"Tienes suerte de tener una hija", Éste es el modo de mi madre de reconocer, después de muchos años repitiendo que ella siempre ha querido tener hombres y sólo hombres, que siente que la que tiene suerte de tener una hija es ella. No porque su hija (yo misma) sea modélica, especial o brillante. Mi único mérito es ser la única mujer descendiente directa de su estirpe y a las féminas nos viene asignado, desde la cuna el papel de cuidadoras de niños y ancianos, hijos y padres, por igual, tarde o temprano.
Mi madre, que es ya octogenaria aunque disfruta -o disfrutaba- de buena salud, se ha caído y se ha roto. La pelvis para ser más exactos. Las personas mayores son frágiles y se rompen con facilidad y no se recomponen con la misma facilidad que los infantes. Así que, de un día para otro, las hijas-madres eternas volvemos al correquetepillo del cambio de pañales, las cuñas, las inyecciones, las discusiones infantiles sobre "para qué me voy a lavar en cama si ya estoy limpia de la semana pasada", de dar la comida en la boca a salir pitando a recoger a los, éstos sí, hijos-hijos al colegio, para hacerles la comida, que estudien, que no estén solos, que coman, que se duchen (estos son tan independientes que "se olvidan") y no sabes -una vez más- en qué lugar se ha quedado tu vida, sí, ésa, la de mujer (¿Mujer...? Bueno, ésa).
Y yo, que no he tenido vocación de heroína nunca, que he admirado y admiro con devoción a mis amigas que se han pasado años cambiando a sus pobres y ancianos madres y padres pañales llenos de heces y vergüenza, preparando comidas que se quedan en el plato, obviando la fortuna de los hombres que, sólo por haber nacido varones, pueden mirar a otro lado y dedicarse a cualquier otro menester, bien lejos, me siento ruín y egoísta aunque llevo mejor de lo que esperaba mi nuevo rol de mamá de niña grande.
Admiro a todas las generaciones de mujeres que han tenido que apencar durante años, sin ningún reconocimiento por parte de familias, sociedad, instituciones, hombres ni nada de nada con su rol de cuidadoras, un trabajo duro, valiente y generoso. Como sólo pueden hacerlo las madres.
Por eso yo no me alegro de tener una hija. No me alegro de que tenga que tocarle ser la obligada esclava de mis miserias. De lo que sí me alegro es de tener el hijo y la hija que tengo pero, lamentablemente, seguramente mi hijo y yo también sentiremos pudor cuando yo sea un juguete roto.
Ojalá no dure yo tanto tiempo....
5 comentarios:
Hola Ninfa.
Yo no creo en los roles por el tema de nacer hombre o mujer, y mas si es en la parte de cuidar de nuestros padres.
Si es cierto lo que dices, que en esta sociedad, la mayor carga de la familia, hogar recae sobre vosotras, pero espero, y yo deseo que no sea así en mi caso.
Yo vi y sigo viendo, cuidar a mis padres de sus madres, y para mi fue/es un orgullo ver como ambos la trataron y la tratan (antes, la madre de mi padre y ahora la de mi madre). Dieron y dan mucho de su tiempo, de su cariño y también de su salud por que ellas pq estén bien.
Un beso muy fuerte Nifa, para ti y para tu madre, espero que en la medida de lo posible estéis bien las dos.
Como decia la abuela de mi ex, que en paz descanse, mas vale tener una hija puta que un hijo sacerdote.
Hay verdades en sentido único, todas desfavorables para la mujer,lamentablemente.
Talmente, chicos, talmente...
Mi madre y mi abuela dicen lo mismo....ojalá no vivamos tanto...
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