viernes, marzo 28, 2008

Pan y circo

Hay que ver lo mal que está la gente. La gente en general, sí, ésa. Estos días me ha tocado observar unas cuantas borderías pero nada que pueda extrañarme demasiado.

Ayer sin ir más lejos, uno de esos contactos que tengo en la red _a los que les advierto, desde el primer día, que mi intención es simplemente charlar y distraerme y que lo de quedar está difícil_ se puso gallito porque no podía ir a tomar nada con él.

Digo yo que lo del rechazo nos va mal a todos pero cuando nadie te está dando alas, ya me contaréis de dónde sale tanta chulería. Pasamos del “hola guapa” al “no sé quién coño te crees que eres”. A lo que yo repuse, claro está, que era evidente que él no podía saberlo puesto que no me conocía de nada, al margen de que no tengo que dar explicaciones si no puedo/quiero quedar. Lo bueno de estas cosas es que me garantizan que mi criterio de selección sigue funcionando. Pero la gente está fatal.

El otro día cruzando Preciados (calle peatonal en el corazón de Madrid por si alguien no la conoce) venía un camión de bomberos a toda pastilla, con sus sirenas y tal. Hay un individuo cuya labor diaria consiste en colocarse en el suelo de rodillas, los codos también hincados en la piedra, cabeza pegada al suelo y las manos en posición suplicante. Todo ello aderezado por un grito poco creíble de “denme dinero, por favoooorrr”. Siempre que paso delante de él (y lo hago todos los días) siento el irresisteble deseo de pegarle un puntapié. Es que con su culito en pompa, en el medio siempre estorbando y pegando alaridos… De verdad, dan unas ganas…

Pues el otro día el pendejo se cubrió de gloria (y chulería). Como os iba diciendo, pasó el camión de bomberos, todos los vulgares mortales apartándose y el fulano ni se movió. Siguió en su pose y se la sudaron las sirenas y la madre del cordero. Imagino que va tan puesto de sabe Dios qué que ni se entera. Total, que los bomberos le tuvieron que esquivar porque no movió un músculo. Surrealista, pero cierto. Encima, si le llegan a atropellar hubiesen tenido que pagarle por bueno… Vivir para ver. Lo dicho, una buena patada arreglaría muchas cosas.

Yo estoy en contra de la mendicidad y todo lo que la fomente. Hay unos mecanismos sociales para evitarla y, si no son suficientes, que se creen. No comprendo a la gente que les da dinero a estos tipejos. No suelen ser viejos _salvo algún borracho que otro_ y dejando al margen el bochornoso espectáculo de los mutilados (repugnante en muchas ocasiones), como aquel tipo que posaba en la Puerta del Sol sin camiseta exhibiendo su ausencia de brazos, todos tienen manos y piernas para hacer algo más tocársela a dos manos en la calle. El mutilado de marras tenía lo suyo porque sostenía la bolsita del dinero con los dientes. Y digo yo, cuando le das… ¿qué haces? ¿Le sacas la bolsa o la vida de los dientes, babada, rellenas y le pides que abra la boca para que vuelva a sujetar el monedero? ¡No me digáis que no es asqueroso!

Luego están los chicos de Acnur, tan majos, que todos los días intentan hacerme socia… ¡cuando ya lo lograron una vez! Pero, bueno, son educados y solidarios, eso es otra cosa. También tenemos los clásicos que ponen bote “para porros” y “para cañas”. Al menos son sinceros pero tienen la misma cara que el resto. Sólo que saben que su jeta genera más simpatía. Los que disfrazan perros me fastidian más (por los perros), pobres animales que pasan todo el día allí tirados y vestidos ridículamente pero, por lo general, parecen bien alimentados.
Es que el circo medieval de los mendicantes en el centro de Madrid da para mucho. Un poco más arriba, en Gran Vía y Montera están las prostitutas al lado de las terrazas. No se cortan mucho, tampoco molestan, pobres chicas. No es un espectáculo muy agradable (desde mi punto de vista, sobre todo por ellas, que tienen que estar ahí, en plena calle ofreciéndose a babosos) pero no te incordian pidiéndote dinero. Hacen su trabajo. Nos puede gustar más o menos pero trabajan. Quizá un poco más de discreción no sobraría (incluso de gratis no vamos ofreciéndonos para polvos por la calle, eso se hace en los bares). Los yonkys son más fastidiados, porque están por encima del bien y del mal y nunca sabes por dónde te van a salir.

Lo dicho, la gente está muy mal y este circo de la vida da para mucho. De todos modos, no olvidemos que la gran mayoría _o sea, el vulgo, nosotros_ pasa desapercibida porque parecemos normales. Si lo somos o no, es otro tema pero lo importante es parecerlo.

Porque en este sindiós de existencia, el hábito SÍ hace al monje.

O a la monja.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:

Coincido contigo en tu derecho a concertar o no una cita con alguien sin necesidad de explicaciones (creo que hay que estar muy encantado de conocerse para pensar de otra manera).

La mendicidad es un asunto más complicado. A todos nos gustaría vivir en un mundo perfecto donde nada ni nadie perturbara nuestro sueño. Sin embargo, una de las características de dichas "utopías" es el necesario control para que absolutamente todo esté en orden. Pues bien, este control, cuando es excesivo, deviene abominable, y nuestro sueño se transforma en pesadilla. En el siglo XX tenemos ejemplos ficticios (Un mundo feliz, de Aldous Huxley; 1984, de George Orwell) y reales (los regímenes totalitarios de Hitler y Stalin -entre otros muchos-) del precio de la "perfección".
Un mendigo puede ser una persona a la que le queda el derecho de malvivir en la calle y poco más, pese a nuestra incomprensión y contra nuestra satisfacción. Se cuenta que Diógenes de Sinope se masturbaba en la plaza pública de Atenas. A quien lo amonestaba por ello le replicaba: "¡Ay, si pudiera aplacar también el hambre con un masaje en el estómago!". En definitiva, Diógenes el Perro ejercía su libertad para vivir como un animal en la ciudad-estado y remover las conciencias de los atenienses de pro como único daño hacia su prójimo. Si este es el caso de un mendigo cualquiera, aun de forma inconsciente y, desde luego, sin ambición filosófica, ¿por qué habríamos de privarlo de su también cínico espectáculo?

Saludos, mejor suerte con tus próximos contactos y disculpas por mi diarrea verbal.

Anónimo dijo...

Hola,
He llegado a tu blog x casualidad (he puesto "ligar en huertas" en google...) y me ha gustado!
Supongo que ya habrás conocido a algún chico majete, pero si te sirve un año despues:
Creo que no te pedían el teléfono precisamente por ser tan directa. Parece una gilipollez, pero los chicos estamos acostumbrados a tener que ser nosotros los que llevemos la iniciativa y si una chavala nos llama con el dedo y tal... como que nos descuadramos y ya no sabemos si quiere ligar y nos da verguenza, y... Puedes criticarlo, pero las cosas son así.
A mí me pasaba al contrario, iba de chico sanote y muy respetuoso y no me comía un colín. Cuando empecé a ir un poco más de machito, pues me salían muchos más ligues.
La ruptura con el género es una tarea pendiente, pero si queremos ligar hay que jugar con las cartas que nos han repartido.

Anónimo dijo...

PD: Ligar decentemente, claro. Tú encontrar a alguien que te desee a tí concretamente y nosotros con una chica que nos diga que somos los mejores.

ninfasecreta dijo...

Bueno, eso de "jugar con las cartas qeu nos han repartido"... suena tan machista como cuando nos decían a las nenas que teníamos que fregar porque "nos toca".

En general, ser directa es muuuy útil para ligar y, de hecho, si hubiésemos pedido el teléfono, seguro, seguro, nos lo hubiesen dado...

Bien es cierto que a mí no me gustan los inseguros y yo a ellos tampoco. Todos contentos.

Leo Zelada dijo...

Yo veo un mendigo siempre que voy a Pans de Callao, tiene 30 años, va vestido como dandy y siempre pide dinero desde hace dos años que voy a ese lugar,dizque por que no tiene trabajo. Las cosas que uno tiene que ver.

Leo Zelada dijo...

Yo veo un mendigo siempre que voy a Pans de Callao, tiene 30 años, va vestido como dandy y siempre pide dinero desde hace dos años que voy a ese lugar,dizque por que no tiene trabajo. Las cosas que uno tiene que ver.

Félix Amador dijo...

Vaya, te dejo sola dos días y te encuentro de un enfadado que da miedo.

Querida Ninfa, la vida es complicada porque está llena de gilipollas. ¿Por qué? Ser un gilipollas es la postura más cómoda. Si no le das al mendigo, te incordia. Si no le das al ligón, te insulta. Si les pides que se busquen la vida, se hacen las víctimas. En los dos casos, es más fácil responder violentamente o con demagogias para no mover un dedo. Hay mecanismos sociales, y muchos. Para quien no los hay es para quienes tenemos un salario normal (ni de mendigo ni de ejecutivo) y no tenemos acceso a ninguna ayuda.

En cuanto a lo de ligar por la red, al menos me alegro que tu criterio de selección funcione.

Un beso.

ninfasecreta dijo...

Querido Félix, no estoy estoy enfadada xD!! Soy vehemente, que no es lo mismo que agresiva pero entiendo que, si no se me conoce, pueda parecerlo.

De todos modos, como de costumbre aprecio mucho tu comentario. Estoy contigo palabra por palabra.

Mi critero de selección funciona tan bien que me voy a quedar para vestir santos (ya me cansé de desnudar gilipollas xD)

Otro beso para ti

Félix Amador dijo...

Querida Ninfa:

Me ha encantado eso de vestir santos después de desnudar gilipolllas, jaja. Es una frase genial.

Otro beso para que se te pase el enfado.

Félix Amador dijo...

No me había dado cuenta. Has vuelto a cambiar la foto.

Ahora no sé cuál me gustaba más, pero entiendo que se enfaden cuando no quieres quedar. (Es un piropo).

ninfasecreta dijo...

Jajajaja! Ésa soy más yo que ninguna... Si tú no estuvieses tan felizmente "no divorciado" contigo sí quedaría... También es un piropo.

Más besos

Félix Amador dijo...

Sé que queda mal decirlo así en público, pero algún día que pase por ahí quedaremos para charlar en vivo y comentar las tonterías que escribimos. Esto es un piropo sin pretensiones.

ninfasecreta dijo...

Pues aquí te espero. Será un verdadero placer.