miércoles, marzo 31, 2010
El cumpleaños de la "Belle"
Tenía tema para hoy pero he vuelto a ver, en el Telediario, el reportaje sobre el cumpleaños de la calle por la que yo siento la mayor y casi más irracional pasión: La Gran Vía madrileña. Cumple cien años pero no estoy invitada a la fiesta. No creo que ella no me quiera pero, ya se sabe, tiene muchos novios y es tan acogedora...
Mis amigos gallegos me consideran una pesada y una apátrida por mi manifiesta veneración por esta emblemática arteria de luces de neón que me retrotrae a la etapa más luminosa y feliz durante el corto tiempo que tuve la fortuna de residir en el Foro.
Es una cuestión de sensaciones. No puedo evitar estremecerme cuando veo sus imágenes en la pequeña pantalla. Sé que resulta extraño porque no soy ni medio gata, de hecho, soy cien por cien gallega y lo llevo a gala pero... confieso que he sido y aún soy infiel de corazón a mis piedras centenarias con una calle que, para alguien que procede de una ciudad medieval, es extremadamente joven.
Gran Vía es estrenos de cine, alfombras rojas, famosos que caminan a su aire, gente anónima que circula a borbotones, rápido, despacio, muy seria, sonriente, parejas del mismo color y de las de toda la vida que pasean abrazadas, se besan donde sea, todo un arco iris de pieles, de culturas, de idiomas.
Es cientos y cientos de tiendas, es entrada y salida de la Cibeles y Plaza España, edificio Capitol, Metropol, Callao, tapas y vinos, comida basura, contaminación, bocas del metro, juventud, movimiento... Es, sin ningún género de dudas, la vía por excelencia, la mejor embajadora, la que te lleva en volandas a Sol, a Huertas, Sevilla, Santa Ana... Tan cerca del Palacio Real, la Almudena... me quedo sin palabras.
Es Monny Penny, Rosana, la Factoría al completo, el Duque de Ramales... Muchos recuerdos y personas maravillosas.
Gran Vía es, para mi ventrículo gato, junto con La Latina y la Cava Baja, Madrid en su más pura esencia,
¿Qué más podría decirte querida mía...?
Que te añoro muchísimo, Belle de Jour et de Nuit, y que cumplas cientos más.
lunes, marzo 22, 2010
De la mujer a la que le gusta el chocolate...
Si tenemos en cuenta, que las más de diez mil que tenía con el primer contador (no recuerdo si once o doce mil), pasaron a la historia con su extinción por causas tecnológicas desconocidas para mi menda, y el siguiente reflejaba dos mil trescientas no sé qué y tambíén se ha ido al carajo... pues estoy algo frustradilla. En fin, qué le vamos a hacer. Si lo mío ha sido siempre reiniciar una y otra vez, como los ordenadores cuando se bloquean...
Bueno, que sepáis que, aunque no me comentáis nada (jodíos...), me visita mucha gente, así que no le hagáis ni p... caso al dichoso cacharro. He dicho.
En otro orden de cosas, y siguiendo con mi talante profundo, me debato entre hacer régimen -los fines de semana con los enanos, imposible, no se pueden hacer tantas comidas separadas- y atracarme de chocolate (negro, eso sí), como estoy haciendo ahora mismo. Es el problema de la ansiedad, que te da por calmarte con estas cosas... Tengo ganas de entregarme al culto al cuerpo. He probado un programa de la Wii (Your Shape) que me ha parecido la leche cósmica. Entrenadora personal en casa, con cámara para ponerte verde si lo haces mal. He practicado un par de días (me lo han prestado, por ahora TAMPOCO me lo puedo comprar -qué coñazo-) y he tenido hasta agujetas... ¡Maravilloso!
Necesito desesperadamente entrar en actividad física y química ya mismo. Esta vida tan sedentaria le va fatal a mi cuerpo ya no tan serrano y a mi cansada psique, que desocupada es un auténtico peligro. Necesito obligaciones y horarios para sentirme útil, trabajo desde los 17 años y yo creo que por eso me veo tan fofa: toda mi vida la he pasado corriendo de un lado para otro y no engordaba un gramo, claro.
También voy a hacerme con un artefacto para hacer más ejercicio. O sea, que si no estoy maciza para la operación biquini, apaga y vámonos. Hombre, milagros sé que no habrá pero mi cuerpo siempre ha sido agradecido, espero que no se esté relajando por mor de la edad, como dicen todas mis supuestas amigas.
Por de pronto, hago algo semejante (más bien menos que más...) al footing con los enanos. Hacemos carreras, me ganan de largo y yo me desoxido un poco. Y lo mismo me tomo una ensalada sanísima y una frugalísima semana de comidas que me jarto y agarro la tableta de chocolate... ¿Alguien puede darme alguna receta para este desbarajuste?
A todo esto, sigo siendo una pringada pero, después de varias décadas de existencia, he vivido la experiencia religiosa de probar un... ¡¡Vega Sicilia!! Obviamente, yo no lo he comprado pero, coñe, por lo menos poder presumir de haberlo catado. ¡Aaahh, los amantes del buen vino me entenderán...! Que le pregunten al caballero de los níveos cabellos cuán infantilmente acaricié la botellita... Si hasta pensé en no tirarla para conservarla como prueba de que había pasado por mi casa tal maravilla pero... creo que ya soy bastante paleta sin llegar a esos extremos.
De todos modos, reconozco que me costó tirar el envase... Ains.. qué cosa más grande.
Si no fuese por estos ratos y los que pasamos en el baño...
jueves, marzo 18, 2010
Tardes gatunas
Pero aquí la lluvia vuelve siempre, igual que la nostalgia. Estoy gatuna, con ganas de arrumacos y mimos a espuertas. No es que no me gusten a diario pero, como he dicho ya, hoy estoy bobalicona.
En cualquier caso, mantengo mi postura de intentar que este blog no sea el escaparate permanente de mi alma, aún cuando sé que, de vez en cuando, haré alguno de mis ya legendarios streepteases emocionales.
Mi vida sigue en compás de espera hacia un nuevo giro. Realmente, me apetece iniciar la nueva etapa, la novedad ha sido siempre una de mis pasiones. Vuelvo a estar moderadamente ilusionada, en líneas generales, no porque la cosa sea para no ilusionarse mucho sino porque los golpes enseñan a no olvidar nunca que el corazón es un órgano vital y no puede someterse a muchos desgarros. Pasan factura y te restan la capacidad de entregarte.
Igualmente, sigo creyendo que tal vez sea factible recuperarse de los daños colaterales, seguramente a través de alguien que sea capaz de demostrarnos que la confianza es posible, que el amor es posible, que la serenidad es posible. Pero la experiencia dicta sus normas de cautela y yo la escucho, aunque no cierro puertas. Por eso, permito al tiempo y a los hechos que vayan decidiendo y marcando el camino.
Mantengo mi titánica pelea por la subsistencia y, casi por primera vez, me siento arropada y apoyada en este terreno. He optado por la fe y la esperanza en lugar de el derrotismo y el autocastigo. Por varios motivos: porque sé que la depresión no ayuda en nada y porque hay, no una mano, sino dos, tendidas hacia mí, en todos los sentidos. No es lo mismo caminar por el alambre sujeta y animada por alguien que en perpetua soledad. Quisiera decir muchas cosas en este momento pero considero que es prematuro y peligroso. Más aún de forma pública.
Hoy sólo quiero decir que te echo de menos y que espero poder decirte algún día, sin miedo a perder...
Gracias
sábado, marzo 06, 2010
El amor en los tiempos del TDT
Como os he adelantado en el post anterior, yo sólo estoy enganchada a realitys basura de Telecinco y Caso Abierto, una serie que ponen en la Sexta los viernes. A los primeros porque los ponen a cualquier hora del día y la noche en la cadena italiana por excelencia -así que, tanto si te gusta como si no, acabas enterándote de la fiesta- y a la serie porque es buena y la única qué sé a qué hora ponen, con pocos anuncios además.
A lo que iba, que hay otro reality infame que yo veo porque no tengo vergüenza: Hombres, Mujeres y Viceversa. Esto es un mercado de carne de gente que quiere salir en la tele a cualquier precio y, por eso, van allí a "buscar el amor". Casualmente, siempre están los mismos. Los reciclan de pretendientes a tronistas (éstos son los que eligen entre los que hacen el indio para conquistarles), salen con una y les dura dos días y vuelven al programa. Es un espectáculo penoso y, por lo tanto, igual que el circo romano, muy entretenido.
Las titis son todas niñas muy jóvenes pero con muchas horas de vuelo, silicona en cantidades industriales ( y cuando digo industriales es que no bajan de una talla 110), postizas hasta decir basta. Como he dicho en cientos de ocasiones, yo estoy a favor de la cirugía estética pero basta echar una miradita -femenina, al menos- para darse cuenta de que en esas clínicas se debe de pagar al peso, porque si no, no me lo explico. Acuden semidesnudas o, como una que salió ayer, vestida con un traje de noche a las doce del mediodía y hacen regalos estúpidos al ínclito.
Ellos son la versión masculina de tanta frivolidad: megacachas de gimnasio (hasta el exceso), llenos de tatuaje y con poco en la cabeza. Se supone que van a conquistar o ser conquistados pero el asunto es que todo este montón de chavales se juntan por las noches en una discoteca conocida de Madrid (famosa por su dudoso ambiente...) y se acuestan todos con todos. Al día siguiente, se acusan unos a otros en la pequeña pantalla y, venga, a seguir rizando el rizo.
A mí no me parece mal, ya os digo. Lo que no entiendo es por qué sacan siempre a los mismos zorrones, si las normas del concurso son portarse bien y buscar el amor... Luego, a la productora se la fuma, lo que quiere es cuanta más polémica, mejor. Así que me da la sensación de que el que no se tira a media docena es tonto/a lava.
Lo mejor fue cuando un chico ex torero se enamoró/encaprichó de verdad con una de sus pretendientas y dijo que se salía del juego y que quería a la individua. La niña no daba crédito, no le creía (¿por qué sería...?), lloró y lloró mientras no sabía cómo quitárselo de encima... Pobre muchacho, era una monada. La nena empezó a salir con él para no quedar como una mala pécora pero me apuesto la nariz (que es de las pocas cosas valiosas que tengo sin pagar a plazos) a que ya lo ha mandado a paseo. Y es que no se puede ser, así, hombre, que aquí estamos para el cuento y no se puede andar con sentimentalismos horteras. Si es que no sé dónde vamos a ir a parar.
La verdad es que nosotros con 20 años no estábamos tan resabiados ya y no nos tirábamos a todo quisqui porque nos educaron así y porque, además, estaba mal visto. Este tipo de comentario me recuerda a mi madre hablando de "sus tiempos" pero, honestamente, no envidio esta actitud ante el sexo y las emociones y no por moralidad, que a mí me gustan el sexo y los hombres más que comer con los dedos pero todavía creo que nunca habría llegado a esta venta de carne por un puñado de... planos.
Pues eso... ¡Que viva el amor!
jueves, marzo 04, 2010
Zafios high cost
Así que le doy vueltas a esa frivolidad latente (y no tanto) que tengo por ahí. En situación de convivencia normal -esto es, con algún adulto en casa-, ya habría rajado a gusto sobre asuntos tan importantes como Gran Hermano, sin ir más lejos. Que yo esté enganchada a GH es sinónimo de época de vacas flacas. He visto dos ediciones y siempre han sido momentos delicados en los que estoy dispuesta a renunciar a mis principios y entregarme a la zafiedad ajena como medio de desconexión.
Es útil, la verdad. No es que no conozca zafios en la vida real -los hay para aburrir...- pero, claro, los evito en la medida de lo posible. Además, mi vida social es reducida (aunque rica...), así que hasta para reírme del prójimo tengo que recurrir a la caja tonta.
Me ha hecho mucha gracia la individua ésa (una tal Melania) que se pasaba el día durmiendo y dándose el lote con su enemigo. Tiene las narices la muchacha de decir que tiene fuera a alguien que no es su novio pero le importa mucho y tal y cual. Pues, si yo fuese el tipo, a buenas horas iba a recoger los resíduos tan públicamente manoseados por el macizan tortellini con el que la titi se frotaba. No la culpo, ella, el resto de la casa y hasta yo no hubiésemos desperdiciado la ocasión, pero hacerse la buena chica no pega nada. Por no hablar de malencarada, maleducada y perezosa. Y dicen que es guapa. Yo debo tener unos cánones muy griegos: tiene cara de vinagre, una bocaza grande y poco más que una gran melena siempre despeinada.
Hablando de zafios/as, ayer no he visto a Belén Estéban haciendo el ridículo en Mira Quién Baila pero no ha hecho falta, he encendido la tele y me lo han contado. Claro, la muchacha es vaga, no entrena, está acostumbrada a cobrar una pasta en la tele por no hacer nada. Y ahí los hacen currar, así que hay que ponerse en su lugar... ¿Y si se le cae la nariz nueva? ¿O se le tuerce más? Eso sí, mucho lloriquear pero de abandonar no hablemos. ¿Responsabilidad? No, pasta. Les pagan un dineral así que largarse le supondría dejar de ingresar mucho pero mucho dinero. Lo que ella no imaginaba es que espersen que, además, trabajase. Vamos, que no puedo evitar que me ponga enferma que este personaje se haga rico a la salud de su ignorancia, malos modos, lágrimas gratuitas y ordinariez. ¡Ayss... qué a gusto me he quedado!
Hubo un tiempo remoto en que las tertulias se hacían con profesionales (o similares) de la comunicación. Se hablaba de algunos temas que podían interesarnos a algunos pedantes que tenemos curiosidad por casi cualquier cosa que no sea Julián Muñoz y sus variantes. Los sueldos seguramente eran una porquería pero los periodistas trabajábamos en donde nos correspondía.
Ahora, la cosa está tan cruda que me planteo cientos de veces ir a Gran Hermano a hacer el chorra una semana, que me echen (me echarían volaaando) y dedicarme a ir de plató en plató hablando mal de lo que sea -que se me da de cine-. Y lo pienso en serio pero me gana mi proverbial pereza y algún sentido del ridículo (tan inútil) que aún conservo.
Bueno, pues eso, que me llamen a mí para bailar, para rajar o para petardear por la mitad que éstos. Lo haré todo bien (o no pero no me parece que les importe lo más mínimo) y mis pequeños roedores y yo nos comeremos también alguna parte del pollo.
¡Coño!