viernes, febrero 22, 2008

Del color de la pantalla con que se mira

Estoy cansada. Una amigdalitis (más me valdría decir la cuarta en cuatro meses) me ha dejado baldada. He tenido fiebre para subirme por las paredes, no he podido comer, me duelen la cabeza, la garganta y los oídos y tal y tal. En fin, que estoy sin fuerzas ni para el fin de semana. Vaya por Dios.

A mí gusta hablar de cosas cotidianas. Como tengo tan mala leche las convierto, al contarlas, en algo divertido, o eso me dicen. Me pregunto sobre qué hablar hoy en medio del zumbido de mi cabeza.

Los foros son un mundo curioso, al menos para mí. Me refiero a la visión del foro en su versión original: punto de encuentro y conversación. Se encuentra ahí de todo una. Yo suelo tener feroces enfrentamientos periódicos con algún miembro o miembra de los grupos. Tengo ese aire combativo que tan estimulante es para unos y tan desagradable para las que van de almas cándidas aunque la mala leche les aflore por los poros. No tengo piedad con ellas y me divierte descubrirlas.

De niña me encantaba debatir. Ahora no tanto, me molesta discutir. Sin embargo, el que tuvo, retuvo y es difícil aparcar a la follonera que hay en mí cuando me siento provocada o atacada directamente por expresar mi opinión.

En un foro que yo frecuento hay españoles y muchos sudamericanos. Encuentras desde la gente más encantadora y culta, pasando por la más simple pero buena persona hasta la pedante insufrible. Lamentablemente, y teniendo como tengo espectaculares amigas argentinas, suelen ser las oriundas de estos lares las más “listillas”. Pedantes hasta decir basta e incapaces de corregir una declaración equivocada, no por mi visión sino por la apreciación conjunta del foro.

En los foros oigo de todo. Desde los que me echan de menos cuando no entro porque la cosa, de calmada, pasma de aburrida, hasta los que echan sapos y culebras sólo con ver mi foto. Eso sí, no dejo indiferente a nadie. Ahí reside el quid del asuntito.

Sin embargo, he hecho amigas entrañables. Con alguna de ellas _ambas de sangre muy caliente, demasiado parecidas_ con encarnizadas batallas escritas. Y luego la paz, el diálogo y la química personal.

Ése es el peligro y el encanto de internet. Puedes empatizar y tener mucho feeling a través de la red y, en persona, ninguno. Y a la inversa. Puedes/pueden mejorar con el directo hasta extremos increibles.

¿Por qué será? ¿Fingimos en la red, sacamos lo mejor, lo peor, lo que se espera de nosotros o, simplemente, nos creamos la imagen que nos parece del otro? Probablemente sea una mezcla de todo. Es parecido al amor, quizás. No todo es verdad ni es mentira.

Es del color de la pantalla con que se mira.

4 comentarios:

Patri dijo...

Curioso, porque en uno de esos foros te encontré a ti. Una de las personas más cariñosas y encantadoras que conozco, a la que quiero muchísimo y con la que, curiosamente, no he tenido ninguna discusión... ¿Será por que soy muy simple? o_-

Cuídate esa amigdalitis, por si te sirve de consuelo, yo también estoy pochita.. :(

Besotes cariño

Anónimo dijo...

Si tiens razón. Te puedes llevar muy bien con alguien por aquí y luego conocerlo en persona no tiene el mismo feeling.

un beso.

Pepe Castro dijo...

He conocido muy pocas personas en persona con cuyo primer contacto haya sido en la red, pero casi todas me han causado una impresión muy similar a la que me esperaba de ellas.
Creo que hay que ser muy bueno para crear -y mantener- un personaje virtual que poco o nada tenga que ver con la verdadera personalidad de uno, aunque haberlos, haylos, me consta.
Un besote, guapa.

SexTypeThing dijo...

jajaj me encanto la frase con la que cierras...

y es la verdad, en internet somos lo que queremos ser, aunado a lo que los otros quieren que seamos...

que complicado