He escrito, a lo largo de los años que llevo al frente de este blog, sobre numerosas personas. Algunas me han marcado para bien y otras, para mal. Gran parte de ellas me han defraudado, otras me han enseñado cosas y, sólo unas pocas, muy pocas, han logrado que, incluso en mis peores momentos, siguiese creyendo en el género humano, aún cuando mi opinión del mismo, en general, sigue siendo muy pobre.
He dedicado posts a personas que son parte de mi familia, a hombres que me alegraron la vida y a otros que me la amargaron, a mi ángel de la guarda, pero nunca a ella, que me sigue y me persigue cuando me apago, que me cuida, que me quiere y mueve cielo y tierra para ayudarnos a mí y a mis cachorros. A ella, que ha llorado conmigo sólo porque yo no podía dejar de hacerlo. A mi hermana mayor, quien, sin colgarse ninguna medalla, me ha dejado claro con el tiempo y los hechos que no hay nadie que le llegue a la suela de los zapatos como mi amiga, mi hermana y mi compañera de fatigas.
Ahí está siempre, alentando, sin juzgar, a pesar de que mi modo de vida es radicalmente diferente al suyo. Es mi amiga más antigua, me conoce desde cuando era poco más que una niña y aún hoy, que hace ya alguna década - o dos...- que he dejado de serlo, sigue viendo en mí a aquella chiquilla vulnerable con zapatitos de tacón rosa que cruzó la puerta de su tienda para ponerse tras del mostrador con apenas diecisiete años.
Vendíamos botafumeiros, así era como yo definía mi actividad laboral veraniega en su tienda de souvenirs. Allí hemos trabajado y reído casi por igual: mucho. Siempre ha tenido la capacidad de romper la barrera defensiva con sólo una certera pregunta que me partía en dos. Incluso ni eso, una mirada, una afirmación eran suficientes: nunca pude convencerla de que era una chica dura...
Se marchó a su tierra natal durante diez años pero, aún sin saber mucho una de la otra, siempre nos tuvimos. Cuando sus padres venían de visita, me enviaba alfajores en tiempos en que era impensable encontrarlos por estos lares. Incluso el primer peluche de mi hija, antes de que naciera, llegó en avión, atravesando el océano para depositarse en su cunita.
Pasaron los años, vinieron los peques, el divorcio, la lucha titánica por la supervivencia. La frustración, el desánimo y el desamor. Cuando nadie tuvo tiempo para verme o escucharme al fondo del foso, ella se aparecía y se aparece en la puerta del colegio, a sabiendas que de que era mala compañía, que no hacía otra cosa que llorar y autocompadecerme cuando el dolor era más fuerte que la razón... en todos esos momentos me acompañó sin desafallecer, salió corriendo a atender a mis niños, a mis necesidades, a apoyarme incondicionalmente.
No hay nadie como tú, INÉS, y es triste que yo sólo sepa escribir estas cosas y se me dé tan mal decirlas en persona. Eres graciosa, eres buena, eres cariñosa, eres inteligente, eres generosa, eres GRANDE y por eso te quiero tanto. Porque eres mi única verdadera amiga a las duras y a las maduras (más, incluso, a las duras), porque es ahí cuando te matas a correr: en el momento en que todo el mundo mira hacia otro lado. Pero no es por lo que haces por mí que te quiero, es por quién eres y cómo eres: valiosa, dulce, hermosa, eternamente joven y única en tu especie.
Por eso y porque, muy probablemente, nadie me ha querido ni me querrá como tú. Ni yo he compartido ni compartiré tanto con nadie más que contigo.
Cuando escribo estas cosas siempre me parecen descafeinadas, las palabras se me quedan cortas y frías para tratar de describir quiénes somos. Mi dominio de las letras no es tan grande, como ves, pero el sentimiento de quien las escribe es mucho mayor.
Yo sólo espero que te llegue una mínima parte de todo el cariño, agradecimiento y admiración que siento por ti.
4 comentarios:
QUERIDA HERMANITA:Me llegas ha soltar esto con mas años y termino en el clinico de la emocion-Cierto que hay que conocerte bien para ver a traves de tantas corazas,como tu dices,la cosa es que yo te conoci sin ellas y ahi esta la clave-No me voy a extender como tu ,pero que sepas que el cariño es mas que correspondido y prueba somos que nada tiene que ver la sangre,el roce continuo sino lo que se lleva dentro, y de sentimientos de los buenos ,tu y yo vamos sobradas-BESOS y gracias,me he puesto como un pavo real con tanto elogio-
Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro.
Todos deberíamos de tener al menos uno.
Besos Ninfa
Querida Luján: Da igual a qué edad te lo suelte, yo he comprobado por mí misma que tú no cumples años y conservas el mismo espíritu que cuando nos conocimos... allá por el cenozoico, jejeje!
Gracias a ti, por ser y estar. Los elogios son, en tu caso, epítetos, pero me alegra que te sirvan para pavonearte un rato.
Un millón de besos
Querido Angelos:
Estoy convencida de que no estás falto de amigos, un poquito te conozco, y tu corazón también es grande y generoso. Seguro, seguro, que tienes más de uno.
Un beso
me parece xevre tu blog.
estaba navegando por la web a ver q encontraba y me tope con tu blog qe esta bravazo.
la ultima entrada me hace recorad a las hermanas q tengo que aunque ay momentos qe me sacana de mis casillas ay momentos q me apoyan y me ayudan en todo.
a. si. estoy creando mi blog y me gustaria sber q opinas. aca te dejo el link y si puedes lo revisas y me puedes decir que falta o como va
http://paginasdeunnovato.blogspot.com/.
xevre aora si ablaaaamos
y tambien para las personas qe lean este coment.
enriquezcan mi blog ps
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