sábado, octubre 28, 2006

Puntos de encuentro

Mi artritis-tendinitis-contractura (como cada médico dice lo que sale de las gónadas, yo hago lo mismito) evoluciona lenta pero favorablemente. Eso sí, sigo dopándome pero algo menos.

Para celebrarlo, ayer salí de copas sin echarme Réflex y con unas gotas de una muestra de perfume de supermarca _josh, cómo mola esto de apañárselas a ver si en Navidad cae un perfumito..._. La verdad, es que lo pasé bien pero el panorama no deja de ser desolador.

Por muy buena actitud que tengas de conocer tíos simpáticos y echarte unas risas está la cosa difícil. Reír te ríes, eso sí. Pero de lo feos que son la mayoría. Salvo una monada megatímida que conocí en la anterior salida, todo lo que había fuera da casi miedo. Y mira que hay gente... Pero fea, fea, fea. Y ya, el físico no es lo que importa !Pero para alegrarse la vista sí, concho!

Salí disfrazada, literalmente. Con el pelo liso a lo Cher, botas altas, vaqueros y una camiseta que no sabía ni que tenía, estaba irreconocible. Fue divertido. Lo curioso es cuando vas de recogida a las casi seis de la mañana porque los tacones de aguja ya no dan para más. Todo lo que te cruzas en dirección contraria a la marcha te entra hasta cambiando de acera. Alcoholizados semialcoholizados en su totalidad, debe ser por eso.

Me comentaba una amiga que para qué conocer gente de noche. Para pasar el rato, en primer lugar _si uno no quiere ver gente se queda en casa_, para observar lo friky que es tanto el personal como una misma, beber, por supuesto, reírse mucho _esa facultad no la perdemos ni en el desierto_ y, si conoces algo que valga la pena, estupendo.

Claaro, ya sabemos que de copas no se encuentra nada que valga la pena. En eso estábamos de acuerdo tanto ella como yo. Sin embargo, en lo que yo disentía era en la posibilidad de que haya una gran diferencia con lo que se conoce por otros canales.

Es decir, da lo mismo que conozcas hombres por la mañana, por la tarde, que te los presenten, que no, por internet, tropezándote con la farola, amigos de amigos, citas a ciegas, en el trabajo...
Lamento decir que, al llegar a cierta edad, son todos exactamente igual de gilipollas e inseguros. Todo el tiempo intentando dejar claro que ellos saben perfectamente lo que quieren (ésta es la peor frase de todas), que son estupendos y tratando de mantener el gallinero lleno de gallinas que le importan un carajo para echar un vistazo de vez en cuando, como un coleccionista.

Los hay que sólo piensan en el sexo, los que ni siquiera eso (ya no sé dónde vamos a parar, si ya era malo que sólo te quisieran por tu cuerpo, ahora vas y empiezas a encontrarte tíos poco activos sexualmente y cada vez más pitopáusicos ¿Qué nos queda?), los que piensan que controlan la situación cuando ni siquiera les conoces gran cosa y lo que te apetece es que te diviertan de vez en cuando y, los clásicos, que no quieren salir con nadie pero que les hace ilusión creer que tú sí y te cosen a mensajitos como si tuvieses quince años...

Puff, dan ganas de cambiar de orientación sexual. Ellas son más guapas, no tienen vergüenza o miedo o lo que sea de estar a gusto cuando se está a gusto, no necesitan montar una galería de conquistas (aunque puedan presumir el doble que la mayoría de los hombres) y les gusta dar mimos.

Es una auténtica pena no poder cambiar. Lo que pasa es que ya se sabe, las zonas más íntimas que a ellos tanto les gustan a mí me dan un asco que no se puede aguantar y, contra eso poco se puede hacer...

En fin, que me voy. Tal vez tarde una semanita en dejarme ver de nuevo. Espero estar felizmente ocupada _no estoy hablando de aventuras sino de trabajo_ y cambiar de ambiente que me hace mucha falta. Es una pena que no me vaya a dar tiempo de ir a hacer estudio de nuevos mercados pero todo se andará.

Y no estoy resacosa, que conste.

miércoles, octubre 25, 2006

Giro vital y "chorbosecretario"

Después de unos días de silencio administrativo, sorprendentes giros vitales y artritis varias, estoy de vuelta.

Mucha gente dice que, cuando una puerta se cierra, se abre otra ventana. Yo nunca me lo he creído mucho y he de reconocer que, ahora mismo, sigo en la incredulidad... pero tiene forma de esperanza.

Muchas veces, el modo en que llegan las oportunidades es el más impensable. Como ese destino que imaginamos, cuando dos personas hechas la una para la otra, se cruzan sin mirarse en la calle. Algo así creo estar viviendo yo.

Hay personas que, independientemente de lo que ocurra con ellas en el futuro, producen un impacto especial en tu vida. No tiene que ser necesariamente sentimental aunque, indudablemente, ésa es una parcela muy importante. Son seres que irradian cierta luz que les acompaña y les respalda pero que la aprecian lo suficiente para compartirla.

El modo es lo de menos. Hay empatías que sobrepasan las circunstancias, incluso los límites que uno quiere poner. No hacen falta palabras ni hechos. Están, te envuelven, traen paz y ni siquiera conoces el motivo porque va más allá de lo material.

Es raro poder comunicarse. Es poco común parecerse en lo inusual y estar de acuerdo en lo políticamente incorrecto. Te devuelven el reflejo correcto de quien eres, como si hubiesen venido a poner las cosas en su sitio. Y no sé si las cosas encontrarán su sitio algún día pero, sin duda, hay halos de luz que merece la pena cruzarse y no darles la espalda.

Porque el destino tiene miles de caras y, contrariamente a lo que a mucha gente le pueda parecer, yo siempre espero que me enseñe la mejor. No lo ha hecho aún... Pero tengo tiempo, puedo esperar.

En estos días también recibo mensajes contradictorios de personas contradictorias. Y la Ninfa, que siempre ha sido tan clara y le gusta ir tan derechita, no gusta de los juegos que no aportan crecimiento. Hay quien considera que la horma del zapato de una es quien se hace el interesante.
Nadie puede hacerse el interesante. Simplemente, lo es o no lo es. Y si se juega al despiste, inevitablemente, los malos jugadores están condenados a perder y a perderse...

Mi ángel de la guarda me ha dicho que, cuando alguno de estos personajes que aparecen por mi vida y no parecen saber qué quieren o qué quiero, les dé su teléfono y él se lo explica con todo detalle. La verdad es que hemos estado estudiando la posibilidad de convertirlo en mi "chorbosecretario". El problema es que no tengo chorboagenda en este momento. Al menos, no mucho dónde elegir aunque alguna cosa rica sí que hay.

Pero, como siempre acaban ganándose el espacio en la reserva o bien papelera, la verdad es que tener un gestor a estos niveles, tan cualificado como mi futurible secretario, sería estupendo.

Me ahorraría un montón de tiempo y dinero de teléfono. Y ayudaría a muchos hombres a saber qué diablos quieren hacer con su vida. A ver, seguimos estudiando posibilidades...

Por lo demás, espero y deseo empezar una nueva etapa de mi vida muy pronto. Tengo ganas de salir y comérmela a bocados. A la vida, al infortunio y a todo las cosas ricas que me encuentre...

Y creo que, por fin, están ahí esperándome.

Y si no, valdrá la pena haberlo intentado. Como siempre.

viernes, octubre 20, 2006

Rebeldía

¿Y de qué os hablo hoy sin que sea de mis aburridas "teimas" (preocupaciones en gallego)? Saldré de copitas con el brazo destrozado y mañana me iré a urgencias porque no me apetece perder la noche de fiesta allí. Ya sé que tengo un punto masoca pero es que desconectar y ligar un poquito siempre hace la vida _sí, esa losa con pierna encima incluida_ algo más llevadera.

A veces pienso en cómo habría sido mi vida de haber nacido en circunstancias diferentes, de haber elegido una profesión diferente, un hombre/hombres distintos, otros amigos de esos que desaparecen con el deshielo...

Me planteo muy seriamente cambiar de profesión pero, la verdad, yo soy como los ganaderos, poco reciclable. Y a mí no me van a dar pasta para que cierre el chiringuito porque no hay chiringuito. Por de pronto, mi espíritu rebelde se niega a pasar por el aro y trabajar perdiendo dinero. Me cuesta pensar en ponerme de cara al público. Ya sé, ya sé, no deberían caérseme los anillos. Pero yo soy sincera. Estar de cara al público en esta ciudad me horroriza.

Me conoce demasiada gente mala del periodismo y yo misma me sentiría por debajo de mis posibilidades. También sé que no tengo derecho a pensar así porque tengo hijos y todo eso. Sin embargo, una no deja de ser humana, orgullosa e imperfecta. Así que aquí sigo, en el limbo de los parados, sin esperanza alguna de volver al gremio.

En realidad, quería escribir sobre algo interesante pero no tengo nada especialmente interesante que contar. O que se pueda contar, claro está.

Me gustaría decir que voy a crear una novela, como si eso supusiese dinero... Además, soy dispersa y volátil, no me apetece crear una historia de un montón de páginas. Huyo de los post extensos porque yo misma me aburro de leer los ajenos con esas características. Huyo de escribir sobre mi vida porque yo misma estoy aburrida de ella, al menos a ratos. Huyo de escribir sobre los demás porque ninguna vida me parece lo bastante atractiva para distraer aún cuando hay muchas con las que se podría hacer un guión de terror.

Estoy empezando hasta a dejar de necesitar el sexo (señal de que lo practico poco... ¡Maldita sea!). Por un lado está bien. Así no me encapricho de nadie que, como de costumbre, sólo ve un cuerpo y una mente ágil para no tener ganas de salir corriendo al terminar el acto. He de decir que esto a mí no me pasa. Es una chulería pero es verdad. Lo de que quieran salir corriendo y no verme nunca más a la primera noche. Supongo que porque selecciono con cierto criterio. No, esto no es. He conocido a mucho imbécil a lo largo de mi vida.

Me han preguntado que por qué "necesito" una pareja. Alguien que me lee, por cierto. Respondí que no la necesito, la palabra no es correcta. Pero sí que me gustaría conocer alguien con quien disfrutar de las pequeñas cosas a dúo. Cada uno en su casa y Dios en la de todos, eso sí. Pero me aburren profundamente las aventuras. Bueno, el día en sí, no, es divertido, claro.

Sin embargo, este juego de estar sin estar, de sentir sin sentir, de acariciar sin rozar... Tengo que reconocer que no me va demasiado. Al final, va a resultar que soy una romántica. Ser libre es divertido pero para mí tener pareja no es perder la libertad. Al menos, como yo entiendo la pareja. Quiero a alguien que sea y se sienta libre conmigo. Una utopía, supongo.

Le contaba para qué quería una pareja. Un seminovio, como digo yo. Para disfrutar de las pequeñas cosas juntos, para sentirme acompañada y mimada, para acompañar y mimar, para seguir siendo yo, única e independiente, al lado de alguien único e independiente. Para ser dos naranjas enteras el tiempo que dure. Pero, sobre todo, para no tener que fingir que siento lo que no siento y que no siento lo que siento. Para encontrar a alguien que no tenga miedo de SER y que sepa que a mi lado SERÁ más. Porque soy una compañera y él sería mi compañero.

Como de costumbre, he divagado. No estoy en mis mejores momentos _sigo enferma pero ya estoy enganchada a esta rutina bloguera que me hace sentir tan bien_. Continúo esperando que la vida se transforme de pronto, que surjan los milagros que me había prometido y poder sobrevivir a tanto despropósito que llaman existencia.

Sobrevivir a la vida, que tanto amo y, a veces, tanto detesto.

miércoles, octubre 18, 2006

La cara y la cruz

Es jornada de autocompasión. Me siento triste, cansada, minusvalorada en todas las esferas de mi vida. Y eso es lo peor para una persona que lucha sola. Que cuando baja la guardia no tiene modo de defenderse.

Me han hecho la peor oferta laboral de mi vida (y mira que he trabajado yo en precario...). Como me ha dicho mi ángel de la guarda, puesto que lucho 360 días al año, hoy es uno de los cinco en que me puedo permitir dejar caer los brazos. Y los tengo caídos. Como el ánimo, como las fuerzas, como la autoestima.

Tendré que rechazar trabajar en lo mío porque quieren una profesional competente, formada, que haga las veces de redactora jefe, se coma los marrones, trabaje ocho horas al día y cobre menos que una chacha. Ayer estaba en estado de shock. Hoy estoy hasta los cojones. Diré que no cuando necesito trabajar desesperadamente porque perdería dinero mientras tengo a mis hijos en el comedor escolar comiendo frío. Diré que no porque ya no veo más salidas. Porque soy madre de familia _según ellos un aliciente_ y como tal tengo responsabilidades. Y un sueldo que no cubre un alquiler no está hecho para quien ha de sacar adelante una familia en soledad.

Se me acaba la fe, se me acaban las ganas. La vida se hace tortuosamente larga y desagradecida. ¡Tanto que me gusta a mí vivir y lo poquito que me dejan! Así son las cosas.

Lamento profundamente no servir para nada más que para escribir. Lamento profundamente no haber sido capaz de crear la familia que soñé y no haber nacido en una de verdad. Lamento profundamente tener que seguir luchando con fuerzas o sin ellas y no poder meterme en cama a pasar del mundo. Pero hasta para deprimirse hay que poder. Yo no puedo. Tengo dos ángeles pequeños que me preguntan si nos vamos a volver pobres (esas estupideces que les dice su padre) y no me queda más opción que asegurarles que mami les dará todo lo que necesitan sin tener la menor idea de cómo.

Hoy me llamó un amigo para decir que mi público me reclama. Por eso, con una contractura de caballo en el brazo y la espalda que me mata de dolor, los ánimos por los suelos y haciendo un ejercicio de victimismo impropio de mí, aquí estoy. Que no se diga que no soy profesional.

Tengo un sabor agridulce en la boca. Por un lado, ayer me hicieron el regalo más hermoso de mi vida (y no estoy exagerando). Por el otro, la empresa privada intenta hoy tomarme el pelo a su más viejo estilo.

Recibí de manos de alguien que me hace la vida más agradable de lo que merezco una joya única. Al menos para mí. Tanto por lo de única como por lo de joya. Enmarcado y primorosamente encuadernado a mano, con papel de lujo y letras doradas tengo en mi casa _cito literalmente_ "Cordura para locos. Tomo I".

Jámás creí ver mis letras en un libro de verdad. Y no sabía la emoción que puede causar. Es curioso que alguien te haga un homenaje así cuando estás, una vez más, en lo más hondo. Se lo enseñé a mis hijos, para que vean que mami sabe hacer algo. Aunque no les dé de comer.

Muchas gracias Manuel. Te lo agradezco de corazón. Siento mucho que sea en un día como hoy y con el corazón roto. No os preocupéis. Me reconstruiré. No por valentía, ni por fe, ni por necesidad siquiera. Porque no tengo elección.

Ésa es mi cara y mi cruz.

sábado, octubre 14, 2006

Clonaciones y meteduras de pata

Ayer tuve un día movidito y la mar de entretenido. De mañana, me planté casi por sorpresa en el pediatra donde mi ex y los niños esperaban para la revisión de ambos y vacunar a la princesa.

Mi ex había dicho, sorpresivamente, que los llevaba él (yo había solicitado la cita, habida cuenta que, desde que nos separamos, no se ha preocupado de revisiones ni vacunas ni nada de nada...). En principio, a pesar de que me daba cargo de conciencia, cedí. Me dije: "Bueno, chica, deja que haga algo y si la nena ha de pasar un mal rato que sea con él...". Sin embargo, no me quedé tranquila y decidí llevarla yo porque iban a pincharla y quería que me tuviese cerca.

En definitiva, me planto en la sala de espera y, entrando en el ambulatorio, se me iluminó la mente recordando sus palabras cuando se ofreció. "Me interesa llevarlos". Conociendo como conozco al animal _manipulator man_ y con su extraña y enfermiza obsesión por repetir, paso a paso, los papeles de nuestra vida pasada, caí en la cuenta.

Durante el embarazo do su actual _tendremos que ponerle nombre algún día..._ churri, por supuesto, la llevó a MI ginecólogo de toda la vida. No contento con pasearla por el colegio de mis hijos, tiene una extraña necesidad de reafirmarse en todos los lugares que compartió conmigo. Hay tropecientos ginecólogos en Santiago. Pero no, tenía que ser el mío, que le conoce y me conoce perfectamente. Del mismo modo en que veranea en el mismo lugar en que siempre lo hicimos desde que tuvimos niños. Mira que existen islas en España y destinos de sol. Pero no, tiene que ser el mismo escenario. De hecho, el primer año ya me había propuesto que fuésemos los cuatro como si tal cosa (llevábamos uno separados) para que los niños tuviesen sus vacaciones en Mallorca.

La verdad, sería lo mismo de siempre. La familia aparentemente feliz, los dos preciosos niños y los guapos papis que no follan pero ¡hay qué ver qué bien lucíamos! Ni que decir tiene que respondí que nones. Le pareció fatal pero qué se le va a hacer...

Pues siguiendo la escalada de tonterías, "en llegando" al médico me di cuenta. Me senté a su lado y le interrogué: "¿Quién es el pediatra de la nena?". Con la frialdad que le caracteriza, contestó: "Éste mismo". Hay que joderse. En su línea de actuación cara a la galería, el muchacho quería aparecer en el pediatra después de ir tropecientas veces con la nueva criatura y actual ¿mujer? como el superpapi. Solo con sus dos hijos. Qué bonito.

Así que, para variar, no me mordí la lengua y le dije que ya comprendía su afán y la palabra "interesa". Se hizo el loco pero no se escandalizó ni extrañó de mi deducción. Le comenté que para el médico iba a ser muy divertido aquello. El macho ibérico con sus diferentes churris y ex churris, con sus hijos de aquí y allá, todos de diferentes madres... Se queda tan tranquilo y afirma que al médico le da igual y que a él no le conoce. Le recordé que le conoce perfectamente porque cuando nos separamos hablamos del asunto. Ahí se la tuvo que envainar.

Total, entramos en el cubículo del doctor y me dediqué a observar a este último. Durante una fracción de segundo sus ojos se abrieron como platos al verle _no me extraña_. Después, como buen profesional, hizo su trabajo y punto. Mi ex, ya de hacerme pasar por la estúpida situación de ir con él después de pasearse por allí hasta el aburrimiento con la recién estrenada madre y el nuevo bebé, al menos estuvo callado como una puta. Surrealista, en mi línea.

Si lo hubiese sabido, no iba conmigo ni de coña. El pediatra debe pensar que soy tonta del culo. Y lo soy, mecachis...

Bueno, finalizado el momentito de gloria, por la tarde me pasé por casa de unos familiares. Allí me cuentan _señor, lo que me pude reír_ que una persona de mi familia que trabaja en el hospital estaba en planta en el momento del feliz acontecimiento de la llegada del nuevo retoño. Mi ex no tiene mejor idea que presentarla como una "gran amiga de hace muuuchos años". No contaba éste con que en mi familia no tenemos pelos en la lengua. Así que ella intervino: "Bueno, vamos a decir las cosas como son, yo soy ....... de Ninfa". Dios mío, qué risaaaaa. ¿Cómo se puede ser tan patético, Dios mío? Después intentó arreglarlo con un "ya iba a decirlo ahora". Y una mierda. La semi-suegra debió alucinar, la parturienta no creo, no le importa reproducir mi vida paso a paso. Me pasma su disposición para permitir clonar una existencia. Yo creo que están chalados los dos...

Y llega el momento del parto. Ella gimotea: "Ay, ay, y yo ahora no sé dónde está "E". Ya, querida, que él lo va a parir por ti... A él le encanta presumir de ser experto en estas cosas y lo fácil que es todo y tal. Más de una vez, cuando le explicaba a alguna amiga lo hermoso e indoloro que era, le tuve que recordar que él no había parido nada en su vida. Así que ya me imagino a esta pobre chica pensando que todo el monte es orégano y en las SS ya sabemos que no es así...

Por cierto, ya conozco al nuevo retoño. Me crucé al feliz papá con mi hijo y su hija (Dios, qué lío) mientras yo estaba de paseo con la nuestra. Es diminuta, pesó muy poco. Por lo demás, un bebé como otro. Al menos no es fea, he de reconocer. No he visto parecidos ni especial belleza pero antes de un mes, los babys no dicen gran cosa... No he sentido nada desagradable. Incluso cierta ternura, como por cualquier recién nacido. Siento que sus padres estén tan mal de la cabeza pero, bueno, las familias no se eligen.

Como veis, hoy no tengo el día literario. Me toca el cuentacuentos. En fin. Me marcho hoy de marcha fuera y mañana a la fiesta del marisco en el Grove. Para que me envidiéis un poquillo, estamos invitadas a la recepción del Ayuntamiento. A ver cómo me las arreglo para ponerme las botas sin pringar el vestidito...

Ya se sabe, las penas con el mejor marisco del mundo, son menos.

martes, octubre 10, 2006

¿Galerías de monstruos?

Me ha comentado mi compi que ha visto en un blog amigo (¿el de Gemita, quizás?) una observación muy simpática, desde mi punto de vista, sobre los sitios de contactos.

Parece que decía algo así como que parecen portales de feos... Y la verdad es que hay mucho de verdad en esto. Yo tengo un par de perfiles (uno más de pega que otro) y entro en uno cada tres meses aproximadamente. Concretamente, algún domingo que estoy más aburrida que una ostra viuda, me dejo caer a curiosear y también a charlar con alguno que parezca majo.

Lo de las fotos es para llorar. Hay alguna honrosa excepción pero, igualmente, cuando están buenos en la imagen ya se lo tienen tan creído que ni merece la pena molestarse en conversar. Luego es una auténtica galería de monstruos. Y siento decirlo porque sería estupendo encontrar chicos majos, bien parecidos, inteligentes, cultos y que quieran algo más que echar un polvo.

La realidad, como de costumbre, es mucho más cruda. Los que se buscan novia a lo descarado suelen ser gordos y bajitos. No tengo nada en contra de ellos pero, las cosas como son, tampoco nada a favor para liarme con ninguno. Luego están los del montón que quieren acostarse con todo lo que se mueve con el eufemismo de conocer gente y "lo que surja". Por supuesto, surje lo que todos sabemos en forma de sable porque el sentirse interesado por una chica y frecuentarla está de lo peor visto.
Los macizos o van de sobrados o de intocables. O, simplemente, están colapsados de nenas desesperadas.

La cuestión es que, si eres una friky como yo, que sólo quiere charlar con el msn de vez en cuando, poco tiempo te va a durar un contacto si no eres "accesible". Si quedas demasiado pronto corres el riesgo de tener una cita incómoda con alguien que no se parece nada al que escribía y con la foto trucada (sí, sí, me ha pasado a mí... El príncipe era un sapo campestre que no veas). Si quieres sólo un amigo para salir de paseo los domingos que estás aburrida perdida lo llevas claro si eres mona. A pocos hombres les interesa gran cosa hacer amigas en un portal de contactos. Y, en cualquier caso, si las encuentran atractivas se descarta tal rollo y se pasa a intentar o desear algo. Resultado: posibilidad de acompañante vespertino arruinada.

Si llega la etapa de querer conocer un chico que te atraiga porque, además de aburrida, estás en barbecho, tienes que asumir que nadie, por principio quiere pareja salvo los casos más desesperados. Aunque eso sí, se valorará que seas culta simpática, guapa, interesante y liberal. Al final, para llevarte al catre no sé para qué tanta exigencia. Dicen que no se quieren ir con cualquiera... pero todos los aditivos extrafísicos no añaden gran cosa al resultado final. Tal vez sea el instinto del cazador. Aquello de conquistar una pieza más exclusiva aunque sea para colgarla en el mismo paredón que todas las otras "cabezas" más vulgares. Quién les entiende.

Bueno, alguno/a ha encontrado novio/a. Los más, rollos de unas cuantas noches. Y la mayoría, un montón de citas equivocadas. Tampoco es tan difererente de la vida real. Sólo se ahorra algo de tiempo y ya hay mucho explicado antes de verse siquiera.

A mí me gustaría que fuese un portal de príncipes pero como no encuentro ninguno ni fuera ni dentro de la red, tendré que abonarme a alguna otra cosa. Porque el otro día me dijeron que era conformista en mi actitud hacia los hombres. He de decir que me sorprendí. Porque si algo no soy es conformista.

Me decía este amigo que tenía la postura de "no esperar nada". Es cierto pero no lo hago porque me conforme, bien al contrario. Estoy bien fastidiada de no encontrar un valiente para quedármelo y comérmelo enterito. Así que me digo que no pasa nada, que no hay y que se puede estar muy bien solita.

Y se puede. Conformándose. ¡Cachis! Si al final va a tener razón...

sábado, octubre 07, 2006

Perla de dos Mundos

Entrecierro mis ojos y puedo sentirme arrostrada por el crisol de razas y tradiciones de la turbadora Istanbul. Toda ella se enreda en los sentidos. Todo en ella reclama la ya dormida niñez, la fascinación infantil ante el descubrimiento primero.

Me pierdo en sus calles, entrecruzadas en ellas la fastuosidad del ayer y el bullicio de hoy. La grandiosidad y la basura. La multitudinaria actualidad y el respetuoso silencio por su glorioso pasado. Y allí, sobre sus siete colinas, las grandes mezquitas presidiendo el horizonte, impidiendo, en todo momento, distraerme de su indudable excepcionalidad.

Adentrarse en ti, Istanbul, en tus atardeceres de oro y nostalgia. Volver a tus templos, tus mercados de flores y pescado. Fumar el narguile aderezado con té de manzana o un intenso y oloroso café turco. Sentirme la cautivadora esclava del harén de Topkapi, impregnada por la mórbida exquisitez de la cárcel-palacio de todas las hermosas del imperio.

Quiero recordarte siempre llegando a ti por el Bósforo, el Cuerno de Oro cubriéndote de sol y agua; verte emerger entre Oriente y Occidente. Quiero vivir la certeza de que no eres de nadie porque sólo tú puedes proclamarte la Perla de los dos Mundos.

Más no sólo Istanbul es Turquía. Tierra de contrastes, su esencia es siempre poesía. Sus "Chimeneas de hadas" en Ürgup, capricho único de la naturaleza que el Olimpo tuvo a bien regalarle y que fueron, en tiempos pasados, refugio ante los invasores. Sus formaciones volcánicas, convertidas en hogares excavados en la roca, me transportan a mi niñez de gnomos y gigantes, ninfas y duendes, ilusión y realidad. Las pipas de "Espuma de mar", el ámbar y todas sus peculiaridades reciben nombres tan bellos como la tierra que los cobija.

Me deslumbra la luz refulgente en la blanquísima Pamukkale, preñada de terrazas calcáreas. Se confunden en mi mente sus árticas imágenes con su calor asfixiante y sus termales aguas. Me abraza la humedad en la improvisada piscina sobre columnas griegas. No quiero despertar.

Éfesso grita su misterio y me arrastra a sus fascinadores arte e historia. Escucho el romano rumor del desaparecido mundo y, un poco más allá, el lamento de los fieles enterrando a San Juan.

Por todo ello, me envuelvo, me entrego, me transmuto en ti, Turquía mágica de hermosos e inquietantes monasterios, de pueblo cálido y mujeres veladas, de pujante progreso y valiente orgullo tradicional. Te añoro y te pertenezco ya por siempre.

No volveré a ti con tierna inocencia; sí con la sabiduría y postrada admiración de quien te conoce y no puede ya sino amarte.

viernes, octubre 06, 2006

Como el buen vino

Hoy me toca día "cocoon". Hace un día horripilante de lluvia, gris y tristón. En estos casos, lo más agradable es _cuando se puede como yo hoy_ ponerse un polar calentito y dedicarse al "dolce far niente".

Llevo una semana dedicada a uno de hobbys: la enología. O sea, que me he ido de vinos pero no me he emborrachado, que lo sepáis.

Qué apasionante ritual el del vino. Se parece al sexo. Olor, aspecto, densidad, sabor, poso... Creo que, sin embargo, el buen caldo de la tierra es más abundante que el buen sexo. Además, pues con unos eurillos te las apañas y no se hace pupa nadie. El buen ejercicio fisiológico con la persona adecuada deja poso. Los vinos de mesa dan dolor de cabeza y deseos de no haberlos tomado. Pero el buen vino es otra cosa.

Luego hay variaciones, claro. Están los tempranillos (un amigo con criterio me ha señalado que es un tipo de uva. Es cierto, pero queda estupendo para la exposición...) más baratos y fáciles de adquirir, como algunos individuos/as. El crianza ya precisa un poco más de dedicación: dos añitos en barrica y su calidad depende de donde se haya criado. Eso mismo pasa con el sexo medio. Puede estar bastante bien, siempre es mejorable, hay suficiente y algunos son inusitadamente buenos a pesar de su aparente modestia. El reserva ya es una categoría sólo para entendidos. Al igual que el sexo de nivel. Sólo los que entienden del tema saben apreciarlo y sacarle todo su partido. Decantarlo, airearlo, saborearlo, mirarlo. A luz, contraluz, a la nariz, en la boca... Por eso el buen vino y el buen sexo sólo deben otorgarse a los verdaderos gourmets. Si no, mejor coca-cola o agüita. Sería echar margaritas a los cerdos.

Mi dos "vicios" _por lo mucho que me gustan, no tanto por lo que tengo oportunidad de disfrutarlos_ son muy parecidos. Debe ser por eso que los vivo con tanta pasión. Claro, acompañado de amor es la bomba pero esto son palabras mayores. Ya sabéis, difícil de encontrar como todo lo exquisito y de categoría. Y no al alcance de todos. Hace falta complicidad para hacer del sexo, buen sexo, de éste pasar a "hacer el amor" y de hacer el amor, un arte.

En un foro preguntaban estos días que harías si, despojado de todas tus cargas, eligieses el tipo de vida que querrías hacer. Yo quería viajar y ser enóloga. Me olvidé de decir que me gustaría pulir el arte de hacer el amor con las contadas personas con las que puedes hacerlo en esta vida. Esas personas comparten confianza, conocimiento, valor, osadía, mente abierta, deseos de dar placer y recibirlo y convierten un acto físico en un momento de entrega inigualable aunque, como dice un amigo mío, el sexo sea un abc. Esto es cierto pero hacer el amor es un diccionario diferente. Es un trabajo diario que se hace por gusto y sentimientos. Donde la imaginación es la premisa y el pecado no existe. No hay nada sucio porque, ya se sabe, si no es sucio, no es sexo. Y el después puede llegar a ser mucho mejor que el antes o el durante.

El después es lo que marca la diferencia. Siempre digo que dormir con alguien es un acto mucho más íntimo que tener relaciones con él. Cuando al terminar estás incómodo, no hay qué decir, no hay risas, no hay empatía... lo mejor es cada uno a su casa. Cuando duermes eres vulnerable, cuando te abrazan justo después, las pieles pueden ser suaves y cálidas o un estorbo. Las palabras pueden no ser necesarias. He ahí el peligro de compartir el sueño.

Podrías recordar caricias pasadas y recordar que también las necesitas. El dulce sabor de una mano en tu espalda. Que la cama es maravillosamente amplia a veces y desoladoramente grande otras. Que, al igual que un buen vino de reserva, deberíamos tener siempre esas sensaciones en nuestra bodega.

Porque el vino y esa sensación, si la alcanzas y es de verdad, mejoran con el tiempo.

Eso sí, cuidadosamente resguardadas de los agentes externos, para que no se dañen.

Y es que todo lo selecto es escaso y delicado. Como el buen vino.

miércoles, octubre 04, 2006

Perro flaco

Vaya día de mierda. Así de refinado y claro. Es uno de esos completitos, en los que te pasa de todo y nada bueno. Nada más levantarme me empotro contra la puerta del cuarto del niño. Mis gafas me salvaron y me lesionaron. Ya me veis, a punto de llorar, agarrándome el ojo con mi niño preocupadísimo preguntándome si estaba bien. Imagen patética: "¡Buaaah, sí cariñoo, toy bieen, no me duele nada aainnsssssss!"

De resultas, tengo el párpado a la virulé y un corte. Monísima. Me llevo los niños al cole, dejo UN MINUTO el coche mal aparcado y bajo a toda leche a sacarlo y el conductor del bus me insulta. Os imaginaréis cómo respondo yo a esos estímulos a las nueve de la mañana. Hice eso tan feo que es desearle una penetración anal para ver si se le saca la mala leche y el machismo. Acto seguido, el siguiente "autobusero" de "miedda" me insulta. Así que, más caliente todavía, le di recuerdos para su madre y el oficio más antiguo del mundo (después del de enterrador).

Sigo camino, cambio el dichoso automóvil y, con la malísima leche que llevaba, le pego un golpe _pequeño pero golpe al fin_ al coche de otra madre. Al menos, ésta chica era muy maja, me disculpé y le di mis datos porque, como a perro flaco todo son pulgas, basta que no tengas un duro para deber más dinero a más y más gente... Todo esto, entre las ocho y las diez de la mañana.

Por la tarde, cita en el puto colegio con la impresentable de la directora (monja, claro) por el dichoso comedor. Resumiendo, una prepotente solterona, que venía engallada y con mucha chulería y se intentó subir a la parrala con mi persona. ¡Craso error! Yo por las buenas soy buena pero por las malas son LA mejor.

Parecíamos dos cabras enganchadas de los cuernos. La tía diciéndome que me callase y que la dejase hablar mientras decía que aquello no era su competencia mientras yo le respondía que, si no era su competencia y sí la mía y de la administradora, que nos dejase hablar a las demás.

Esto me ha recordado mis tiempos de cole de monjas. Hace un mes que los niños están ahí y ya estoy arrepentida. En fin, menos mal que las dichosas "religiosas" (hay que jo...) no dan clase. Lo que no ha cambiado desde mi infancia con respecto a estas individuas (hay excepciones, por supuesto, en mi cole no había ninguna...) es la ausencia de humildad, el dogmatismo, la vanidad y la prepotencia. Claro, me ha puesto de peor humor del que ya estaba porque a mí, aunque pueda parecer lo contrario, discutir me fastidia mucho. Lo paso mal, me afecta.

La individua tiene la osadía de decir que si no nos gustaba lo que había que se cargaban el comedor y al que no le viniese bien, que se llevase el niño y fuera. Así que le recordé que me parecía un mensaje y actitud muy cristiana su preocupación por los infantes. Ahí salió como pudo. Se encaró conmigo manteniéndome la mirada. Os podréis imaginar que ni parpadeé y tengo los ojos más negros. Y le aclaré que era un colegio CONCERTADO que ofrecía ese servicio y no podían eliminarlo en medio del curso. Porque como vuelva al ruedo, le dejaré bien clarito lo que supone formar parte del cuarto poder.

Estoy preocupada porque mi trabajo no se concreta, porque el comedor va a costar una pasta y la directora ya no me traga (en este caso el desasosiego es por los niños, no por mí). De todos modos, si se da el caso, y parece que se dará, no tendré inconveniente en recordarle que si quedan cuatro monjas _literalmente_ es porque no hay vocaciones, porque a esos colegios ya nadie mandaría los niños si no fuesen concertados y que viven del dinero público. Así que menos chulería, que si nos ponemos a hacer públicas estas cositas en ese papel tan criticado que es un periódico a la monja igual se le bajan los aires y la vuelven a mandar por donde ha venido.

O sea, que me voy a ir de vinos esta noche porque si no me emborracho, terminaré el día fatal.

¡Dios, esta vida de maruja solitaria me va a matar!

lunes, octubre 02, 2006

Consumismo y astenia

No sé si hablar de Maná o de las marujas del cole. Como veis, soy una mujer versátil que lo mismo habla sobre comedores con las maris que alucina con los Labios Compartidos de los "cracks" mexicanos.

Me han fastidiado ya la mañana con sus discusiones por el precio y tal. No vamos a entrar en este apasionante tema pero sí me ha hecho reflexionar sobre lo insolidaria que es la gente. Personas que están pensando en sacar sus hijos del comedor porque es caro pero, al mismo tiempo, reclaman dos cuidadoras que encarecen el precio. Esto es muy español (y gallego, me temo). Somos insolidarios, individualistas, cómodos y egoístas.

A mí me fatigan mucho estas cosas. Es como ir contra corriente en todo y, encima, resulta que eres borde aunque seas la única que mueve el culo para solucionar algo. Con lo cual, te vuelves más apática y acabas no queriendo hablar de nada con nadie.

A mí me gusta mucho ir por libre. No suelo formar parte de corrillos de ninguna clase. Ni siquiera en el trabajo. Me llevo bien con todo el mundo pero rehúyo el colegueo fuera, los chismes y las comparaciones. Sólo me ponen de mal humor y no saco nada en limpio de eso. Por lo tanto, resulto algo rarita. Porque aunque soy extrovertida y charlatana, confraternizo lo justo hasta cruzar la puerta del curro. Ahí, cada uno a su casa y Dios a la de todos.

Antes era más contestataria. Pero me han dejado con el culo al aire con las reivindicaciones demasiadas veces así que, ahora, me busco la vida para mí solita. Y que les den a todos.

Estoy cansada siempre últimamente. Yo creo que es fatiga emocional. Siento deseos de ir de compras (ainssss...) pero me contengo, claro, porque no tengo un duro. Resulta muy terapéutico eso de comprarse modelitos para mí y los niños. El consumismo sube el ánimo, lo reconozco. Soy mujer, con dos niños y coqueta. ¡Haced el favor de poneros en mi lugar!

Este será el año del consumismo. Consumismo coche, consumismo abrigo, consumismo piso, consumismo dinero de mierda... Como veis, está asumido. Pero esto de estar mirando los eurillos todo el tiempo es una peste. Luego dicen que el dinero no da la felicidad. Me iba a preocupar yo por el precio del comedor, de los modelitos, de la abolladura de mi coche que lleva dos años avergonzándome... Una inyección de pasta y el humor por las nubes. El dinero no da la felicidad, ES la felicidad.

Y que nadie me venga con milongas porque absolutamente todo se compra y se vende. Mirad si no a los millonarios con macizas. ¿Que no están enamoradas? ¿Y qué? Seguro que los miman mucho más que cualquier esposa oficial de contentas que están de vivir como odaliscas... Así que ambos sacan su tajada y ninguno es peor que el otro. Él se compra una maciza y ella se compra el coche y la ropita de Prada. Están a la par.

Bueno, se me ha ido la pinza hace un rato, así que creo que voy a hacer un par de llamadas y sobar, que estoy hecha polvo de la vida misma.

Lo llaman astenia otoñal. No sé si es astenia, abstinencia o precariedad pero algo de eso tengo.

Además de tetas de plástico (es la última flor que me ha echado un anónimo, qué cojonudas las debo de tener....)