miércoles, agosto 16, 2006

Vuelve el dolor

Ha vuelto. Mi vieja compañera, inseparable de mí desde los doce años. Me ha regalado una noche de vómitos y dolor. Y, sobre todo, de impotencia. Se llama migraña y, cuando decide cebarse en mí, es implacable. Tomo medicación hace nueve años y mi calidad de vida ha mejorado bastante. Pero como todo lo incurable, aparece en el momento más inadecuado _si es que hay alguno adecuado para sufrir_.

Dice mi neurólogo que los migrañosos somos los grandes incomprendidos. Un diabético tiene mejor calidad de vida que cualquiera de nosotros pero se nos asocia con la "jaqueca", una delicada excusa para no asistir a citas de sociedad. Mi juventud y adolescencia se vieron acosadas durante años por crisis de vómitos, dolor de cabeza insoportable y un montón de diagnósticos erróneos. A los 18 años acertaron pero no había tratamiento. Y el daño se había cronificado. Sin fármacos estaría enferma siempre. Hasta hace nueve años no hubo medicación eficaz así que, cuando se presentaba la crisis, no había otra elección que vomitar de modo intermitente _cada cinco minutos, independientemente de que hubiese nada que expulsar_ desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche. Tenía horario y todo.

Ahora hay profilaxis para diario y para crisis. La de ayer fue gorda y sólo me quedaba un triptán (una bomba para la ocasión, vamos). Hubieran hecho falta dos y no quedaban. Mala previsión, terrible noche. Encima no las venden libremente.

Estos días me recuerdan todo lo que tengo cuando estoy bien. Nada menos que salud y mucha vida. Sin esperanza de curación pero tampoco con peligro de muerte. Y, en estos ratos, todos mis deseos se reducen a recuperar la lozanía, el bienestar, la calma. Vendrá con las horas, muchas pastillas y el descanso. Vendrá... Por un tiempo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que cada vez tengas menos episodios de migrañas...deben ser terroríficas!...tengo gente cerca que las padece y se les desencja hasta la cara...

Ánimo. Y a ver si enventan un farmaco realmente eficaz!

Un bico,

Santibichos