sábado, diciembre 29, 2012

Cruzar el mapa en busca de la felicidad

Como siempre que he de madrugar y rendir laboralmente al día siguiente, estoy desvelada. Como siempre que he de estar especialmente lúcida y descansar, tengo una migraña, he de tomar un triptán que me deja con los ojos como platos y mi neurona flotante corretea como loca por la superficie acuosa de mi cerebro...

Tengo mucho en qué pensar estos días. Mi primer proyecto de marketing, fruto de mi osadía y algo de talento, unido a la inmensa sabiduría y generosidad de Ana, arranca en estos días. Un reto que me asusta e ilusiona, no diría por igual, porque el miedo gana por varios cuerpos, pero ahí tengo a mi maestra Yoda, con la moral y fuerza que a mí me faltan. Gracias, querida Jedi.

Para más inri, ha germinado con fuerza la idea de dejar definitivamente Santiago. Soy infeliz aquí, llevo tres años intentándolo y aunque conservo tres buenos amigos, tienen sus vidas y yo siento que la mía está vacía, que no se va a reciclar en una sociedad en la que ya no encajo y con un clima que, además de malo para mi salud, directamente me desquicia. Ya no amo esta ciudad, ni tengo arraigo en ella. Ya no pertenezco a esta tierra. Necesito luz, sol, nuevas miras. Lo he intentado y no ha salido bien.

Deseaba volver a Madrid pero hace tiempo que lo he descartado. Es muy caro vivir allí con dos niños y, a decir verdad, tengo cierto miedo a regresar y que me ocurra un poco lo que me pasó al volver a Galicia: que las personas hayan cambiado, que ya no estemos en sus vidas y nos encontremos demoledoramente solos de nuevo. Madrid es una ciudad difícil, si bien cuando llegué tampoco conocía a nadie y salimos adelante y la gente es muchísimo más abierta. Pero las dificultades son mayores y si estamos muy solos, con esos precios será muy difícil subsistir... Aún cuando creo que el futuro, tarde o temprano florecerá allí.

Pero mi estado vital actual, que mira al presente y a la felicidad, piensa en un lugar que, independientemente de las personas que conozca o no, me haga feliz en sí mismo. Ese  lugar es Málaga. Un clima privilegiado, sol todo el año, luz y vida en la calle... Tengo una muy buena amiga allí. Sé que no estará pendiente de mí. Vive ya en pareja, es muy feliz y tiene su propio negocio pero es dinámica, auténtica y sé que me ayudará a entrar en su mundo. Y si no es así, tendré una terraza cálida, un clima estupendo para salir a la calle y gente abierta a conocer. Me da igual si no somos íntimos. Yo sólo quiero disfrutar un poco de la vida antes de apagarme definitivamente.

El sol es casi todo para mí, mi salud se resiente en todos los sentidos con esta permanente humedad y oscuridad. Necesito sentirme llena de luz por dentro y por fuera. Si fuese cien por cien autónoma me mudaría este verano sin dudar pero no todo mi dinero es mío. Si tuviera un currillo, aunque fuese pequeño que lo justificase, tal vez mi madre lo viese con buenos ojos... El caso es que se me ha metido entre ceja y ceja y eso es buena (o mala) señal...

Supongo que la economía va como el carajo pero yo aspiro a teletrabajar, con lo cual, es lo mismo aquí que en Málaga y para mí sería un sueño hacerlo en un lugar así... con mi Sonia, mi Antoñito, las catas, el vinito... "qué felices seríamos los tres, viviendo en mi casita de papel...".

Creo que esta situación tan atípica nos puede permitir, por fin, vivir la vida que nos dé la gana donde nos dé la gana. Un giro vital para hacer eso que no te atrevías. Como si hace falta vivir en el campo, mientras haya colegios cerca. No me gusta la hierba, todo hay que decirlo, pero si es barato y los niños lo pasan bien... ¿por qué no?

Y un porche soleado... qué sueño... Y unos finos con mi Soni, antes de que se convierta en mami, y después también, que hay que atender el negocio... Y una vida en calma, un poco feliz sin más...

Es tan bello soñar. Un pequeño sueldo que me haga independiente para volar...

Soni, yo te hago el plan de marketing para tus vinos, reina ;-D

Qué hermoso sería darle la vuelta al destino porque me da la gana.

¿No os parece la mejor idea que he tenido?


Y volar, volar tan lejos...

lunes, diciembre 24, 2012

De la crisis y la España de los mediocres

Echo de menos a varios de mis lectores y es más que nada por ellos que estoy hoy aquí. Pensando sobre qué escribir que no sea yo misma y este destructivo clima de desesperación que envuelve a este país y mundo de locos.

A mí la crisis me afecta como a todos. En realidad, me afecta  hace muchísimo más tiempo. Casi nueve largos años. Siempre digo que este drama económico ha "democratizado" mi situación. En vez de ser aquella   pobre pringada, soy una más de los casi seis millones de infelices que engrosan las filas del paro.
En todo caso, ya sea por mi largo entrenamiento y por las circunstancias actuales, no estoy en posición de quejarme. Al contrario, opino que mis oportunidades están empezando a crecer, que hay gente que cree en mí y me apoya y que, tal y como está el patio, es el momento de reinventarse como sea. Todo esto sobre el papel es fácil de decir pero en esa lucha estamos.

Como terapia personal y que recomendaría para las tres cuartas partes de la población (es una opinión, claro está) no veo los telediarios ni leo periódicos y demás. No es que esté a favor de la desinformación, durante diez años trabajé en un diario, muchos de ellos al frente de la sección de Nacional e Internacional, así que estar al día era parte de mi labor profesional. Simplemente, da la impresión de que medios, Gobierno, sindicatos y toda la oligarquía que nos dirige como marionetas, desea que la moral general se hunda del todo. Y no es hablar por hablar. Un pueblo hundido es más manipulable, no se levanta, no se queja y, por encima de todas las cosas, no tiene iniciativa.

Los españoles pecamos mucho de eso. Le dimos la merecidísima patada a un desgobierno socialista que no tenía la más mínima idea de gestionar una crisis económica y, como no había otra cosa, votamos a Rajoy, que no le cae bien a nadie pero como no teníamos opcióna, pues hala, a probar. Éste, además de estar totalmente pez de cómo solucionar tremendo embolado para ayudar al pueblo, tenía el componente añadido de que, además, le importaba un bledo, con lo cual, manos libres para arrodillarse ante el IV Reich y hacerle la ola a los que nos insultan y nos tratan como basura. Primero el oro de los judíos y ahora el... qué sé yo del sur de Europa. Todo sea por el nuevo imperio.

Lo triste es que como buenos españoles, en vez de unirnos, nos dedicamos a tirarnos piedras como si eso solucionase algo. Aunque huyo de las noticias, mato el tiempo sabiendo algo de mis amigos a través del facebook (aquí me gustaría hacer un alegato en favor de que alguien cree una página no política para los que estamos más que hartos de que nos amarguen la vida...) y ahí tampoco te escapas. Es dramático ver cómo los que se sienten socialistas gritan consignas como "si votaste al PP eres un hijo de puta" y estupideces del mismo corte. Como si no supiéramos todos que de aquellos barros vienen estos lodos y que, para colmo, muchos no parecen darse cuenta de que lo que está muerto y enterrado es el sistema político de este país.

Y ya nos veo en las próximas elecciones votando a otro partido político (el que sea, será un timo igualmente, nos venderá lo mismo) esperando que haga un milagro sabiendo que el poder los corrompe de inmediato. Y no aprovecharemos este tiempo para organizarnos, para pensar en candidaturas populares, en nuevas oportunidades para el Estado de Derecho, ése que ya no casi no existe aquí. Un país en el que la enseñanza, la sanidad y los principios más básicos se consideran secundarios mientras se enriquecen los de siempre.

Porque es cierto, somos un país de mediocres, esperando que nos solucionen las cosas, que ocurran milagros, sin iniciativa ni ganas de buscar nuevas perspectivas dejando atrás enfrentamientos y guerras viejas que no sirven para nada.

Y por eso, no porque no tengamos más que políticos-basura (a los que votamos, todos ellos), vamos directos hacia el abismo.

Ojalá los mayas tengan razón, caminemos hacia una nueva era y sea el fin del mundo que conocemos.

Porque éste da asco.