sábado, diciembre 23, 2006

Latidos controlados

Me dicen que sería una fortuna que pudiese sentir que mi corazón late por un hombre. Yo disiento. Prefiero la serenidad de no desear ni esperar a nadie. Yo sé que tengo sentimientos y que estoy viva sin sentirme atrapada por una atracción. Es más, vivo mejor sin ese tipo de vivencias.

Parece cobarde. Lo es. Pensar en alguien sin correspondencia (o con ella pero como se lleva ahora) resulta fatigoso. Cuando tienes veinte años ese sufrimiento resulta hasta gozoso. Cuando tienes treinta estás cansada del tira y afloja.

Me gusta la gente que se muestra. Que sigue sus impulsos sin racionalizarlos demasiado. Que si quiere estar, está. Y si no, sabe irse y decirlo con elegancia. Pero, como nadie lo hace, una ha de volverse cautelosa, desconfiada, desafiante. Siempre a la defensiva. Como una pantera negra. El animal que más me atrae por inquietante. No es el más bello pero sí el más misterioso, sigiloso y con esa clase de fascinación que produce el peligro.

Como ese animal me siento yo. Peligrosa y en peligro. Indestructible y vulnerable. Arrogante y sentimental. Un cúmulo de características innatas y también aprendidas.

Este año ha sido confuso. En materia de hombres no he aprendido gran cosa. Que la calle es muy dura, como le digo a mis amigas comprometidas medio en broma, medio en serio. Que hay momentos en que miro mis manos y, como el abuelo, las veo vacías. Que hay que caminar en soledad por mucho que tus amigos te arropen. Que has de enfrentarte con todo de frente con la única fuerza de tu alma. Esconder la cabeza no funciona.

Que hay personas excepcionales y gentuza a manta. Sigo pensando que si hay un hombre a mi medida está vendido o en lugar equivocado. O que yo no soy la medida de nadie.

A mi favor, un gran avance en el espacio de olvidar a la gente que no sirve. Lo percibo rápido y la expulso de mi pensamiento todavía más deprisa. Sigo desilusionándome ante la zafiedad de algunas persona pero no me afecta gran cosa. Acaba por no ser otra cosa más que la confirmación de lo débil que es el ser humano.

Para mi desgracia, aún no me he tragado mis palabras en materia de desencanto, como predijo mi amiga Ana. Sigo ratificándome. No he visto una luz compañera por ninguna parte. Resplandores fugaces, sí. En algunos casos, un mero espejismo, en otros, un imposible.

Comienza ya un nuevo año. Nunca pongo mucha fe en los cambios por nuevo calendario pero, como buena gallega, procuro cumplir las supersticiones que me sé. Porque no creo nas meigas pero...habelas haylas. Así que intentaré ponerme alguna prendita interior roja _nunca sirve para nada pero es como comprar la lotería_, empezar el año con un ajo encima (yo no´sé, pero al año que me lo salto... malo), poner algo de oro en el primer brindis del cava (no funciona pero evita ir a peor en el tema económico. Yo por si acaso, sigo intentándolo) y algo que se me olvida.

Vamos, que mientras hay vida hay esperanza. Intentaré seguir alimentando la mía en general y estancarla en materia de pareja. Porque lo que está de Dios no se lo lleva el diablo y, a decir verdad, tampoco sé si eso es lo que quiero.

Eso sí, muchas caricitas en el alma, por favor.

Y en la cartera!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida, eso es que aún no me conoces. Un beso.

Anónimo dijo...

...Que todas tus noches,...sean Noches de Boda, y todas tus lunas..., sean Lunas de Miel..
¡Feliz Navidad a las NinfasPrincesas.., secretas y encantadoras!.

Anónimo dijo...

Hola, soy otro Anónimo al de arriba, otro más susual, ya casi un viejo conocido... Muy bonito lo que cuentas, romanticismo a espuertas. ¿Quizá este año te lo traigan?

"Comencé el año conociendo al único hombre que me deja ese regusto dulce/amargo de lo que no pudo ser. Fue mi regalo de Reyes. Bello como un Dios, solitario como un lobo estepario, superviviente como una Ninfa... La vida se encargó de tropezarnos para quedarnos con las ganas y llevárselo de vuelta a un país en el que no quería vivir, a un trabajo que no quería tener y lejos de la mujer con la que, en ese momento, quería estar."

"Gracias a todos los anónimos y a los que me dejo. Si tecleo ya es sólo por vosotros así que no me falléis."

Amén: Descuida que así sea, seguiré como lector eterno y fiel...

ninfasecreta dijo...

Pues gracias. También eterno y fiel anónimo???

Anónimo dijo...

Me tienes alucinada, enamorada!!! eres simplemente, genial!!!
la mujer que yo siempre he querido ser...
me encantas!!!!
sigue siendo como eres, auténtica y real...
y gracias por compartirlo...
eres única!!!!
Montañas de besitos desde la Cuna de Cervantes... muy cerca de tí...

ninfasecreta dijo...

Muchas gracias, Lola! Veo que has empezado por el comienzo... como debe ser. De todos modos, con tantas idas y venidas, si te paseas todo el blog descubrirás muchas ninfas diferentes, algunas con poco de genial. Pero da gusto encontrar gente que te impulsa.

Un beso

ninfasecreta dijo...

Cerca de mí..? Dónde?