Entrecierro mis ojos y puedo sentirme arrostrada por el crisol de razas y tradiciones de la turbadora Istanbul. Toda ella se enreda en los sentidos. Todo en ella reclama la ya dormida niñez, la fascinación infantil ante el descubrimiento primero.
Me pierdo en sus calles, entrecruzadas en ellas la fastuosidad del ayer y el bullicio de hoy. La grandiosidad y la basura. La multitudinaria actualidad y el respetuoso silencio por su glorioso pasado. Y allí, sobre sus siete colinas, las grandes mezquitas presidiendo el horizonte, impidiendo, en todo momento, distraerme de su indudable excepcionalidad.
Adentrarse en ti, Istanbul, en tus atardeceres de oro y nostalgia. Volver a tus templos, tus mercados de flores y pescado. Fumar el narguile aderezado con té de manzana o un intenso y oloroso café turco. Sentirme la cautivadora esclava del harén de Topkapi, impregnada por la mórbida exquisitez de la cárcel-palacio de todas las hermosas del imperio.
Quiero recordarte siempre llegando a ti por el Bósforo, el Cuerno de Oro cubriéndote de sol y agua; verte emerger entre Oriente y Occidente. Quiero vivir la certeza de que no eres de nadie porque sólo tú puedes proclamarte la Perla de los dos Mundos.
Más no sólo Istanbul es Turquía. Tierra de contrastes, su esencia es siempre poesía. Sus "Chimeneas de hadas" en Ürgup, capricho único de la naturaleza que el Olimpo tuvo a bien regalarle y que fueron, en tiempos pasados, refugio ante los invasores. Sus formaciones volcánicas, convertidas en hogares excavados en la roca, me transportan a mi niñez de gnomos y gigantes, ninfas y duendes, ilusión y realidad. Las pipas de "Espuma de mar", el ámbar y todas sus peculiaridades reciben nombres tan bellos como la tierra que los cobija.
Me deslumbra la luz refulgente en la blanquísima Pamukkale, preñada de terrazas calcáreas. Se confunden en mi mente sus árticas imágenes con su calor asfixiante y sus termales aguas. Me abraza la humedad en la improvisada piscina sobre columnas griegas. No quiero despertar.
Éfesso grita su misterio y me arrastra a sus fascinadores arte e historia. Escucho el romano rumor del desaparecido mundo y, un poco más allá, el lamento de los fieles enterrando a San Juan.
Por todo ello, me envuelvo, me entrego, me transmuto en ti, Turquía mágica de hermosos e inquietantes monasterios, de pueblo cálido y mujeres veladas, de pujante progreso y valiente orgullo tradicional. Te añoro y te pertenezco ya por siempre.
No volveré a ti con tierna inocencia; sí con la sabiduría y postrada admiración de quien te conoce y no puede ya sino amarte.
18 comentarios:
¿Se puede sentir un lugar?
Yo los siento: su olor, su historia, su magia o la falta de ella. Sensaciones más allá de lo que uno puede ver.
Claro que sí. Se puede meter entre los pliegues de la piel, en el alma y en el cuerpo.
Y siempre me dejo una parte de mi corazón en sitios como este maravilloso país.
Que cosa mas bonita jamia, por dios.
Me ha cortado la respiración y para mi sorpresa he reconocido la ultima frase, ¡me la dijo un chico un dia mientras me besaba la mano!, menudo caradura y yo pensando que se le habia ocurrido mientras me miraba a los ojos, jajaja.
Si puedes pásame de donde la has tomado prestada para culminar tu precioso escrito, que se lo voy a soltar a lo perro.
Un besote, guapa.
Pues no la he tomado prestada de ninguna parte. Este texto lo publiqué en el periódico el 10 de octubre del 93, al año de mi visita a Turquía. Así que, gracias por todo lo que me dices, me halaga doblemente, jajajaja!!
Es, quizá, lo que más me gusta de todo lo que he publicado, quizá por lo poco periodístico y lo libremente que lo escribí. Supongo que por eso quise compartirlo de nuevo.
Tal vez se le haya ocurrido a él solo (no creo que hubiese leído eso hace taantos años). Así que, sí querida, como de costumbre, lo dejaste fascinado.
Besazosss
No te creas que es tan poco probable que este chico lo leyera de ti hace tantos años. El va todos los años por estas fechas (desde hace unos 15 años, es mas, ahora mismo está alli) a Galicia y periódicos leerá.
Es que son las mismas letritas una a una y en el mismo orden, no puede ser coincidencia.
Me repito una y mil veces: QUE PRECIOSIDAD!!!.
Aaam, pues podría ser entonces...
Bueno, mil gracias, guapa. Da gusto ver que alguien aprecia las pajas mentales de una.
El mérito, después de todo, es de Turquía, créeme.
Besitoss
Precioso Ninfa, dan ganas de ir a Turquía.
Es la forma de desear con màs ansias si cabe un lugar, cuando alguien te lo describe con tanta pasiòn......
Besitos
Me alegro que la cuna del imperio otomano pueda llegar a fascinaros un poquito a través de mis letras. Al menos, sólo una brizna de lo que me encandiló a mí.
biquiss
Tas espesa, es la cuna del imperio bizantino.
Y del otomano, meu rei, que fue quien se cargó al imperio bizantino...
Te suena Suleyman el Magnífico????
sabías que todo eso es maravilloso, y que se puede repetir....es cuestión de saber esperar, el momento, el día, el espacio, y como no, el tiempo.En cualquier caso...
Es muy bonito. bikis turcos he he!
Ergo si se lo cargo no podia ser la cuna.
Sabias que Soleiman era kurdo???
Se cargó el bizantino, JM, no el otomaaano.
Y sabías que los kurdos son otomanos también???
NOO, o eres turco (otomano) y te cargas kurdos o viceversa. al menos en la actualidad.
Bueno, termino aquí esta discusión chorra.
El imperio otomano, obviamente, no existe en la actualidad. Los turcos son otomanos (parte del crisol de razas de ese imperio). El Kurdistán pertenece a Turquía como los vascos a España, guste o no guste. O sea, antes y ahora, son turcos.
Y otomanos, en cualquier caso.
Estuve hace ya unos años, pero leyendo tu texto, me están entrando unas ganas ireprimibles de volver.
Felicidades, es precioso.
Yo regresé... Y la redescubrí más hermosa aún de lo que la recordaba...
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