Tengo el día melancólico. Supongo que la resaca de un fin de semana de juerga y alcohol permanente colabora en estas sensaciones.
Hoy he roto una ilusión. Siempre me da pena dejarlas ir, aún cuando yo misma lo hago para salvar mi pellejo. Pero echo de menos ilusión en mi vida. Yo afronto su falta con serenidad, incluso paz. Pero soy demasiado vital para creerme que eso es bueno. A mí me gusta sentir apasionadamente, reír apasionadamente, amar apasionadamente, hacer el amor apasionadamente. Y todo en la vida te obliga a controlar la pasión. Es una pena.
No soy ninguna niña pero me sigue entristeciendo no poder permitirme el lujo de ser yo de verdad. Sin tapujos, sin miedo, sin vergüenza. Sin sentirme en peligro o con la posibilidad de ser rechazada por ser auténtica.
No me permito enamorarme porque ya sé que no me van a corresponder. No me permito ilusionarme porque no debo enamorarme. No regalo ternura porque toda la que ofrezca se volverá en mi contra, a pesar de tenerla a raudales encerrada en los odiosos tapper wares del corazón. Soy sarcástica e irónica para que no salte a la vista mi posible vulnerabilidad. Soy valiente porque no me queda más remedio. Soy independiente por naturaleza y porque no tengo un hombro donde apoyarme.
Soy muchas cosas que ocultan mi esencia y siento lástima por ello. Me apena vivir en una sociedad donde los sentimientos más dulces, más cotidianos, más tiernos no deben expresarse. Y me apena porque no puedes decirle a ningún hombre que te encantaría quererle si se dejase porque saldrá huyendo.
Creo que soy una mujer auténtica. Por carácter, por mi manera de vivir la vida y amar a quien amo. Sin embargo, no es una virtud. Porque todo lo que tengo de auténtica que me hace fuerte, hace creer que soy invulnerable, que me pueden golpear una y otra vez y no caeré. Es seguro que me levantaré pero estoy cansada y me duelen las rodillas.
Y todo lo que me hace auténtica no permite que me autoengañe, ni que muestre mi lado más amable, más sincero, más débil. Porque me harán daño, no será apreciado, será mi condena.
Por eso, cada vez que muere una ilusión, se muere un trocito de mi lado más tierno. Después de todo, se trata de sobrevivir... ¿No?
Una lástima
6 comentarios:
Ay, Dios!! Me he cargado la entrada que tenía comentarios, joooooooooooooooooooooooo!
Sorry!!
jajajaja! resultas muy interesante... Me reconozco en ti a ratos. aunque al menos en barcelona el sol ayuda quiza un poco mas a hacer la fotosintesis! Besos
P
No sé exactamente lo que te ha pasado y si el problema es que te has vuelto a encontrar con un sapo, lo siento. De alguna forma sientes cosas que te gustaría no sentir (porque al final te acabas ilusionando aunque no quieres), pero eso sí, lo ocultas, de forma que incluso en algún caso puede provocar confusión a quien tienes enfrente (no digo que en esta ocasión ése haya sido el problema).
Sería fantástico que todos fuéramos capaces de expresar sentimientos sin miedo, porque sentir amor, cariño o ilusión es mucho más bonito que no sentir nada y lo normal debería ser no avergonzarnos ni protegernos de sentir cosas buenas.
Un beso!!
No es exactamente que me haya encontrado un sapo, es más bien la imposibilidad lno que hace que las ilusiones deban disiparse.
Tal vez mi costumbre de ocultarme sea contraproducente pero el rechazo asusta también. Y no sé, sentir es bonito pero cuando no tienes correspondencia casi prefiero la apatía.
No sientes ni padeces, tiene sus ventajas.
Gracias y un beso
¿Te considerarías "borderline"? Eres dicotómica....en tus planteamientos...."blanco vs negro"
superautoprotectora.....
eres de las que dicen eso de "Te odio, pero quiereme"....
Bueno....de cualquier forma estas buenísima.....tan solo tienes que "dejar de andar sobre cáscaras de huevo"..
Un besazo....
Icaro
Dicotómica puede ser... Pero no sé de dónde sacas que estoy buenísima...
En cualquier caso, eso sería lo menos importante en estas circunstancias...
Pero gracias
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