lunes, diciembre 04, 2006

Magia agridulce

Y se acercan las Navidades. No voy a entrar a decir por qué no me gustan porque hacerlo resulta ya mucho más tópico que disfrutar de ellas. Simplemente, me dan cierta sensación de temor. No soy miedosa, más bien al contrario. Pero siempre pienso en cómo sobreviviré cada año a ellas. Cuando pasan, tengo la sensación de haber ganado una batalla más y otra prueba superada.

Es fácil caer en el discurso de que son el resultado de un consumismo asqueroso. Probablemente es cierto pero yo me crié en una casa en que no se consumía de nada, no había Reyes Magos, ni cumpleaños ni gastos extraordinarios.
Sin embargo, yo seré honesta. A mí me gusta consumir. Me gustan los regalos (hacerlos y recibirlos), me gusta el anuncio del Almendro a pesar de que siempre me deprime porque yo no tengo ningún lugar al que volver por Navidad y nunca he percibido esa emoción en ningún familiar al verme.

Me gusta ponerme un precioso vestido de fiesta en Fin de Año a pesar de que me niego a salir porque es un auténtico coñazo. Pero el modelito no me lo salto porque me chifla y se me apolillan en el armario. Después de las uvas y dos copas siempre acabo pensando que ha sido otro comienzo de año de mierda y que estoy deseando que se acabe todo ello.

Me gusta beber buen champagne (siempre pero la Navidad es una buena excusa) y me gusta la ilusión de mis niños, sus nervios y su inocencia por la llegada de los mágicos portadores de juguetes. Eso sí que resulta precioso. Y ahí tiro la casa por la ventana mientras pueda. Pero, por lo demás, siempre me invade una agria sensación de soledad.

Los últimos años los pasé con mi familia elegida y estuvimos muy bien. Pero este año lo considero inapropiado. Tendrán aquí a muchísima familia directa venida del extranjero y no creo que deba ocupar un espacio que no me corresponde. Cómo no, sigo con mis dualidades. Mis hijos pasarán una nochebuena tristísima si no mantienen la tradición de ver llegar a Papá Noel (mi querida amiga disfrazada hasta las cejas) con tropecientos regalos para los peques. Pero soy una persona que aborrece molestar. Y como mis cachorrillos y yo somos tan poquitos da la sensación de que hay que acogernos. No soy una persona con orgullo mal entendido pero detesto dar lástima. Sólo son dos días al año y llevo unos cuantos sobreviviendo a ellos.

A mí me encanta creer en el espíritu de la Navidad y creo que las familias unidas sí lo disfrutan a conciencia. No pertenezco a ese grupo pero me gustan las luces de colores, los escaparates llenos de cositas que no me puedo comprar y ese ambiente de bonanza. Si os cuento que una de mis ilusiones es recibir una peazo cesta de Navidad (me fascinan esas con vinos buenorros, ibéricos y patés de lujo...) ya os digo todo. Aunque no compro gran cosa. Hacer una cena carísima no me hace gracia, supongo que porque me fastidia cocinar.

En fin, me preparo para la prueba de fondo anual. Sólo quisiera poder celebrar algo y sentirme segura económicamente. Me daría por muy satisfecha. Del tema sentimental estoy bastante desapegada y me va muy bien así.

No sé si porque se acercan las fechas, empiezo a recibir llamadas y mensajes de hombres que hace tiempo que no veo preguntándome dónde me escondo... Pues nunca me he escondido pero tampoco busco hacerme ver. Debo entrar en el balance anual y se ve que, volviendo la vista atrás, salgo bastante bien parada de su dispersa vida sentimental... No lo sé, en realidad, no me preocupa tampoco.

En fin, sé que tocarán un montón de sms en Fin de Año y esas cosas de gente que me quiere, de gente que no me quiere, de gente a la que le importo un pito y de otra que, en la distancia, nunca me olvida. Siempre hacen ilusión pero es como las postales: me gustan los personales y currados, no los reenviados a tutiplén aunque con alguno me he reído mucho.

Pero siempre me ha gustado un trato especial. Indica interés, afecto, atención. Cosas difíciles de encontrar pero, para mí consuelo, yo tampoco las regalo que digamos.

Se acerca la prueba: vuelta a las uvas, los buenos deseos y el gasto muchimillonario en regalitos para los niños. Al menos ellos sí conservan ilusión, emoción y sensación de magia.

Mis pequeños roedores no han descubierto aún que la magia en estado puro son ellos. Pero cuando lo descubran no se desilusionarán. De eso me ocupo yo.

Que no tengo su magia en mí pero he tenido el privilegio de llevarla en mi vientre.

Y donde hubo, siempre queda.

14 comentarios:

Unknown dijo...

yo todavía no he recibido una cesta de navidad de calidad, todas han sido cutres hasta decir basta. Ahora tengo cuatro clientes y ninguna cesta, bah!

también me gusta la magia de la navidad, aunque sea consumista, pero es genial, me fastidia mucho lo de comprar regalos pq nunca sé qué regalar, prefiero hacer algo yo pensando en esa persona, pero al final no lo hago pues pienso en el qué dirán "mira esta, rata, no se ha gastado un duro" aunque me haya llevado una semana hacerlo. En fins,


feliz navidad, fermosa ninfa, te lo deseo de corasssónnnn corasónnn

Patri dijo...

Ninfa, no tienes ni idea de todas las cosas en que coincidimos, solo hay una en la que no... y es la ilusión.

¿Sabes? Cuando llegan estas fiestas al igual que tú me desvivo por mis niñas y por los míos. Me chifla el anuncio de El Almendro (de hecho pensaba escribir sobre él, pero creo que ahora sonaría a plagio o_- ), el champagne, los sms, y esos turrones de chocolate con licor que a los dos trozos ya estás cantando por Asturias. Mmm...

Sin embargo cuando llega el día de Reyes ahí estoy yo mirando embobada la cara de mis hijas mientras abren sus regalos y por otro lado deseando que acaben para abrir los míos. Lo sé, no tengo remedio y soy de lo más infantil que te puedas encontrar, pero me gusta. ^_^

Vuélvete niña en estas fiestas, o mejor aún, durante todo el año.

Besos para mi dulce niña (lástima no tener perras para mandarte yo esa cesta, cachis)

yo si regalo cosas hechas por mí, paso olímpicamente de lo que piensen. ¡¡Anímate!!

Shutt dijo...

Querida Ninfa, la “magia” esta en tus palabras, en tus pensamientos y en tus ojos, en Navidad lo único que hacemos es perder dinero o mejor dicho "perder dinero de otra manera", Coca-cola nos empaqueto el Papa Noel, el corte ingles las compras compulsivas y así cientos de cosas mas que no tienen nada que ver con la "magia de la Navidad" y sin embargo tu en tus palabras sin querer reconoces donde esta esa magia, esa ilusión, como tu dices, esta en tus "cachorrillos", en su nerviosismo, su inquietud, en su impaciencia por ver a un Papa Noel, que tu y yo sabemos que es de mentira, pero que buscamos para darles a nuestros cachorrillos algo que nadie les dará, la ilusión, la fantasía, la emoción y la esperanza. La sonrisa de un hijo paga cualquier esfuerzo y sacrificios que hagamos, aunque haya padres que nunca lo vean o no le den importancia a eso.

En tus palabras veo que también sabes que al haber sido “madre” la magia esta en ti y no porque te pongas vestiditos monos en fin de Año sino por que sigues pensando en tu niños y te preocupas, después de las dos copitas de champagne y compadecerte una ratito, de que estén arropados en sus camas, esa es la “magia”.

Lo aprendí con Patri, la magia de la Navidad se ve cuando das sin poder, tocas esa magia cuando un hijo te mira a los ojos con un regalito en las manos, ves esa magia cuando ves a tus niños extasiados mirando las luces del árbol y esa magia te desborda cuando esos niños son los que con su nerviosismo, su ilusión, su fantasía, hacen que seas capaz de mirar el Año Nuevo como otro reto para darles a ellos lo mejor de ti.

ninfasecreta dijo...

Shutt, Patri, la magia también está en vuestras palabras y sentimientos.

Supongo que si algo del horror que le había cogido a esas fechas se haya curado, en parte, por lo maravillosas que son para los niños. No seré yo quien les robe la ilusión y a ellos les debo la que queda. Un beso para todos.

Tú, querida, celebra y regala cómo y lo que te de la gana!! Bsss

Anónimo dijo...

Cierto, ahora llegan unas fechas que para muchos, quitando algunas cosas puntuales, nos supone ver la forma de pasar de puntillas sobre ellas sin que nos hagan algún agujero. La ilusión de los niños es algo que nos debe ayudar a ello, perdiéndonos con ella y disfrutándola. Me niego a tener que gastar todo lo que me digan esos señores de la tele y creo que disfrutar con los demás sin tener que hacer ostentación de todo lo que podemos comprar o comer, es toda una habilidad. Un besote.

Bel:-) dijo...

Querida amiga,
Que razon llevas en todo para variar. Este año si que voy a vivir la escenita de El Almendro, y me hace gracia porque desde pequeña ese anuncio siempre me hacia emocionarme (eso y la cancion de Chiquitita de Abba).
Disfruta de tus niños que son lo mas magico y espero verte pronto.

Un besazo!

Anónimo dijo...

yO también viviré la cancioncita de El Almendro esta navidad, será la primera vez que viaje para comer el turrón en casa. No habrá lágrimas porque sólo creo en la navidad como símbolo de consumismo propiciado por elcortinglés y demás chupapagasextras.
Aún así pienso jartarme de abrazos y besos de mis niñas, también. Esos sí que son los auténticos regalos y por ellas merece la pena aguantar el chaparrón.
Saúdos paisanos.

Anónimo dijo...

Hola Ninfita !!!
No me gusta nada esa niebla entristecida que se posa sobre ti...inundate de la magia de tus roedores y disfruta no solo de la Navidad (que a mi me la chufla bastante)...sino de la vida en si, y los problemas, pues poco a poco se solucionarán, pero no te me pongas triste o tendré que ir a Santiago raúdo y veloz y cambiar el café prometido por unos vinitos ;)
Besazos Brujita gallega !!

Anónimo dijo...

Ahora pones fotos de la primrea comunión ?? que mal llevas la edad . . . que pena. jajajaja

Mimos

santibichos dijo...

No me apasionaba demasiado estás fiestas (nunca me apasionaron) pero cuando tienes hijos la cosa cambia...te contagian de la ilusión, llenan la casa de la mágia, de color, de alegría...con ellos me gusta la Navidad...espero estas sensaciones duren muchos, muchos años...

Disfrútalas!!

Un bico

ninfasecreta dijo...

JM, la foto es de abril, la elegí con Angels y ya sé que, aunque disimules, se te ha escapao un piropo...

Mimitos muchos...

Patri dijo...

¡¡Pero qué guapa está esta chica siempre!! ^_^

Besotes guapísima

Anónimo dijo...

Ser madre ya es el regalo que has recibido del cielo...ojala yo consiga tener mis hijos...ni siquiera encuentro un padre para conseguir ese privilegio de SER MADRE...mi consuelo es mi perrito Chili, gran compañero...

ninfasecreta dijo...

María Luisa, lo del padre también es relativo. El papi que yo elegí ya está fuera de mi vida y tiene otra hija más (está chiflado...) pero sí es verdad que esa asignatura no la tengo pendiente.

Aunque es una gran responsabilidad y no todo son rosas. Pero vale la pena, eso sí.

Suerte, quilla :-)