ser tan estúpida como para sentirme íntimamente decepcionada por haber logrado mi objetivo: enredarme en historias que no pueden ser. Así estoy a salvo, libre, independiente. Sola.

Muy de vez en cuando recuerdo a aquella adolescente que lo daba todo con tal de lograr que la quisiesen los amigos, los novios, los compañeros.

Hoy es uno de esos días en que siento que la libertad no me sirve si no la comparto. Que no me gusta tanto hacer cosas sola, salir de fiesta a ligar con mamarrachos, que detesto ver pasar los días sin que ocurra nada.

No me asusta pero me produce una amarga sensación de sabiduría estar enferma y tener que hacerlo todo sola. No esperar que me traigan una sopita o me cuiden. Había perdido la costumbre y el deseo de que me cuidasen.
Pero, al final, la realidad se impone. Allá, muy en el fondo, me entristece la falta de perspectiva, de esperanza, de ilusión por un futuro sentimental. Me lastima pensar que no me equivoco y que no hay segundas oportunidades. Que la vida es simplemente esto: un devenir de momentos a veces buenos, a veces malos, otras maravillosos, la mayoría un simple pasar.

Encima ponen El Guardaespaldas en la tele y quiero ser Whitney Houston antes de que le diera por amontonar basura. Aborrezco esas películas en que, no se sabe por qué, la chica deja pasar al hombre de su vida. O él la deja pasar a ella.

Mientras, como en la canción de Efecto Mariposa, continúo preguntándome…

¿Quién…?

viernes, febrero 22, 2008

Del color de la pantalla con que se mira

Estoy cansada. Una amigdalitis (más me valdría decir la cuarta en cuatro meses) me ha dejado baldada. He tenido fiebre para subirme por las paredes, no he podido comer, me duelen la cabeza, la garganta y los oídos y tal y tal. En fin, que estoy sin fuerzas ni para el fin de semana. Vaya por Dios.

A mí gusta hablar de cosas cotidianas. Como tengo tan mala leche las convierto, al contarlas, en algo divertido, o eso me dicen. Me pregunto sobre qué hablar hoy en medio del zumbido de mi cabeza.

Los foros son un mundo curioso, al menos para mí. Me refiero a la visión del foro en su versión original: punto de encuentro y conversación. Se encuentra ahí de todo una. Yo suelo tener feroces enfrentamientos periódicos con algún miembro o miembra de los grupos. Tengo ese aire combativo que tan estimulante es para unos y tan desagradable para las que van de almas cándidas aunque la mala leche les aflore por los poros. No tengo piedad con ellas y me divierte descubrirlas.

De niña me encantaba debatir. Ahora no tanto, me molesta discutir. Sin embargo, el que tuvo, retuvo y es difícil aparcar a la follonera que hay en mí cuando me siento provocada o atacada directamente por expresar mi opinión.

En un foro que yo frecuento hay españoles y muchos sudamericanos. Encuentras desde la gente más encantadora y culta, pasando por la más simple pero buena persona hasta la pedante insufrible. Lamentablemente, y teniendo como tengo espectaculares amigas argentinas, suelen ser las oriundas de estos lares las más “listillas”. Pedantes hasta decir basta e incapaces de corregir una declaración equivocada, no por mi visión sino por la apreciación conjunta del foro.

En los foros oigo de todo. Desde los que me echan de menos cuando no entro porque la cosa, de calmada, pasma de aburrida, hasta los que echan sapos y culebras sólo con ver mi foto. Eso sí, no dejo indiferente a nadie. Ahí reside el quid del asuntito.

Sin embargo, he hecho amigas entrañables. Con alguna de ellas _ambas de sangre muy caliente, demasiado parecidas_ con encarnizadas batallas escritas. Y luego la paz, el diálogo y la química personal.

Ése es el peligro y el encanto de internet. Puedes empatizar y tener mucho feeling a través de la red y, en persona, ninguno. Y a la inversa. Puedes/pueden mejorar con el directo hasta extremos increibles.

¿Por qué será? ¿Fingimos en la red, sacamos lo mejor, lo peor, lo que se espera de nosotros o, simplemente, nos creamos la imagen que nos parece del otro? Probablemente sea una mezcla de todo. Es parecido al amor, quizás. No todo es verdad ni es mentira.

Es del color de la pantalla con que se mira.

jueves, febrero 14, 2008

¿En la mejor edad?

Hace unos días (o un mes, qué sé yo, el maldito tiempo vuela) un buen amigo me hablaba, buscando temas para postear, de los cambios que ha experimentado la mujer dentro de la sociedad.

Yo me quejaba _como supongo que seguiré haciendo hasta que me acostumbre, o sea, otros diez años _ de lo terrible del cambio de década. El señor Duque aseveraba que, si las mujeres alcanzan la madurez sexual en la treintena larga, ganan aplomo y seguridad en los cuarenta y, en la sociedad actual, se mantienen mucho más atractivas que hace veinte años… se supone que la mejor edad de la mujer estaría entre los 40 y los 50.

Esto, que tiene su punto de verdad, suena a paradoja puesto que el declive físico más manifiesto se hace evidente en esta etapa. A mí me suena a consuelo. Conforme vamos cumpliendo años decimos que estamos en nuestra mejor edad. Yo no me lo creo mucho pero sus palabras me dieron qué pensar.

Ciertamente, la sociedad está mal organizada. Es un hecho que una mujer hecha y derecha (por dentro) tiene mucho más que ofrecer: serenidad, conocimiento de sí misma, de su sexualidad, capacidad de superación _con suerte_ de traumas, tabús erróneos y normas sociales que, afortunadamente, están cada día más denostadas.

Si sexualmente estamos en lo mejor, si somos interesantes, más cultas, más experimentadas, más tolerantes, más sabias… ¿Por qué ellos prefieren a las veinteañeras? ¡Pues porque están más buenas! ¡Si es de cajón!

No me voy a poner a criticar este punto. A mí también me gustan los tíos buenos pero a mí me llaman asaltacunas. Y no me puedo quejar aún de la competencia de las veinteañeras porque, por ahora, no son rivales para mí. Ni por su físico y, sobre todo, porque el tipo de hombre que me gusta y al que le gusto, las niñas le dejan frío.

No sé cuánto hay de premio de consolación quien me dice que ahora (otra vez…) estoy en la mejor edad. Yo no noto una gran diferencia entre la que fui y la que soy salvo en el peso específico de mi personalidad.

Si noto que me hago mayor porque me cuesta horrores introducir cambios en mi hogar/refugio. Recuerdo el mal rato que pasé cuando un amigo se sentó cómodamente en mi sofá, se descalzó y puso sus enormes pies sobre mi mesa de salón nueva.

El problema no es que fuera nueva sino que no les permito a mis hijos que pongan los pies sobre la mesa. No lo hago yo ni en la mía ni en la de nadie y, a pesar de eso, debía morderme la lengua para no resultar borde. Morderme la lengua en mi propia casa. Claro, esto es una tontería en sí. Pero me molesta mucho más de lo normal. Y me molesta aún más no poder decirlo porque, encima, la antipática sería yo.

Si encuentro calcetines de mis hijos en el suelo, les indico que los recojan o lo hago yo rezongando porque son mis hijos y ninguno sobrepasa los 7 años… ¿Cómo le voy a explicar a un hombre que me disgusta encontrar mis sábanas sudorosas? ¿Que nada me gusta tanto como dormir sola, aunque acepte compañía de vez en cuando? ¿Qué adoro mi sitio en el sofá que me respetan hasta los niños _aunque a ellos se lo cedo gustosa_ y
ver a otro allí me parece una intrusión que me pone los nervios a flor de piel?
Ya sé que nada de esto es para tanto y eso me preocupa. No sería para tanto si una le pudiese decir libremente al que tenga la loca idea de compartir la casa conmigo que no quiero que ponga los pies en mi mesa, que recoja su ropa del suelo (no soporto la ropa interior de los tíos tirada por ahí y detesto lavar calzoncillos de nadie), que esos ruiditos nocturnos que hace y sus ronquidos me dan ganas de salir huyendo de mi propia cama. El milagro sería que lo entendiese.

Antes no me costaba tanto. Nunca he tenido problemas para convivir pero noto que, cada día, mi concha está más cerrada al exterior. Que me gusta mi terreno tal cual está, mancillado sólo por mí o las cosillas de los pequeños roedores.

Encima, me desilusiona la gente. Y no lo puedo evitar. Intento no hacerlo, intento dar oportunidades y, de pronto, las cualidades que parecían ser el puntal sobre el que se apoyaba mi atracción por alguien desaparece.

Me gustan los hombres seguros de sí mismos, valientes, que tomen sus propias decisiones. Y todo el mundo me pide que tire de ellos, que les dé motivos, que les arrastre tras de mí. Y ya llevo demasiado tiempo tirando de mí misma y de mis peques como para cargar con las inseguridades emocionales del resto del mundo. No me ha pasado ni una vez ni dos. Tengo que dar explicaciones por no ser posesiva, ni buscar lazos _justo lo contrario de lo que, según los hombres, hacen todas y tanto les molesta_. Pues bien, también les fastidia lo contrario.

A mí me gustan los hombres adultos y que no dependan de mí para tirar la casa por la ventana o lo que les dé la gana. Que hagan lo que su cabeza y su corazón (en perfecta combinación) les diga. Y que no me pidan a mí que resuelva crucigramas.

Debo, como siempre, esperar imposibles.

Pero ésa soy yo.

¡¡Y he acabado hablando de hombres otra vez, maldita sea!!

martes, febrero 12, 2008

¡"Chating" people!

Hoy es uno de esos días en que quiero actualizar mi blog y no sé de qué naderías hablar porque de mí misma estoy muy aburrida.

Podría ponerme profunda y hablar de política pero la detesto. Podría teorizar sobre el amor pero lo hago con demasiada frecuencia. Podría hablar mal de los hombres, que me encanta, pero tengo que conservar algunos encantadores cómplices-lectores del género masculino. Podría escribir los versos más tristes esta noche… ¡Ay, coño, que eso no es mío!

Ya tengo internet en casa. Esto viene a significar que ya puedo teletrabajar y chatear. Chatear, en muchos casos, incluye ligar. No está mal para el ego. Eso sí, hay que saber separar muy bien el trigo del grano. Porque hay mucha paja _sí, de esas también pero me refería al dicho popular_ entre esa multitud de fotos falsas, pechos desnudos sin cara y tipos sin nada en la cabeza (por eso salen sólo del cuello para abajo) que dicen: “Ola, k tal? K wapa eres… tomamos algo? Lo pasarías way!”

Y, claro, una que es de letras empieza a sufrir el temido dolor ocular que la supera. Sí, ya sé que hay gente muy maja que escribe con falta de ortografía pero suele ir unido al nivel cultural. Yo no soy excesivamente culta pero soy bastante listilla. Así que, por lo menos, que me toque uno espabilado.

Luego están los muy espabilados que te llaman “cielo” nada más empezar la charla y te acaban llamando calientapollas por no querer quedar con ellos ni a tiros.

La otra modalidad son los que dicen que “te conservas muy bien para tu edad” (serán gilipollas, ellos suelen estar de pena para su edad…), los que se ofrecen a enseñarte sus atributos por la web cam y los que se enfurecen porque no les mandas fotos. Parece terrible. A veces es desolador el nivel con el que una se encuentra pero, otras veces, es divertido.

Recuerdo que hubo un tiempo en que yo les ponía una foto de grupo de una noche de fiesta y les retaba a que adivinasen cuál era. Si se les hacía la boca agua con otra, pues ya el muchacho tenía mucho en contra. Si acertaban, les decía que se habían equivocado. Al final les decía la verdad. Solían reñirme pero se lo tomaban con buen humor. Esos son los que valen para seguir tratando.

No todo es malo. Lo difícil es encontrar alguno que esté bien físicamente y no sea tontoelculo. Tristemente, suele ir unida la foto del tío bueno a lo sobrado que va y a su exigua conversación. Encima, yo soy muy chulita. Los puteo un poquito. Si saben llevarme el ritmo, simpatizamos. Si no, les borro y a otra cosa mariposa.

También he hecho amigos y amigas. Amigos con los que he tenido algún roce (físico), mi no-novio, mi compañero de piso, amigos con los que sólo he compartido charla y buen vino y amigas estupendas con las que he compartido casi todo.

Para mí el chat es un entretenimiento más, como la tele. Ha llenado muchas horas de soledad cuando me separé y necesitaba hablar con alguien mayor de tres años al acabar el dia, me ha acercado al mundo del blog y he conocido personas cultas e interesantes.

Me gustan los foros más que los portales de contactos. Estoy en Netlog sólo para darle mayor difusión a mi blog, no busco citas. No es que sea imposible que se den pero no es la razón principal. Es fácil, se podría una montar semanas enteras de citas sin ton ni son en las que, muy probablemente, estarías francamente incómoda, no gustarías o no te gustarían. También hay sorpresas. Una vez me encontré a un bombón espectacular con el que me había negado a quedar durante meses… Pero no nos engañemos, no suele ser lo habitual.

Ejerzo mucho de mujer fatal. En parte porque lo soy _un poquito_ y, por otra parte, porque me divierte provocar, que me digan lo mala que soy y todos los males que me aquejarán por no ser una buena chica, dulce y complaciente. Tampoco es para tanto pero conocerme requiere un grado de molestia por el lado del ínclito y de interés por el mío.

El blog es mucho más selectivo. Quien se acerca a leer ya tiene una inquietud común conmigo. Le gusta leer. Si le gusta lo que escribo, ya tenemos algo que nos puede servir de nexo conversacional. Si es crítico con estilo, también me vale. Aprecio el espíritu crítico, yo lo tengo acentuadísimo. Si es faltón me sirve para descargar adrenalina. No hay mal que por bien no venga.

He descubierto escritores (me apasiona Félix, no por lo divertido y locuaz, sino por lo creíble y real que resulta, por lo creativo y por saber combinar todo esto con textos de calidad). He descubierto muchas personas que también me descubrieron a mí aquí. Siempre me acuerdo de mi detestado-querido JM, feroces enemigos en Orkut y, ya ves, estupendos colegas en el blog y al teléfono.

Me encanta que me lean las mujeres. Tengo alguna buena amiga que se acercó a mí a través del blog, por afinidad y por ganas de hablar sin pudores de lo que no podía hablar con sus amigas. Me gusta saber que nos comprendemos, que hemos pasado la edad de rivalizar y estamos más cerca que nunca unas de otras.

Creo que ha llegado el momento de volver a socializar en la red. Mi vida cotidiana en este Madrid enorme no me permite hacer muchos amigos. Echo un poco de menos esas tardes libres (que casi no tengo pero, cuando las tengo, no tengo a casi nadie con quien compartirlas) en que tenía con quien ir a tomar un vino, sin más pretensiones. O sí, pero eso ya se vería.

Quiero salir a tapear por la Latina con alguien con ganas de reír y sin ganas de meter mano (al menos de entrada, insisto, que hay veces que hasta se agradece…).

En fin, quiero muchas cosas…

¡¡Y tengo que dejaros que tintinea la lucecita del messenger!!

martes, febrero 05, 2008

Una felicidad con financiación

Sigo inquieta. A lo mejor en lugar de la pre-premenopausia (hay que mantener la esperanza, ¿eeeh?) es la ovulación que, para algunas, viene a ser muy parecida al síndrome premenstrual. De todos modos, que yo esté como una moto no tiene nada de inusual ni extraño. Lo raro es verme tranquilita. Raro, sobre todo, para mí.

Hoy he tenido una buena noticia: me han concedido una beca de comedor para mis hijos. Esto que suena tan pueril es, en mi caso, un notición ya que nunca consigo una puñetera ayuda estatal ni de las otras. Así que me ha dado el ataque de hiperactividad burocrática y me he puesto a llamar para ver qué coño pasa con el prometido carnet de familia numerosa para familias monoparentales de dos hijos (o sea, yo misma).

La funcionaria me dice que eso es para los viudos _tiene narices la cosa. Ellos, al menos, cobran del estado, así que cobrarán…_. Le replico a la susodicha que se ha aprobado en el Congreso y me manda, fina pero bordemente, a freír churros.

Hay que ver la tomadura de pelo que es esto de las leyes, los debates y la madre del Congreso. En las noticias dice que a partir de 2008 somos familia numerosa. En familia numerosa me tratan como una petarda aprovechada y dicen que, si no sale la ley, que me den bailén. Bah, otro bluff…

Una de las cosas que sí que no me gustan ni un pelo de Madrid es lo borde que, salvo excepciones, es el personal que está cara al público. Del Carrefour ya he salido con una Hoja de Reclamaciones por culpa de sus chanchullos y la chulería _y ésta era madrileña_ de la cajera.

En las instituciones son funcionarios gilipollas como en todas partes pero un pelín más; las dependientas del Corte Inglés son las más viejas, palurdas y maleducadas de toda España. Mira que el servicio de estos grandes almacenes suele ser lo que les distingue. Pero no con las viejas glorias de la capital. No te contestan y, si les preguntan, te dicen de malos modos que están atendiendo a otra persona y te dejan plantado sin poder ni siquiera ponerlas en su lugar.
Las chicas de Zara tienen más entrenamiento que en toda la península (y entrenan mucho también por ahí) en masticar chicle y hablar a voces con la dependienta de la otra punta de sus planes para el día sin mirarte a la cara. Da gloria ver todo ese rimmel concentrado en observar el más allá mientras te tienden el ticket para que lo firmes. Es como estar con un ciego. De verdad, que ni te miran. Me siento como una gusana cuando compro y no existo.

Bueno, a lo que iba. Habría que decir que me toca mucho las narices que me agobie tanto el maldito dinero en este momento en que podría ser razonablemente feliz. Tengo un trabajo que está bien, me gusta mi casa _que apenas puedo pagar_, me encanta el cole de mis hijos _que apenas puedo pagar_ y la ciudad en la que vivo _que, directamente, no puedo pagar_.

Yo no sé quién será el memo que dijo que el dinero no da la felicidad. Ya. Pues la financia. Yo estoy cansada de vivir ansiosa por el recibo del gas (he recortado drásticamente el uso de la calefacción tras el recibito de más de 200 eurazos…), el del teléfono (no puedo explicarme por qué pago tanto si hablo poco aunque… mensajeo mucho) y no se me ocurre nada más que si no, también lo recortaría.

Me encantaría largarme lejos y olvidarme de todo. Irme a un hotelazo al sol (ya sé, no es la primera vez que lo digo pero es que el deseo no se ha cumplido), ponerme ciega de margaritas, de cocktails y de sexo _o “hacer el amor”, es que no me acostumbro a usar esta expresión_, comer mucho, rico y ponerme modelitos.

En realidad, no es tanto pedir. Sólo unas vacaciones. Pero de pija, para ir de mochilera me quedo en casa. Mi espíritu bohemio no incluye dormir en albergues y no poder bañarme a gusto.

Pues eso, aquí ando, soñando presa de mi síndrome ovulatorio o de abstinencia _¿Sí, qué pasa? yo también tengo mis necesidades_. La verdad es que tampoco hace tanto pero una es Ninfa (que no es lo mismo que ninfómana, para los ignorantes que caen en este chistecito periódicamente), pasional y no quiere hacerse mayor sin haber optimizado todas sus posibilidades.

¿Será que tendré que ponerme a hacer la Primitiva…?

¡Qui lo sá!