jueves, enero 27, 2011

Reformas y peligros

Tengo la casa en reformas estos días. Me refiero, principalmente, a la interior pero no sólamente. El exterior es,después de todo, un reflejo de lo que se queda dentro.

He comenzado por el cuerpo y la mente. A mi cuerpo le doy caña en el gimnasio y descanso a mi mente. Me siento y me sienta bien, aún a pesar de ver alguna cara conocida (con lo ogra que soy en estos ambientes...). Es lo que tienen las pequeñas ciudades... Quieras o no, te acabas tropezando con todo el mundo.

Con mi mente hago trabajos para limpiar las heridas del pasado más remoto, que han marcado mi vida y que, lamentablemente, hasta hace poco la seguían marcando. Confío en haber cerrado un ciclo y haber descubierto una nueva puerta abierta hacia mi inconsciente, tan consciente él, al contrario que yo, de todo lo que me ocurre.

He conocido un nuevo mundo de actividades, talleres y grupos constructivos que, espero, me ayuden a sentirme libre, mejor y sana a todos los efectos.

Es curioso ver cómo tu mundo interno afecta al externo. Por ejemplo, mi última pareja me dijo un día (tal vez buscando motivos para no encajar o dejarlo o lo que fuese, que nunca me lo ha dejado claro) que mi casa era una "leonera". Me dolió muchísimo, mi casa no está sucia, desde luego y no es ningua leonera pero en ella vivimos, todos los días, tres personas, dos de ellas niños. En cualquier caso, lo que más me dolía es que eso fuese un posible motivo para no querer estar a mi lado, aunque luego se desdijese.

Sin embargo, no estaba del todo equivocado. Aún cuando la casa estaba limpia, entre trabajar en dos cosas y esmerarme en estar divina de la muerte cuando él venía a casa, dedicarle toda mi atención y que se sintiese como un rey, me preocupaba menos de los armarios y de recolocarlo todo que de adorarle que es lo que, básicamente, hacía. Supongo que para muchos hombres eso sería más importante pero, bueno, para eso habrá que corresponder del mismo modo y, por desgracia para mí, no estábamos al mismo nivel de sentimiento. Por mucho que me duela admitirlo, no me quiere, no me queria y eso es todo.

En cualquier caso, cuando rompimos volví en mi, en cierto sentido. Sufrí horrores, claro, pero tenía que hacerlo en silencio, sin que los niños se diesen cuenta, sin que él mismo lo notase. Pero opté por mejorar mi vida, asi que eché al vegetal que hacía la limpieza los lunes (del todo punto inapreciable) y contraté a una chica brasileña que es maravillosa. Ahora que ya no viene nadie, mis armarios están pulcramete ordenados (yo no destruyo, por norma, lo que los demás construyen), con toda la ropita planchada y con "casi" todas las migas de madre e hijos exterminadas. Llego a casa cansada pero se parece a la que tuve antaño, cuando estaba casada, con todas las toallas a juego, una habitación enorme y perfectamente limpia y cuidada, armarios en el baño para tener todos mis potingues en orden, etc, etc. Mi casa era mi tesoro y mi refugio y tengo buen gusto para decorar. Apenas queda nada de eso, entre mudanzas, cosas que no caben y otras que ya no encajan ni con el lugar ni con la persona que soy en la actualidad.

Pero, vamos, que tenía algo de razón aunque claro está que es fácil criticar y no ponerse en el lugar de los demás, cuando se tira del trabajo, una casa y dos niños todo junto y en soledad. Es una pena que no pueda comprobar que, con algo de ayuda, mi casita puede estar como los chorros del oro. Tristemente para mí, ya tiene otra casa y no estoy en su corazón. Eso sí, siendo positivos, me ha dado motivos para buscar una ayuda real y soñar con, algún día, tener un hogar totalmente nuevo y decorado de otro modo. Sólo es un sueño, claro, pero de esa materia se compone la vida.

Retirada me hallo, momentáneamente, del terreno sexual. He pasado demasiado tiempo haciendo el amor como para ponerme a follar ahora. He hecho un par de intentos, uno muy pobre (es curiosa la diferencia de percepción: él no hace otra cosa que llamarme y para mí fue un medio polvo, con lo cual, no pienso repetir aunque el muchacho tenga 34 espléndidos añitos). El otro, todo lo contrario, muy guapo, joven también y espectacularmente salvaje, como a mí me va pero, todo lo que tiene de vehemente y de fuerte química conmigo en la cama, lo tiene de taimado y hasta apático fuera. Un soso, vamos.

Y se me han quitado las ganas. En algún momento tendrá que llegar un hombre auténtico que me sepa apreciar. Estoy llena de defectos pero está claro que cuanto mejor me he portado con una pareja, más cruel ha sido conmigo. No busco, no me preocupa.Por el momento, trato de curar mis heridas más recientes. No es fácil, estoy rodeada de cosas que abren la llaga una y otra vez... Sin embargo, no hay opción, no tengo mucha fe en que el tiempo lo cure todo pero... me toca intentar creérmelo.

Paso a paso... Sigo creyendo que lo mejor está por llegar, así que, como siempre, a la vida le pido, una vez más otra oportunidad...

A pesar del Peligro.

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