sábado, julio 24, 2010

Ilusión terapéutica

¡Andaaa, el tiempo que hace que no cumplo con mis deberes blogueriless...!
Lo cierto es que no han faltado temas, ni ganas, ni pensamientos que plasmar pero, como todo en la vida, esto es también un hábito y cada vez me acerco menos a mi destartalado ordenador, para bien y para mal.

Todas las ocurrencias que he tenido en este último mes se me han quedado desfasadas, como lo bien que me ha sentado escuchar a la gente gritar con orgullo, para variar, "!Soy español!" sin que ningún facha del otro lado te llame facha. Somos el único país que se avergüenza de su bandera como si la hubiese inventado Franco. Me parece el colmo de la ignorancia y un error en un pueblo con tan histórica tendencia a la divisón como el nuestro.

Somos muchos los que estamos orgullosos de ser españoles todo el año, que no nos sentimos caducos por ello y que no vivimos el menor conflicto con nuestra identidad como pueblo, en este caso gallego, que somos. Me encantó ver a una chica con una bandera en la calle en el País Vasco diciendo que estaba feliz de poder sacar una bandera sin miedo y proclamar que era española sin exponerse a la furia opresora de los jarrachos. Me encantó y me entristeció porque hoy no podrá salir con la bandera, no sea que la maten.

Entiendo y disfruto de la ilusión de la gente. Son malos tiempos, nos hace falta ilusión, de donde provenga es lo menos importante. Ella nos hace más bellos, más jóvenes y más fuertes. Y el que lo critique es, simplemente, un gilipollas.

Ni he entrado en esos días a ver críticas de envidiosos. Paso. Cuando algo transmite buenas vibraciones hay que absorberlo, es bueno para la salud.

Yo he disfrutado con mis hijos (especialmente el niño) de cada minuto de tensión y su fe ciega en nuestra selección. No sabía él que, por lo general, todo se quedaba en agua de borrajas y se lo advertí. Luego, felizmnte, con sus ocho añitos me ha restregado que él sí sabía que íbamos a ganar. Es estupendo tener esa certeza. Como yo le he dicho, él has dido quien le ha traído suerte a la selección española.

Yo necesito recuperar un poco la fe en el género humano y en mí misma. Tengo la ilusión un poco truncada aún cuando lucho por mantenerla viva. Probablemente es culpa mía por no creer sin ver, por no apostar sin miedo, por no otear el futuro con los ojos transparentes de los niños.

El miedo me hace vulnerable y me rebelo contra ello. Algunas partes de mi alme me duelen pero procuro volver la mirada a la ilusión y a la esperanza de un gol vital que me recoloque en donde sé que está mi lugar. Creo que lo merezco y que es posible.

Porque yo lo valgo.

sábado, julio 03, 2010

Despertar

Hay días en que uno se levanta (o se acuesta) dándose cuenta de que no sólo es prescindible -que eso ya se sabe- sino que puede llegar a estorbar.

Hay días en que recuerdas que darlo todo es un grave error. Lo que para ti es la mejor manera de entregarse es, para los demás, la pérdida del misterio y la emoción, un tiempo para dedicar a otras batallas.

Hay días en que descubres cuál es tu sitio -siempre más pequeño del que pensabas y/o deseabas- y asumes que cuando no eres una sonrisa permanente pierdes todo tu atractivo. Que para los demás todo está bien si sigues su ritmo, si asientes con la cabeza y estás siempre a la espera de los tiempos muertos ajenos.

Hay días en que te levantas y te duele todo, de dentro afuera.

Hay días que entiendes que estás sola física y emocionalmente.

Hay días en los que, simplemente, te despiertas.

Y preferirías seguir soñando.