Me encuentro fatal. Mi niña y yo nos hemos puesto de acuerdo para incubar (ella) un virus gastrointestinal y (yo) una migraña del quince para acabar este largo y pesado carnaval tiradas en la cama.
La pobre chiquitina me lo dijo ayer y no me lo creí. Tiene una rara disposición a ponerse pachucha cuando sabe que salgo. No lo lleva mal pero, un quéseyo interno la pone en alerta. Como me lo sé, no hice mucho caso. Regresé pronto, por suerte, a tiempo para pasar todo el proceso y enfermarme yo. Lo que se dice matar dos pájaros de un tiro. Unas vacaciones artificiales ( en Galicia los niños no tienen colegio hasta el jueves) en las que no sabes ni dónde meter los niños ni organizar tu vida laboral y personal. Un incordio, vamos.
Entre mis náuseas y mis buenos recuerdos del día anterior se han cruzado las palabras de la Orquídea más hermosa de la red. Le cuenta a su alter ego cómo bullen las palabras silentes en su piel, las que no otorgó, las que no encontró en el pasado. Y dice Ojalá. No estoy de acuerdo con ella, sin que sirva de precedente.
Yo tengo la rara virtud (entre otros muchos raros defectos) de no darle vueltas a lo que hubiera sido y no fue. Básicamente, porque procuro no conjugar verbos en subjuntivo, no sé ni para qué existen. Sí me hace daño a veces el pasado pero, como le decía a alguien especial mientras no se demuestre lo contrario, no vivo allí. Cuando uno mira atrás, no está en la vida, se la salta mientras ella sigue su camino alegre o triste, vivaz o taciturna, lenta o veloz. Yo no miro atrás, no por no perder trenes sino porque no me gusta ese tipo de transporte. Es tedioso, anticuado y se pierde mucho tiempo. Lo mío son los aviones, las largas distancias, los grandes saltos, el ¿Qué habrá al otro lado? hasta para estrellarme. Y me la doy de vez en cuando, claro está. No me gusta pero esto funciona así. Eres actor o espectador. Participas o miras. No hay más opciones.
Soy ahora actriz de una nueva obra. Le llamamos regresión adolescente. En esta partida no juegas con las armas propias de tu edad. Das saltos atrás e intentas poner las piezas en su sitio: nada de empezar la casa por el tejado, confundir sentimientos con hormonas ni esperar a conocerse tras comprobar (probablemente antes de tiempo) que no somos más que barro que se consume en las humedades del deseo.
No voy en tren pero esta temporada he decidido darle tiempo al tiempo, espacio a la vida, perspectiva a la efímera pasión. A lo mejor mañana, una más lista, más guapa o más carnal (si es que esto último es posible) me gane la partida por el sistema tradicional. O no. Yo sigo mi caminito, paso a paso, sin prisa y sin pausa, con un más que saludable sosiego.
Ojalá no me equivoque... !Ay, lo he dicho!
(Un guiño cómplice para mi Orquídea)
5 comentarios:
Querida Ninfa,
Yo, como tú, no soy de las que miran permanentemente al pasado, pero es difícil no hacerlo después de la asombrosa pirivuelta hacia atrás con caída en doble rizo mirando al futuro que me ha dado la vida así, sin avisar.
Pero es curioso, porque ahora evoco mis recuerdos no para compadecerme o con nostalgia, sino para aprender, para no volver a equivocarme de nuevo allá donde ahora veo con perspectiva que lo hice de forma tan evidente.
Es una gran oportunidad, ¿no crees?.
Un beso.
Querida Orquídea:
Nada´más lejos de mi intención que pretender juzgarte. Sólo he tomado de tus hermosas letras la frase que me dio pie (el ojalá...) y, cuando hablo de mirar atrás no hablo de ti sino de mí.
Tú no estás atrás, estás AQUÍ, y la vida de da una segunda oportunidad que, estoy segura y no me preguntes por qué, mereces y aprovecharás.
Simplemente, tu hilo me dio pie a revisar mis propios errores, entre ellos... decir que no digo Ojalá... y soltarlo al final.
No dudes de lo mucho que aprecio tu sabiduría ;)
No he pensado en ningún momento que pretendieras juzgame, no es tu estilo en absoluto. Además, ¿qué sentido tendría?. No estamos aquí para eso.
Sencillamente, nos acompañamos, nos hablamos, nos leemos, nos comentamos, y es una primera del plural que abarca a muchísimas personas que navegan en este singular océano en el que muchas veces gente anónima que no nos conoce de nada nos llega a comprender mucho mejor que nuestros allegados en el mundo real.
Muchas gracias por tus palabras, Ninfa.
Un beso.
Hola Ninfa. No creo que sea malo desear que las cosas sucedan; siempre y cuando, eso sí, el deseo no te haga perder pie y te entregues a la ficción abandonando la realidad. Y tampoco creo que sea malo decir “ojalá” (que ya sabes que viene del árabe “Oh Alá”) siempre y cuando eso no te lleve a condicionar tu felicidad al futuro cumplimiento de las cosas que deseas. Ilusionarse, aunque de forma consciente y reflexionada, no creo que sea malo…para mí al menos es necesario. Muchos besos… Te iba a poner “de tu fan número 1” pero me pareció muy pretencioso. En todo caso, y cuando menos, “de uno de tus principales fans”
Es una forma que está ahí y no la vemos pero debe funcionar, claro que sí.
Besos!
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