Una lectora y, sin embargo, amiga (que no siempre es así) me ha preguntado hoy por el significado del Viento.
“¿Quién es el Viento?”, me interroga apremiante. Tengo que detenerme a pensar. El Viento puede ser esa clase de sentimiento que te recuerda que estás viva, muy viva. Puede ir y venir a su libre albedrío porque no tengo intención de atraparle pero me da miedo, como siempre, que pueda ser yo quien acabe atrapada en medio de un huracán inesperado.
No me asustan los huracanes, me asusta la calma y el desastre que puede dejar a su alrededor una vez finalizada la fuerza, cuando queda sólo olvido. Ni siquiera es miedo. No tengo miedo a sufrir, simplemente no me gusta hacerlo. Podría parecer que digo lo mismo pero no es así.
Conozco el sufrimiento de primera mano. No sólo en materia sentimental _después de todo, el dolor que con más seguridad desaparecerá_ sino a nivel humano, como mujer, como hermana, como hija. La ausencia de sentimientos desgarradores de índole amorosa produce una cómoda sensación de invulnerabilidad. Es falsa porque nunca sabes si van a llegar por su cuenta y riesgo pero, cuando te armas hasta los dientes como una Ninfa guerrera, las posibilidades de que las heridas sean hondas son escasas.
Sin embargo, de vez en cuando, me sorprendo a mí misma reflexionando sobre mi mundo emocional. Haciendo balance, empiezo a pensar que, de modo inconsciente, lo que quiero es quedarme sola.
Siempre reparo en los hombres inadecuados, en el lugar inadecuado, en el momento inadecuado. Sin saber por qué, casualmente (¿O no?), me ilusionan (porque no recuerdo la última y única vez que me enamoré, creo que tenía 22 años…) personas con las que, cerebralmente y desde el principio, sé que no llegaré a ninguna parte. Bien porque son armaduras ambulantes con pánico a una relación, porque son de los que temen a las mujeres independientes o, simplemente, porque logísticamente, no puede ser (él o yo vivimos en lugares diferentes, en mundos diferentes, que no podrán llegar a reunirse).
Así es como he logrado mantenerme libre durante estos tres años y medio que llevo separada. En alguna ocasión he deseado enamorarme del adecuado y, en la mayoría de los casos, sólo me he desilusionado un poco más que antes.
No quiero echarles la culpa sólo a ellos. He conocido chicos estupendos que me han ofrecido las estrellas por estar a mi lado. Pero no veíamos las mismas estrellas o las feromonas no estaban en sintonía. Como digo, creo sinceramente que o bien no se da el momento o me los busco no factibles para no tener nunca que verme en la situación de rechazarles porque no puedo comprometerme.
De ahí la importancia del Viento. El Viento es el presente, es la fuerza, es la pasión. Es el dejarse ir, por una vez. Pero también representa la persistencia del imposible, del final anunciado, del vivir el momento porque el pasado se fue y el futuro no existe.
O, como de costumbre, prefiero pensar que no existe aunque, secretamente, esté deseando que ese Viento me arrope con la misma fuerza que abatió puertas, piedras y ventanas el día que abandoné mis amadas piedras preñadas de alma.
Así es la Ninfa, una eterna paradoja. Hasta para sí misma.
4 comentarios:
otra vez más querida ninfa, me veo reflejada en tus palabras, y... te echo de menos, lo siento.
grande
Asi volando me caigo en pico acompañando mi amgio el Viento, que todo el mundo teme, que nadie conoce, que solo tu, bellisima Ninfa sagrada, eres capaz de percibir en su globalidad. Por eso este miedo tan potente te arastra por dentro y electriza tu piel, porque tu alma percibe de donde viene, el Viento.
Vola como tu volas, ama como tu amas, y solo tiene ojos para ti, solo sopla para ti, y el tambien tiene miedo de arastrarte por su potencia, solo, sigue buscandote, sigue soñandote, sigue enamorandose de cada segundo que pasa en tu contacto divino. Lo leo en sus soplos, y como viejo pegas, como viejo caballo alado, se reconocer la sabeduria y la altura de un sentimiento, y el que el Viento lleva por ti, nunca lo ha transmetido a nadie, solo lo envia en tu direccion, y se muere en cada instento, para coger una coriente termica que soplaria hasta los techos madrileños, donde te has escondido, bellisimo ser de los bosques del pais del agua.
En cada uno de sus soplos, se queda la harmonia de tu recuerdo, en sus chispas cuando carecia los incendios, guarda basas para ponerlas en tu corazon, en cada una de sus tormentas tropicales, recoge humedad para apagar tus dudas, con suavedad, con cariño, y cuando sopla por las nives eternas, guarda un poco de nieve, para poner tu sangre a buena temperatura cuando arde.
Oyes mi paradoja, oyes mi pregaria, oyes mi oracion, acompaño el Viento, y por el Viento voy volando al mas profunde del infierno, por su grandeza, por su pureza, por su corazon de niño que cada dia se despierta, por toda las maravillas que se reflejan en su existancia, por la pasion que tiene por ti, nunca parara de soplar, y si podria, envolveria en un huracan todas las estrellas del cielo, para llevartelas en tu corazon, para que sientas la eternidad en su forma la mas grande.
Nunca lo olvidas, el para siempre tiene su corazon marcado por tus besos divinos, por tus carecias cristalinas, por tu respiracion que viene al mas profunde de su intimidad. Si se me pregunta quien es el Viento, o quien es la Ninfa, solo se volar, solo se combatir, solo se proteger, ellos saben amar la vida, no podre para siempre jamas responder, porque solo se volar.
Tienes algo nuevo a leer si te apetece, alguna nueva respuesta, que se peude havias sentido, y donde encontraras los sentidos que se puede se esconden a veces en las lineas que se exponen al ojo, y que no se ven a la mirada.
Abrazo, Pegasus.
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