jueves, agosto 24, 2006

Aprendiendo a golpes

Aquí estoy robándole horas al sueño. Mi cita diaria con mi blog se ha vuelto una necesidad o una agradable obligación. Es muy satisfactorio para mí encontrar personas que me dan las gracias por escribir, por ofrecerles unos retazos de mi casita internáutica y que sepan disfrutar de ella. Así que, entre que este lugar se ha vuelto mi diván de psiquiatra gratuito y deseado y las hermosas palabras que me enviáis algunos de vosotros, no puedo por menos que desear tener algo que ofrecer cada día.

Estos días estoy viviendo una crisis, para variar, externa. He visto cómo una amiga ha tenido su primera rotura de corazón a una edad algo tardía, quizá por su complejo de campanilla y esa extraña obsesión por no crecer. Las mujeres _en general, ya sabéis que yo estoy en proceso de masculinización emocional..._ tienen/tenemos una tendencia francamente peligrosa a montarnos películas con nuestros amantes. A día de hoy, ya ningún hombre se plantea de entrada "salir" con una chica que le guste. Más bien, se acuestan con ella para que se les pase. Y se les pasa, vaya si se les pasa.

Sin embargo, he de reconocer que las chicas, por muy avisadas que estén, siguen soñando con príncipes, con ser especiales y ser ELLA: esa chica diferente, especial, que convierta al reticente "follador" en un enamorado y fascinado noviete. La realidad es que eso raramente ocurre y lo peor es que las féminas acostumbran a ser poco sinceras consigo mismas en este plano.

Por lo tanto, cuando la historia se acaba y nos golpea en las narices, todas a una se dedican a echarle la culpa al "partenaire", independientemente de que les haya aclarado por activa y por pasiva que él está ahí sólo para pasar un buen rato.

El hecho es que cuando un hombre dice que no quiere una relación la expresión exacta debería ser que no quiere una relación CONTIGO. Pero no nos gusta entenderlo. Luego hacemos cónclave, decidimos que es un cabrón, ella se hace un rato la víctima y a seguir haciendo el primo.

A mí estas actitudes me fastidian mucho. Como mujer me molesta la ausencia de autocrítica que tenemos cuando nos arriesgamos. Esto es, si el tío quiere sexo y te encaprichas, perfecto, pero la culpa es tuya. Claro que hay que tener en cuenta que, como todos quieren sexo y nuestra moral judeo-cristiana nos ha educado para encontrar al naranjito para el resto de nuestra vida, pues vamos de desilusión en desilusión.

Luego está la otra cara de la moneda. Que aquí hay caña para todos. La insensibilidad de los hombres en nombre de su libertad o de su claridad es cada vez más evidente. Nunca se hacen responsables del sufrimiento de nadie incluso cuando son perfectamente conscientes de que, hablando alto y claro y manejando cada relación tal y como corresponde a sus sentimientos, podrían evitar romper algún que otro corazón. Pero, a qué engañarse, les encanta. El ego masculino supera cualquier atisbo de culpabilidad o sorpresa. Están tan felices de haberse conocido que, después de todo, es normal que las estúpidas de turno hagan lo mismo. Y es una auténtica espiral de desmanes emocionales.

Hace un par de meses una querida amiga me decía que su relación con un chico no iba a ninguna parte porque eran tal para cual. Que ambos habían hecho del sexo y el no compromiso su bandera y, a pesar de que se atraen muchísimo, según sus palabras "los que entramos en esta espiral ya sabemos lo que hay y no hay forma de salir".

Yo observo toda esta entropía con cierta agradable frialdad. Como me he pasado al otro bando (al de los insensibles, ojo, incomprensiblemente siguen gustándome los hombres...) mantengo la distancia, procuro que nadie me guste demasiado y entono cada mañana como un sonsonete la fortuna de poder tontear hasta con las piedras y no estar prendida de nadie. Por ahora funciona. Sé que me aburriré pero de las parejas también se aburre una. Ya se me ha olvidado que es una pareja y no dejo que las mariposas en el estómago me enturbien la vista. Me parezco cada vez más a ellos. Me refiero a los hombres.

Es divertido pero perecedero. La diferencia entre un hombre y yo es que sé que, más tarde o más temprano la sensación de vacío me podrá. Pero, al menos ahora, disfruto de lo que puedo tener que no es demasiado aunque otras lo tienen peor. Puedo elegir. Ganado, claro. Hombres de verdad y encima valientes sólo están en los cuentos de hadas.

Eso es lo malo de ser una ninfa... Eres un personaje de cuento atrapado en vulgar cuerpo de mujer. Y esa es lo único que se ve. Así que la ninfa cada día está más muda y deja a su cuerpo que se divierta. Porque lo que regalan las ninfas no es para todos los públicos. Y estamos tan pasadas de moda como el circo. No tenemos público.

Y, es probable que, muy a nuestro pesar, no tengamos tampoco lugar. Acabaremos también en la sección de saldos, como esas horribles figuritas que las señoras ponen en esos infames aparadores de comedor del año de la polka. Llenas de polvo y convertidas en invisibles en medio de tanta horterada.

Por cierto, ¿A cuánto está el gramo de ninfa?

6 comentarios:

RUFUS dijo...

El gramo de ninfa no tiene precio, es etéreo y de peso no calculable.
En cuanto a tu escrito, discrepo abiertamente y lo apoyo con las puertas cerradas a cal y canto.
Tu visión estereotipada que prejuzga el rol de la persona humana que tiene pene debajo el ombligo es tan simplista que no se aguanta en pleno siglo XXI.
Hoy en día el mamoneo emocional es transversal, el canibalismo sentimental tiene victimas de los dos lados. Hay mucha mujer devora hombres y mucho pusilánime sin orgullo que todavía arrastra los pies del ultimo naufragio.
Digamos que tienes razón en el discurso pero no el reparto de papeles generalistas.

Y para terminar, me hace gracia que te atrincheres ideológicamente respecto el amor (palabra cursi para una cosa tan dolorosa), el amor, cuando pica de verdad, es irracional e incontrolable, ya puedes tener las tablas que quieras y predisponer tus acciones en base tu experiencia. Si te muerde en la yugular y te enamoras de nuevo, podrás saber que el precipicio es letal y tenebroso que el sufrimiento emocional no te lo quita nadie.

Salut

ninfasecreta dijo...

Evidentemente que generalizo y trabajo con estereotipos. Ahora, querido Rufus, que me digas que los papeles están a la par... Una leche. Ojalá llegue a ser así. Como ves, tú mismo calificas enseguida al hombre sufridor de "pusilánime" (por haber caído en las garras de sus sentimientos como un blando... mu masculino todo..) y mucha devorahombres (falta es lo que hace y es lo que, siempre dentro de la generalidad, se merece la mayor parte del personal masculino. Ya os toca morder el polvo... en pleno siglo XXI)

Lo de atrincherarme respecto al amor, no sé por qué te hace gracia. Tengo una vasta experiencia en temas amorosos, no amorosos, líos y demás movidas y, como es lógico, me atrinchero donde me da la gana. El amor muerde a quien se deja y la mayoría de los tíos saben bien a qué refiero. Y no se sufre igual la primera vez que te lastimas que la segunda o la tercera.

Y cuando conoces los pasos, puedes huir mucho antes de que te muerda ningún áspid "letal y tenebroso"...

Salut

RUFUS dijo...

Vamos a ver, tu replica no me contradice.
Claro que descalifico al hombre sufridor como “pusilánime” para hacer un paralelismo con los descalificativo que haces tú de las mujeres de tu post, no por haber caído en las garras de sus sentimientos como un blando. Utilizaba tu mismo lenguaje respecto a las victimas (del “usar y tirar”).
Y lo mismo con la etiqueta de devorahombres, un paralelismo equivalente a los “cabrones” de tu escrito.
¿Hacen falta muchas devorahombres?
¿Entonces tu solución es triturar la ética, y buena fe, y que todos nos despellejemos los unos a las otras y las otras a los unos?

“Ya os toca morder el polvo... en pleno siglo XXI)”

Pondría un “sin comentarios” pero es que con ese revanchismo generalista, sin matices ni distinciones te quita toda la solvencia moral para denunciar al género masculino.
Tu moraleja es: “nos han estado jodiendo y yo quiero que se jodan ellos”
Lo políticamente correcto (y ñoño-cursi) seria “seamos buenas personas los unos y las otras”.

Respecto al tema de tu atrincheramiento en el amor por tus experiencias, estamos hablando de conceptos distintos. Si todavía crees que el mar esta lleno de peces (sustituibles y intercambiables) es que no nos referimos al mismo “amor”.
El tuyo se puede racionalizar.

Salut

ninfasecreta dijo...

Posí, Rufus, lo de seamos todos buenos es ñoño y utópico.

Y claro que no nos referimos al mismo amor. Cada uno tiene su modalidad y hace con ella lo que tiene a bien.

Y sí, nos han estado jodiendo y, de vez en cuando, os viene bien a vosotros. La solvencia moral supongo que es algo discutible porque, a lo mejor, mi discurso es más realistas y menos políticamente correcto.

Y para todos, CLARO QUE ESTOY GENERALIZANDO!!! JAJAJAA!

Raúl Alberto dijo...

Alo Ninfa, desde el fondo de mi vapuleado corazón, guerra avisada no deja victimas, eso es lo que se espera, pero concuerdo que muchas veces (las mas de las veces) las mujeres suelen oír solo lo que desean oír, aun les remarques el hecho de desear solo una relación meramente física y de corta duración, al parecer piensan que cada una es capaz de redimir a cada hombre, con su “amor” y así nos va, unos salimos como basura y otras como victimas, que mas hacer ???… en fin, cuando menos se dijo ahí viene el lobo…
Un besazo y que mas no daría yo, por adquirir unos nanogramos de Ninfa, avisa a cuanto se cotiza para echar puja…

Anónimo dijo...

A ti te pasa como a todas, por mucho que hables de "masculinizar" tus emociones. Te mueres porque un buen polvo se convierta en tu media naranja.
Seguro que tienes perfil en alguna página de contactos, y te follas al que te atraiga, como todas, soñando con convertirlo en un hombre como el que tú quieres.
No te hagas la superior a las demás, porque eres una más. Y por lo que llevo leyendo desde hace tiempo, una mujer con muchos complejos, insegura, y que necesita reafirmarse.
Lo de ninfa como nick ya delata que te quieres proyectar como una diosa sexual. Dime de qué presumes...