viernes, diciembre 14, 2007

El amor acaba

Un lector me ha pasado un texto muy interesante. Habla del mito del Rey del Bosque de Nemi. Cito textualmente:

“El mito dice que en el bosque de Nemi vive un rey, un rey cuyo orden sucesorio viene determinado no por descendencia ni elección de condes palatinos sino por el asesinato. Este rey vive en perpetua vigilia, en permanente riesgo: sabe, efectivamente, que cualquier día aparecerá alguien mas fuerte, o mas joven (o ambas condiciones juntas) que le matará y reclamará para sí el trono de rey del bosque".

"Éste era el propósito de mentarte esta leyenda. Se me ocurrió pensar que el amor no es muy diferente al mito porque en el amor uno vive en permantente riesgo, en perpetuo temor, eterna incertidumbre de que en cualquier momento aparezca el pretendiente al trono y nos despoje de ese trono que es nuestro amor, nuestra mujer (u hombre, no?). Jamás estamos seguros en nuestro trono. No hay juramento, ni documentos de propiedad de la oficina de catastro de Roma, ni fuerza física, ni culpas, ni venganzas que nos resten un ápice esa inseguridad eterna. Siempre pendientes que llegue el pretendiente, disfrazado de joven apuesto o quizás de olvido o quizás de encono. Porque que otra cosa que la muerte es esa sustitución brutal de un amor por otro?.”

En realidad, el texto de este lector es para transcribirlo tal cual pero esas cosas no se hacen sin permiso del autor. Yo suscribo sus palabras al cien por cien y vivo el amor (o más bien la recreación de su posible existencia) del mismo tortuoso modo. Como dice Vexiliario, no se puede pretender que el enamoramiento sea “un estado vitalicio y buscar la burguesa satisfacción de tener a alguien al lado para toda la vida, como quien tiene una casa o un perro”.

Esta última frase me parece particularmente brillante. La gente me mira extrañada cuando digo que no quiero una casa en propiedad que amarre mis pies a un suelo rodeado de paredes ni un amor/desamor que me asegure no ver la televisión en soledad. Yo comparto con este lector que vale la pena intentar vivir el amor aunque dure una hora o dos años porque, desde mi punto de vista, la vida se hace de momentos, de picos de felicidad, de belleza que hay que cazar al vuelo. Luego está la vida normal, la rutinaria. La seguridad.

Seguridad. Es una palabra que se antoja extraña y lejana a mis oídos. No he vuelto a sentirme segura ni una sola vez desde que perdí mi seguro trabajo, mi segura casa, mi segura familia. No hago planes ni siquiera a medio plazo porque no tengo la sensación de perdurar en nada. Y sólo me angustia por mis hijos porque ellos sí necesitan seguridad, rutina, estabilidad.

Pero yo no. Yo espero pasiones que me arrastren y me ordenen qué senda seguir sin permitirme abrir la boca para replicar, alzar la mano para defenderme. Quiero que aten pies para que no pueda huir. Y quiero que esa pasión sea recíproca. La quiero yo que mido mis pasos contra mi voluntad porque no conozco más protección que la autodefensa a ultranza.

También sé que espero cosas que suenan a locura de veinte años desde la perspectiva de quien no tiene ya nada de loca ni se deja llevar. Pero eso no quita que igualmente esté deseando ser raptada y sometida a la pasión como una cautivadora sabina.
Ése es el problema de ser una paradoja permanente, que resultas incoherente a los ojos de los “adaptados” mientras te mantienes camaleónica para sobrevivir en este mundo de seres comunes y corrientes.

Hay quien dice que es verdad que el amor tiene final pero no se puede cambiar de amor como de bragas. No puede hacerse, en eso estoy de acuerdo, porque el amor surge raras veces a lo largo de toda una vida, pero no tengo dudas de que si yo _la de hoy, no la de ayer_ estuviese presa de la “estabilidad” y viese brillar el amor, cambiaría sin dudar porque los milagros se dan una o dos veces en la vida, si se dan.

No sé si esto es cambiar de amor como de bragas. Si así es, creo que me cambio de bragas, en el sentido literal, con demasiada frecuencia porque el AMOR no aparece cada mañana, como la lencería limpia.

Y es por esto que se acaba.

(Por cierto, a ver si me votáis de vez en cuando en el post del concurso de Atrápalo, jajaja! Graciaaas!: http://ninfasecreta.blogspot.com/2007/11/saltos-mortales-en-360-palabras.html)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo con cierta indulgencia (para conmigo mismo, claro) las palabras del cura que me casó "blabla bla bla... hasta que la muerte os separe", !coño!, pensé, eso está muy lejos, ¿no?. Años más tarde, cuando me separó el juez (ahora si, con total y absoluta autoindulgencia)no me recordó mi efiméro paso terrenal, pero de lo que estuve seguro fue de la durabilidad de sus efectos.

En fin, que el amor es para toda la vida, mientras dure... la vida, o el amor. Por otro lado, y rizando el rizo, yo creo que tampoco estaba tan equivocado el de la sotana: veamos, si la iglesia la fundó un tal Pedro y este vivió allá por el siglo I (aunque el nunca supo que tuvo el privilegio de vivir en él), y por entonces la expectativa de vida no iba más allá de los 40, entonces creo que si que me "casé" para toda la vida... y ahora estoy en mi segunda vida.

Saludos invernales :-)

ninfasecreta dijo...

Jejejee! A mí me pasó lo mismito...

Weno, nuestra segunda vida no está tan mal, no? Al menos, es más divertida!

Kisses

ninfasecreta dijo...

Jejejee! A mí me pasó lo mismito...

Weno, nuestra segunda vida no está tan mal, no? Al menos, es más divertida!

Kisses

Y sin embargo dijo...

"la vida se hace de momentos, de picos de felicidad, de belleza que hay que cazar al vuelo"
¿Me la prestas? Resume tan bien lo que es la vida para mi que me hubiese gustado haberla escrito yo.
A pesar de no creer ya en el amor, has tocado mi fibra sensible y me emocioné leyendote como hacía tiempo no me pasaba.
Gracias por este regalo.
Biquiños.

Anónimo dijo...

Brillante. El pecado de estos tiempos es creer que todo debe durar toda la vida, como si eso fuera un mérito. Entre que somos mortales y que el ser es mutable (bueno, esto lo dice Heráclito) la permanencia en el tiempo es mas propio de las leyendas que de los sentimientos.
Dice Lammartine: "los momentos felices son relámpagos en la larga noche que es la vida". Lammartine era un romántico, pero quizás no estaba lejos en su pesimismo.
De todos modos, el deber de los valientes es intentar amar.

Luissi dijo...

Uno vive en permanente riesgo, ame o no, seas consciente de ello o lo ignores sinceramente, la vida es riesgo. La buena y la mala. Te pasen cosas o no.

Amar es ser libre, y que te amen que lo sea el otro. Ese otro que siempre está en nuestras vidas, amante o no, que no es la solución de nuestros problemas ni será la causa

Para amar hay que estar dispuestos, y para que te amen también. Muchas veces tardas en llegar a ese punto, muchas veces te pasas. El amor dura lo que el mundo, nuestro mundo, alcanza a mantenerse en ese punto. Con la madurez de apreciar el sabor de las cosas, sin el peso de las cosas que no necesitamos.

No os arreglé nada, por supuesto, el otro nunca lo hace.

Blue Pegasus dijo...

Dice la vida, que de cuentas y de desilusiones, naide esta atado. Por nuestro pasado, llegamos a pasar de lo que el ormanstismo tiene de real. Simplamente porque pocos son los que se atreven a darse a muerte. Duele la caida o el despertar, cuando no hay respuesta.

No por tanto se puede concluir todo el dia que lo que tenemos que vivir siempre tiene limites. Si seria el caso, no podriamos ni ser de la forma que somos. Sabiendo que si los electronicos de cada atomo que poblan nuestro cuerpo, si tendrian limites, no podrian asociarse y formar moleculas.
Que equivocacion tan grande aquella que contempla el desastre de nuestra sociedad, llevando a cabo una aritmia absurda que propone conceptos y principios, que vienen mas de nuestros miedos que de nuestra valencia.

No va en tu dirreccion, querida Ninfa. Tanto nos podemos equivocar, tanto nos podemos olvidar, tanto nos podemos aislar, la realidad, la que no queremos ver porque los que sufren nos la tapan, este misma, es amor puro, sin fin, sin limites y sin filosofia basica. No es porque todo lo que hemos conseguido no tiene sentido, que el amor verdadero no existe. Al egual que Dios, cuando todo va bien, no existe, cuando es el caos, tiene el contestador revantado.

Seria bien algun dia que empiezariamos a vivir, de una puta vez, con respeto, amor y confiando en todo lo que nos lleva la vida. Porque de seguir todos asi, que quedara de belleza por nuestros hijos? La vida es una jungla, por supuesto, esta poblada de monos sin conciencia. No es por tanto que los monos, son los solos ocupantes de la selva. Solo, es el traje que eligio el ser humano, para seguir saltando de rama en rama, nunca pisando el suelo.

Utopia. Asi se llama el sentimiento verdadero que llena de felicidad. Asi se tapa la posibilidad que cada uno tiene de ser feliz por completo. Asi, limitados, no nos atrevemos a joder la puta utopia, que solo fue creada para poder encarcelar a los que luchan por el amor, cuando dudan o cuando se han comido unos cuantos ostiazos.

Cuando nuestros ojos estan y son llenos de amor, todo se mueve, todo cambia. Despues, no hay que pedir su punto de vista a los buitres del afecto.

Abrazo

Félix Amador dijo...

No voy a entrar en si el amor es para hoy o para siempre. Sea como sea, hay que vivirlo y cuidarlo y mimarlo cada día. De lo contrario, no vale un pepino lo que dure.

Feliz navidad.