miércoles, marzo 07, 2007

¿Ave fénix?

Pues ya soy una esclava del capitalismo en toda regla. No tengo ni tiempo, durante la jornada laboral, ni fuerzas, al llegar a casa, para escribir. Así que me he tomado un ratillo post-comida en la cocinita del currito para dejar que algunos pensamientos circulen por mis dedos hasta las teclas.

Sigo reorganizando mi vida a efectos de vivienda, de ver a mi gente, de conocer a los nuevos actores de mi escenario. Continúo, como siempre, estudiando al género humano, esa especie tan peculiar, vulgar y apasionante a un tiempo. Tal vez debería haber sido socióloga. Le sacaría partido a esta curiosidad por estudiar a los animalitos sociales.

Vivo un poco a contrarreloj pero eso tampoco ha sido un gran problema para mí, en general. Me equivoco en el metro de vez en cuando _no hay que perder las buenas costumbres_, tengo una cita fascinante alternando con los mismímos Austrias una vez por semana y a diario fijo mi vista en esta amalgama de personas de todos los colores que conforman el nuevo Madrid. Sigo en mi empeño de disfrutar de todo porque las cosas malas vienen solas. Y se va logrando.

A caballo entre Galicia _de donde tengo la sensación de no haber salido cada vez que vuelo_ y un Madrid en el que, básicamente, trabajo pero en el que me encuentro cómoda. Soy muy urbanita. Para mí sería mucho más duro vivir en un pueblo pequeño o una semiciudad aún más pequeña que Santiago. Si ha de haber cambios, que sea a lo grande.

Y, a veces, me hago las grandes preguntas: ¿Será verdad que aquí se está solo aunque rodeado de gente pase el tiempo que pase? ¿Conoceré a alguien especial? ¿Resistiré el tirón y lograré afirmarme en este lugar? ¿Tendrán mis pequeños roedores aquí un lugar donde crecer a todos los efectos?

Hace mucho tiempo que no hago planes mucho más allá de una semana. En ninguna esfera. Ni emocional, ni laboral, ni de ocio. Vivo al día. Lo aprendí con muchas cosas pero, especialmente, con la muerte de mi hermano. Le recordaba ayer y me recordaba a mí misma en otras etapas _mucho más duras que la actual_. Parece que he sobrevivido.

He tirado del carro sin derrumbarme demasiado, no me he convertido en una amargada, cada día soy más vital. No tengo arrugas en el alma ni en la piel. Soy una versión mejorada de mis 20 años.

Hasta hace un tiempo, aunque extrovertida, cuando conocía a la gente era muy vergonzosa para iniciar una conversación, una relación o lo que fuese. Ayer, precisamente, conversaba con mi joya de la zona palaciega y él me preguntaba qué había hecho que eliminase esa barrera. Nunca me había detenido a pensarlo.

La adversidad puede hacerte crecer, especialmente, cuando no hay elección. Me sacudí los complejos _ahora me llaman sobrada pero no importa porque voy sobrada_, no suelto la ironía para absolutamente nada y atajo cualquier tipo de timidez como si fuese una valla a saltar. Y, con cada salto, me siento más arriba.

No tengo ni idea de cómo será mi vida a medio plazo y no soy ninguna niña. No me preocupa que los años pasen y continuar sola. De hecho, creo que ya no me lo imagino de otra manera. Con mis aventuras, más o menos largas, pero sin sentir la necesidad de compartir una casa con ningún hombre. Y es bueno.

He de reconocer que las pocas veces que echo de menos a un hombre es de noche. De día es que ni me planteo que me haga falta absolutamente para nada. No es así con los amigos. Sin ellos y mis niños todo esto no tendría el menor sentido. Si los primeros me hubiesen faltado a lo largo de estos últimos cuatro años hubiese desfallecido, seguro. De los niños, huelga decir nada. La naturaleza es muy sabia. Nos hace resistir lo que sea con tal de preservar el bien de nuestra prole por encima de lo que sea.

A veces me asusta este giro vital. Me he pasado tanto tiempo al fondo, me he acostumbrado a que las cosas saliesen tan mal que, de pronto, temo despertarme. Porque llega un momento en que realmente crees que no saldrás del hoyo. Y no puedo evitar pensar en todas esas personas que, tal vez, nunca puedan hacerlo. No es que yo esté a salvo (ni mucho menos) pero está claro que mi complejo de ave fénix me ha abastecido de una resistencia o fuerza _porque he de admitir que había perdido la fe_ que me ha mantenido a flote, por decirlo de alguna manera.

Así que ahora que, de momento (síii, gallega, desconfiada, escaldada), me toca celebrar que el cuento ése del santo Job igual resulta que era cierto. Y yo, que he sido la impaciencia personificada he hecho de la capacidad de esperar mi bandera. Y las cosas cambiaron cuando correspondía pero el temor a que vuelvan a caerse está omnipresente.

En cualquier caso, la incertidumbre de vivir no se pierde nunca.

En ciertas cosas, afortunadamente.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Ninfa, la verdad es que tenia tu blog bastante abandonado y estaba perdiendo calidad,pero ya sabes los motivos.Me dio mucha rabia que no nos vieramos en Madrid per leyendote ya entiendo que no cogieras el movil.En la zona de Huertas arrastre a varios compañeros con la promesa de conocer a unas mujeres espectaculares y simpaticas y quede como Zapatero(mentiroso).Pero bueno me alegra ver que te van tan bien las cosas, como ya te adverti, traigo suerte.
Un beso y mucha fuerza

tumejoramig@ dijo...

Calma Ninfa,todo lleva su tiempo de adaptación. Incluso adaptarte a que tus angelitos no hagan otra cosa más que hablarte de superpapá cada fin de semana. Recuerda la actitud, tu eres triunfadora, y así tienes que mostrarte, sonrisa al viento, y delegar, porque eso tiene más impulso. Y si te has de desparramar a llorar, en casita y en el baño. Poco a poco harás nuevos amigos, ya no tenemos el miedo de los veinte, y sin embargo sí conservamos ese encanto, seamos como seamos, aprovéchate. Y que te quiten lo bailao!!!! Suerte mi niña, que el éxito eres tu.

ninfasecreta dijo...

Lobo, no te cogí el teléfono porque, como imaginarás, no me iba a pasar la noche de fiesta con él entre los dientes. Sin embargo, sí estuve al tanto.

Ya te dije que lo que pasó es que _como algún día que deberías recordar_ los sms y llamadas perdidas llegaron a las 3.20 de la mañana. A partir de las dos, ya decidí no mirar más (por antipáticos).

Otra vez, lo que se hace es quedar, como antiguamente, y todos contentos.

Y algo Zapatero sí eres... jejejee!

ninfasecreta dijo...

Tu mejoramig@, gracias por los ánimos y la fuerza. Por ahora no lloro nada, aún veo mucho a los niños y espero que lo podamos hacer lo mejor posible para ellos.

Ahora mi reto es afianzarme en el puesto, es pronto para cantar victoria. De todos modos, no será por lo que ponga de mi parte. Un besazo

Anónimo dijo...

Las veces (muchas) que me pongo a leerte siempre acabo fascinado. Tienes un don. ¿Qué cantidad de gente no sentirá las mismas inquietudes de las que hablas y no son capaces de transmitirlas, o expresarlas?. Hablo de mí, natururalmente. Me siento tan "rebosante" de experiencias e inquietudes, sin embargo, no soy capaz de expresarlas como me gustaría, y menos aún hacer que fluyan por mi boca (por tus dedos, en tu caso) como lo haces tú. Te envidio (hablo de envidia sana). Y por supuesto, te admiro. A diferencia de ese "anónimo desconocido" yo sí me atrevo a decírtelo (y además debo): ¡Te admiro!.
Que sí, que sí, Vaaaale, me has pillado... Ya sabes quién soy. Claro, ¿cómo esconderse de los "poderes" de una ninfa?

ninfasecreta dijo...

Cómo puede un brillante no relucir aún agazapado en el carbón??

Los poderes de una ninfa son limitados. De hecho, no se salva de la vanidad y de sentirse encantada de poder llegar de este modo a quien me lee. Sobre todo si es un anónimo tan encantador...

Anónimo dijo...

Queridísima ninfa; a pesar de los kms q nos separan, ¡estamos a una! Me ha pasado igual que otras veces, y me resulta muy reconfortante: al leerte me veo reflejada, tengo la sensación de que, salvancdo las distancias (y nunca mejor dicho) son mis pensamientos los que estás expresando. Y digo q me reconfota pq a falta de tener capacidad para escribirlos yo misma, es un gusto ver escrito cosas q me gustarían contar y además, sin pasar trabajo; jejeje. Un besazo y cuídate mucho; no cambies, no lo necesitas

santibichos dijo...

La vida fluye, es obvio...uno intenta poner barreras de arena para que no desparrame al lado equivocado, y las pone, claro, aunque a veces en el sitio equivocado y todo se va al garete (que significará esta palabra?)...No creo que la vida sea una incertidumbre...

Veo que te adaptas bien al foro...es una gran ciudad, te lo aseguro!

Un bico

ninfasecreta dijo...

Ch, me alegra que mi blog te sirva de catarsis a ti también aunque sea a modo de lectura.

No podría cambiar aunque quisiese pero ya sabéis que no quiero!!

Un besazo, espero verte!

Santi, me las apaño, me las apaño. Y tu vida está llena de certezas, seguro??

Biquis