sábado, agosto 12, 2006

Houston

A veces uno conoce personas especiales en circunstancias especiales. Son momentos puntuales que se dan sin que se sepa cómo ni por qué.

Son individuos que pareces haber conocido en otro espacio-tiempo. Cuando los silencios son cómodos, no hay prisa por vivir algo que, sin embargo, se autodestruirá en unas horas. No habrá pasado ni futuro. Como en una película antigua con Cary Grant. Sólo que aquí no hay final feliz. Tampoco infeliz. No hay final porque el comienzo es imposible. Y por una contada ocasión, eso no tiene la menor importancia.

Decides pasar largas horas descubriendo cómo,a miles de kilómetros, alguien es afín a ti. Compartes gustos, experiencias, intimidades, bromas, olores, sabores. Te sorprendes disfrutando como viejos conocidos.

Es un joven ganador. Brillante, valiente, viajero, diferente. Vive en un mundo paralelo a toda nuestra estupenda y, al mismo tiempo, vulgar existencia. Puede pasar horas escuchando y riendo el monólogo del clown de turno. Yo misma, en este caso. Fuera de lugar y perfectamente camuflado entre la multitud.

Conversamos durante muchas horas. No dormimos para no perder la oportunidad de compartir esos momentos de comunicación que sabíamos que jamás se volverían a repetir. Y somos lo bastante maduros para saberlo, reconocerlo, aceptarlo y hasta disfrutarlo. No tenemos nada que ver y nos parecemos mucho.

Yo de letras, él de ciencias. Yo a Santiago´y tú a Houston. Apenas un soplo de emoción que se ha esfumado ya. Un alma gemela en un mundo opuesto.

No puedo contar mucho. No hay nada que contar. Sólo unas líneas para que, aquel que teme que el tiempo borre sus vivencias, que tiene morriña en el país de las oportunidades, pueda recordar, sin temor a que el pasado le engañe, que un día, en el país de la ausencia de ellas, pudo disfrutar del silencio, de la risa, de las palabras. Porque, como dice Manolo García, "nunca el tiempo es perdido, sólo un recodo más en nuestra ilusión".

Entre recodo y recodo, hay momentos fugaces para no olvidar. Aunque el tiempo haga que no los recordemos. Vuela alto. Vive todo. Sé libre. Y encuentra lo que buscas.

Te deseo todo lo que quiero para mí. Nada menos. ¡Bon voyage!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No le envidies tanto, quizá sea un precario en un país extranjero...la vuelta es muy dura!

Santibichos

ninfasecreta dijo...

Créeme, no es un precario, es una estrella. Tampoco le envidio, le admiro. Y espero que no tenga una vuelta dura, no se la merece.

Anónimo dijo...

...pues, yo también le envidio!, Y le deseo el mejor "retorno".

santibichos