Me pasé ayer por casa de mi madre para darle la primera verdadera buena noticia que le doy en mucho tiempo. Mi madre es una mujer peculiar. No peculiar como yo, es otro estilo. A sus 78 años goza de bastante buena salud, es delgadita y pequeña, nerviosa y cotorra (en esto sí que nos parecemos). Recibió una educación megatradicional, claro está. Toda una señorita de la sociedad compostelana (sin pasta, no empecemos, que le tocó la guerra y post) sobrina nada menos que de un canónigo de la catedral que hizo las veces de padre en la educación _aunque no religiosa, era un cura peculiar, es de mi familia..._ de ella y sus hermanos.
La educación castrante que le impartió mi abuela fue tan esmerada que la ablación no fue necesaria. Sin embargo, la dura vida que le ha tocado, lo malos que le hemos salido los hijos y los enormes cambios sociales han hecho de ella una mujer, en este momento, más de su tiempo que muchas marujas treintañeras.
Claro que la sigo escandalizando cuando le digo que no voy a misa (para ella, esto y ateísmo es la misma cosa). Me encanta abrumarla diciéndole que estoy en el mercado y explicándole que el sexo no sólo es asqueroso sino que es muy divertido. No me cree, se ríe, dice "qué asco" y todas esas cosas. Cuando le digo que tengo un pretendiente, automáticamente me pregunta si está casado _defecto horrible y pecaminoso_. Claro, se le olvida, y yo se lo recuerdo, que la casada soy yo a efectos de la Santa Madre Iglesia. Aun así, le choca que haya solteros disponibles. Ningunea mi capacidad de seducción. Cosas de madres.
Hace unos años nos peleábamos como gatas. El choque era brutal. Yo soy la menor, única hija y de carácter firme y decidido, que no es lo mismo que rebelde pero, a todos los efectos, con los mismos resultados. Sin embargo, por estas paradojas de la vida, pudo al fin sentirse identificada conmigo cuando caí en desgracia.
Sorprendente, ¿no? Digamos que la mayoría de las progenitoras quieren que sus hijas triunfen y mi madre, por supuesto, también. Pero mi espectacular caída la hizo sentirse cerca de mí, necesaria, útil. Recuerda _cada vez que la veo, por Dios, es agotador..._ los cuatro años en que estuvo abandonada a su suerte con cuatro hijos hace más de 40 años... Las vueltas que dio su vida y cómo se resolvió. La cuestión es que el verme, por primera vez en su vida, como una hija que necesita amparo, la humanizó. Dejó de juzgarme, de criticarme, de buscar bronca por chorradas. Y se transformó en esa "mamma" que te apoya incondicionalmente y que está un poco ya de vuelta de todo.
Ayer me contó que uno de mis supuestos hermanos _lo es por el RH negativo, por lo demás, para mí no existe_ había vuelto con su mujer. La cosa es que su santa, se "enamoró" como una colegiala de un profe de su Instituto (es docente también). Le dejó y todo eso. Como el calzonazos que siempre ha sido, ha vuelto por lo visto. Me enteré seis meses después, en la línea familiar.
No me alegro ni me disgusto. Creo que me conmueve más la prensa del corazón. Me parece patético pasarse 25 años juntos y ser el modelo estándar de matrimonio como el de nuestros padres. O sea, aburridos, silenciosos y conformes porque llevan tanto tiempo juntos que no se les ocurre nada más. Mi hermano es tal cual un hombre de hace dos generaciones. Yo soy el oponente total. Mi madre es la mezcla más extraña del planeta.
Creo que me ha descubierto en estos dos años y yo a ella. Yo la descubrí antes, el día que decidí dejar de intentar que se sintiese satisfecha de mí porque no era posible. No hace mucho me dijo que ella quería que yo fuese como ella y había asumido que eso no era posible. Ahora quiere a esa loca de hija que le ha tocado. Conste que ella no me ve como una loca, eso lo reservo para las amistades.
Y un día, después de 37 años repitiendo que hubiese preferido tener otro varón, le dijo a una vecina, en mi presencia, que hubiese querido tener más hijas. Y, por una vez, no la contradije. Es posible que hasta sea cierto.
Nos hemos hecho mayores y más jóvenes juntas. Ella seguirá yendo a misa y siendo una excéntrica a la que le encanta montar follones de vez en cuando. Yo seguiré haciendo lo que me venga en gana y provocándola para echarle un poco de sal a su vida, rodeada de parásitos como está, la pobre.
Yo he descubierto, dentro de toda esta locura, que mi madre SÍ que me quería. Aunque no sea como ella.
Y creo que, en el fondo, se alegra.
11 comentarios:
Te superas. No te quitaré ojo.
Besos.
Muchas gracias. Quién eres???
Esta es "mi" Ninfa (y la de toda su familia elegida). Nadie puede negar que sabe contar las cosas, que tiene arte. Pero además sabe extraer lo mas importante, tiene de dónde y ¡como lo hace!
Un atractivo murciano, según dice cierta rizitos.
Lo dice Luis, que es miembro vitalicio de mi familia elegida!
Qué lástima Sol i Lluna que seas tú quien no entienda nada...
Es maravilloso eso de, siendo tan diferentes, que la vida te haya dado la oportunidad de "reencontrarte" con tu madre. Eso es algo que alegra sin duda. Besotes.
Gracias por abrirnos los ojos...es un relato muy tierno y real. Tienes suerte de tener a tu madre tan cerca. Yo la echo de menos con frecuencia.
Nunca he tenido una relación difícil con mis padres, todo lo contrario, me consideran el "hijo perfecto", el modelo a seguir, el que sigue el "camino correcto", carrera, trabajo estable, felizmente casado... (lo odio, al recordarlo...noto los celos de mis tres hermanos menores!)
Pero descubrí a mi madre cuando llegue a Coruña, sólo, con una mano delante y otra atras,...en la distancia controlaba todo (en el buen sentido!)...y somos tan diferentes!!!
cuida mucho a tu madre, como veo que lo haces,...se lo merece!
santibichos
Te equivocas, la cuido poquísimo. Es muy autónoma y yo rabiosamente independiente. Pero espero que recuerde que me tiene, que es una desastra!!!
A veces creo que eres yo dentro de unos años... aunque ya llego tarde a mi boda ;)
Te lo dije: te conozco, mi niña Belén...
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