miércoles, enero 02, 2013

Esos frustrados que son la sal del ego y la vida...


Este post está dedicado a aquellos individuos que se creen que esto es un periódico o la Puerta del Sol, lugares que reinvidican como espacios de "libertad de expresión". Este blog, como todos los que no son editados por entidades públicas y con ánimo de lucro, son totalmente privados. Que yo tenga la gentileza de permitir que sea leído públicamente no infiere que tenga la menor OBLIGACIÓN de soportar insultos, vejaciones y ataques de personajes frustrados que no tienen el valor de decirme a mí personalmente lo que sea que les pique ni de, aún más, mostrar su verdadera identidad.

De esa misma ignorancia procede la estupidez de reclamar libertad de expresión en mi casa, cuando yo estoy facultada para moderar los comentarios de quien me dé la real gana, porque estos textos son privados, independientemente de que yo permita que los lea quien a mí me salga del pie. Que un frustrado que no haya logrado más que (supongo, puesto que el susodicho ni ha tenido el valor de decir su nombre y no tengo la menor idea de quién es) tomar un café conmigo y, viendo lo que veo, con todo criterio no he querido volver a frecuentarlo, me odie profundamente  por tal tontería, es su problema, máxime cuando de todo esto debe hacer años.

He de decirte, con todo, 1970, ya que no tienes valor para dar la cara ni tu nombre ni decirme lo que tengas que decir en persona -sabedor de que soy de armas tomar- que mi mayor entretenimiento es ver cómo te pones en evidencia día tras día esperando mis posts para insultarme, mientras disfruto borrándolos y tú padeces como un crío de cuatro años cada vez que los extermino. Tu animadversión hacia mi persona, el modo en que me difamas, muestran un enorme interés hacia mí que, si no fueses tan rematadamente vulgar, hasta me halagaría. Seguiré borrando todas las tonterías que intentes publicar como lo que son, spam.

Si quieres practicar la libertad de expresión, escribe tu propio blog, pero primero aprende a puntuar...

Aquí te dejo un post antiguo para que veas que eres uno de tantos que me han divertido y divertirán y que te lo pienses un poquito antes de continuar haciendo el ridículo. Y si eres un hombre, dinos quién eres y qué es eso tan graaave que te he hecho. Porque yo no sé ni quién eres... y eso tiene que ser muy duro para ti, imagino.

Por cierto, definición erudita de libertad de expresión: "La libertad, tal como es descrita, es para “expresar”, no para provocar. Obviamente, una persona que te pare en la calle y te llame “hijo de puta” no está ejerciendo ningún derecho protegido constitucionalmente. El periodista Anthony Lewis, famoso por su defensa a ultranza de la libertad de expresión frente a las presiones políticas, ha dicho que “si el resultado de su uso fuese la violencia, y esa violencia fuese provocada, entonces tendría el valor de un acto criminal”.

Aquí incluyo un texto, ya añejo, sobre este mismo asunto, porque los trolls os repetís como el ajo, a ver si aprendes algo, pelma... Será mi última alusión a tus insultos y, recuerda, aunque te mates a faltarme al respeto, los borraré todos,  me divertiré con ellos y me importarán un pepino. Yo de ti, pasaría página.

 Post "Trolls, anónimos y cobardes"

"El mundillo del blog es un universo verdaderamente peculiar. Cuando comencé a escribir _ya lo he señalado en numerosas ocasiones_ mi único afán era dar salida a esa necesidad de canalizar sentimientos del mejor modo que sé y no perder mi supuesto don así como recuperar el cariño por las letras, perdido durante largo tiempo de resistencia pasiva.

Cuando empiezas, al menos yo, no te haces la menor ilusión de que te vaya a leer nadie. No imaginé que tendría lectores y menos aún que los fidelizaría. He conocido a gente estupenda que ha querido conocer a la persona que está detrás del personaje, me han conocido algunos que se sienten más seguros observándome desde el personaje y luego, como grandes estrellas invitadas, están los "trolls" o anónimos con mala leche.

Hay una gran variedad de éstos. Un año al frente de este cuaderno me ha ofrecido la oportunidad de ir reconociéndolos. Está el anónimo inocente: novato en las líderes de la lectura de blog que, como no conoce los mecanismos y no usa nick, postea anónimamente. Da su opinión, lo que le gusta, lo que no, epero sin más intenciones añadidas.

Otro elemento es el anónimo conocido: individu@ (casi siempre varón) que te conoce y no quiere que te des cuenta de que te lee, te sigue o te mortifica. Los hay que saben que les reconocerás por el estilo (estos son los anónimos amigos y especiales) y están los que _aunque también los reconocemos por la ausencia del mismo_ sufren cierta animadversión contra la figura del blogguero y aprovechan el anonimato para ponerte verde y entrar siempre en el plano personal.

Por último, el "Troll": el troll es una suerte de frustrado que se dedica a ir por los blogs descalificando a quien escribe aunque no tiene valor ni para ponerse nombre. Existen algunos que rayan la enfermedad, así que, a pesar de lo horrible que les pareces, los exabruptos y la porquería que es tu blog, no pueden dejar de leerte compulsivamente (eso sí, se aburren, tú eres estúpida, no evolucionas y eres un ser anodino) y criticarte del mismo modo.

Repetidas veces, algún cobarde faltón responde a los rebates de la blogguera aludiendo a su falta de autocrítica. Curioso: ellos pueden criticarte pero, si argumentas en contra, no aceptas las críticas. Existe también en ellos una penosa tendencia a entrar en la descalificación personal. Afirman que si uno escribe públicamente y admite comentarios, tiene que aceptar que le menosprecien, juzguen o pongan en cuestión.

Esto no es así, señores. Quien escribe, publica porque tiene un don que necesita canalizar. Porque escribir es una manera de comunicar. Cuando alguien toca un instrumento en público no es para que le llamen exhibicionista o se le pueda poner a parir por no ser perfecto. Lo hace porque puede y necesita hacerlo.

La crítica es buena cuando es constructiva y va dirigida al estilo, a la forma de escribir. Si no nos gusta como escribe alguien, al menos yo, no le leo. Si creo que puedo aportar algo, lo aporto pero jamás entro a juzgar y mucho menos a nivel personal.

Cuando admito comentarios no es para que me halaguen como muchos que entienden poco de literatura y comunicación creen. Es, simplemente, una vía de contacto con los lectores. Un troll se cree que eso es el foro del desahogo de sus frustraciones.

Critican tu modo de ver la vida, cuestionan tus comportamientos y tu alma. Eso sí, desde el anonimato de los cobardes, claro está. No te conocen y te juzgan e incluso osan decirte qué camino has de tomar. No entran en el acuerdo o desacuerdo en temas genéricos. Están en desacuerdo con tu existencia, con tu capacidad de transmitir _mejor o peor pero real al fin_, incluso con tu popularidad.

Pues eso, deberían darnos las gracias por encontrar un lugar donde mostrarse tan feos como son en total libertad y nosotros deberíamos estar mudos y no responder para que se queden a gusto. Pero resulta que no va a poder ser, así que, queridos frustrados, seguid leyendo... y sufriendo.

Va por vosotros... lunáticos :D